Índice
Cubierta
El guardián de los niños
Primera parte RUTINAS
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
LINCE
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
LINCE
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
LINCE
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
LINCE
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
LINCE
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
LINCE
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
LINCE
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
LINCE
Capítulo 25
Capítulo 26
BANGEN
LINCE
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
BANGEN
Capítulo 30
LINCE
Capítulo 31
Capítulo 32
Segunda parte RITUALES
LINCE
Capítulo 33
BANGEN
Capítulo 34
Capítulo 35
BANGEN
LINCE
Capítulo 36
Capítulo 37
BANGEN
Capítulo 38
LINCE
Capítulo 39
Capítulo 40
LINCE
Capítulo 41
BANGEN
LINCE
Capítulo 42
Capítulo 43
BANGEN
LINCE
Capítulo 44
BANGEN
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
BANGEN
Capítulo 49
Capítulo 50
BANGEN
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Biografía
Créditos
Acerca de Random House Mondadori
Para Klara
Gracias a Kajsa Asklöf, Roger Barrett, Katarina Ehnmark Lundquist, Ann Heberlein, Rikard Hedlund, Kari Jacobsen, Cherstin Juhlin, Anders Parsmo, Ann Rule, Åsa Selling y Bengt Witte: todos ellos me ayudaron directa o indirectamente con esta novela.
Querido Ivan:
¿Se puede escribir una carta de amor a alguien a quien nunca se ha visto? Yo al menos voy a intentarlo. Solo te conozco por las fotografías de los periódicos, publicadas debajo de horribles titulares. Esas fotografías en blanco y negro que muestran a «Ivan Rössel, el loco asesino de niños» o como fuera que te llamaran.
Las fotografías son duras e injustas y, sin embargo, las he mirado detenidamente. Hay algo en tu mirada, tan tranquila, inteligente y penetrante. Parece que vieras el mundo tal como es, y como si me atravesaras con ella. Me gustaría que también pudieras verme de verdad. Me gustaría tanto encontrarme contigo.
La soledad es una cosa terrible, y por desgracia yo la he sufrido durante muchos años. Supongo que en tu habitación cerrada tras los muros del hospital tú también has debido de sentirte solo a veces. En el silencio de la noche, cuando nadie más en el mundo está despierto… Es tan fácil dejarse arrastrar por la soledad para acabar ahogado en ella.
Te envío una fotografía mía; fue tomada un caluroso y soleado día de verano. Como puedes ver tengo el pelo rubio y me gusta vestir de negro. Espero que te haga tanta ilusión como la que me hizo a mí al ver la tuya.
Por ahora voy a dejarlo aquí pero me gustaría escribirte de nuevo. Espero que esta carta te llegue al otro lado del muro. Y espero que, de alguna manera, tengas la posibilidad de responder.
¿Puedo hacer algo por ti?
Haría cualquier cosa, Ivan.
Cualquier cosa.
PRIMERA PARTE
RUTINAS
Si todos comenzamos en el mismo lugar, ¿cómo es posible que la mayoría salga adelante sin dificultades y otros se pierdan por el camino?
JOHN BARTH, Perdido en la casa encantada
1
Jan lee a través de la ventanilla del taxi: «¡PRECAUCIÓN, NIÑOS JUGANDO!». El texto de la señal de plástico es azul, y en la parte inferior se puede leer un ruego: «CONDUZCA DESPACIO».
–¡Malditos niños! –exclama el taxista.
Jan sale despedido hacia delante. Al doblar la esquina, el taxi ha tenido que frenar en seco ante un triciclo.
Un niño lo ha dejado abandonado casi en medio de la calzada.
La calle se encuentra en una urbanización de la ciudad de Valla. Jan ve pequeñas cercas de madera delante de las casas blancas de ladrillo y, a continuación, la señal de advertencia.
«¡Precaución, niños jugando!» A pesar del triciclo, las calles están desie