Madrid (edición actualizada)

Antonio Gómez Rufo

Fragmento

Nota previa del autor

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Madrid es una novela.

Los hechos que aquí se cuentan configuran el relato de Madrid, una ciudad que tiene un extraordinario, y generalmente poco conocido, relato literario.

Cosa distinta es que, por necesidades de la ficción narrativa, se hayan ajustado o alterado algunos hechos, obligados por las exigencias del relato expuesto, además de que algunos de los personajes protagonistas no sean reales, ni hayan existido, siendo tan solo protagonistas ficticios que dan lugar a las tramas y genealogías con las que se vertebra la narración que se ofrece al lector.

Se trata de tres sagas familiares, los Vázquez, los Posada y los Tarazona que, sucediéndose durante casi cuatrocientos años, son espectadores o protagonistas novelescos de los sucesos, incertidumbres y acontecimientos que constituyen, en definitiva, un fiel relato de ese Madrid que es el verdadero personaje principal, real, de la novela.

¿Cuáles son los orígenes de Madrid? ¿Por qué se llama «gatos» a los madrileños? ¿De dónde surgió el insulto de gilipollas, genuinamente madrileño? ¿Por qué se murió de pena Ventura Rodríguez? ¿Quién perdió los restos de Lope de Vega, Cervantes y tantos otros? ¿Y qué pasó con los de Goya? ¿Quién y para qué se construyó el Retiro? ¿Se conoció al autor del incendio del viejo Real Alcázar? ¿Quién fue el primer alcalde de Madrid elegido por los vecinos? ¿Cuál es la razón por la que nunca se miran los leones de La Cibeles? ¿Por qué se toman las doce uvas de Nochevieja ante el reloj de la Puerta del Sol? ¿En dónde estaba el quinto pino? ¿Fue Madrid un instrumento de poder de los sucesivos reyes de España?

Estas y otras muchas preguntas irán respondiéndose en el transcurso de estas páginas. Porque Madrid no es solo un paisaje, sino un personaje literario con componentes épicos y con multitud de costumbres tradicionales acunadas por miles de manos llegadas de todos los puntos de la geografía española, y aún de más allá. Por eso, siendo de todos, Madrid nunca fue de nadie. De ahí su grandeza y su sencillez, su orgullo y su humildad, su paciencia y su carácter revolucionario y de resistencia ante cualquier imposición que rebasara los límites de su paciencia. Siendo cosmopolita, abierta y acogedora, también fue altiva y gozó siempre de una generosidad no siempre comprendida, así como de una dignidad que nunca permitió que se la arrebatasen.

Con todos estos mimbres Madrid se construyó una nave con la que atravesó los océanos del tiempo. Y ahora lo que el lector tiene en sus manos es un relato, una novela que se salpica de acontecimientos ficticios fácilmente identificables, aunque el resto de cuanto se narra es verídico, histórico.

Por ello, esta es la vida de Madrid, en realidad. Su travesía. Su relato. Su historia.

Aunque a veces, por increíble, sorprendente o maravillosa, no lo parezca.

Prefacio

Prefacio

Desde la promulgación de la Carta de Población del Vicus Sancti Martini, concedida por Alfonso VII el 14 de julio de 1126, Madrid tiene la consideración de ciudad. En dicha carta real se especificaba que la nueva villa se constituía en un ente dependiente administrativamente del abad de Santo Domingo de Silos y del prior de San Martín, de Madrid:

[...] populetis vicum Sancti Martini de Maidrit, secundum forum Burgi Sancti D(omi) nici vel Sancti Facundi [...]

Dicha carta fue la confirmación de una concesión anterior otorgada por el rey Alfonso VI, tras la conquista de Toledo, en el año 1085. El documento real ordenaba que quienes se estableciesen en la nueva ciudad se considerarían vasallos del abad y del prior, sin poder construir, derribar, vender o enajenar edificio alguno sin el permiso de ambos regidores. Se trató, en definitiva, de un acto jurídico fundacional que permitía poblar el arrabal de San Martín conforme a los dictados del Fuero de Sahagún.

La fundación del núcleo urbano de Madrid, no obstante, es muy anterior. Se debe al emir de Córdoba Muhammad I, de la dinastía de los Omeya, que erigió su Alcázar en torno al año 850 de nuestra era (852 según unas fuentes, 856 según otras).

Quizás ahí se encuentre el verdadero origen de Madrid.

O tal vez no; acaso habría que acudir a diversas leyendas existentes y remontarse varios miles de años atrás para conocer el verdadero inicio de su viaje a través de la Historia.

Quién sabe.

1. La ciudad de los hombres sin patria

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La ciudad de los hombres sin patria

Junio de 1565

El anciano fue tambaleándose a abrir la puerta de la muralla orientada al este mientras el cielo empezaba a teñirse de unas luces blancas que anunciaban un día que, otra vez, nacía despejado y que antes del mediodía haría calor, como lo venía haciendo desde principios de mayo. El viejo resopló hastiado, como si de esa manera se anticipara a lo que iba a suceder.

La puerta se dejó mecer y doblar sin un quejido de goznes. Abierta, ya no era visible el dibujo de un sol que algún pintor había plasmado en una de sus hojas muchos años atrás, perfiles que apenas se veían ahora por lo descolorido de sus aceites amarillentos corridos por lustros de lluvias, vientos y nevadas efímeras. Pero aquel pintor, muerto prematuramente, nunca llegó a saber que gracias a aquel sol dibujado, a aquella obra pictórica, el pueblo de Madrid denominaba desde entonces a aquella entrada como la Puerta del Sol. Y, aunque lo hubiera llegado a saber, sus colegas artistas no hubieran consentido el agravio y una conspiración de envidias se habría conjurado para asegurar que la denominación popular de «Puerta del Sol» respondía

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