El guardián de los niños

Johan Theorin

Fragmento

Índice

Índice

Cubierta

El guardián de los niños

Primera parte RUTINAS

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

LINCE

Capítulo 4

Capítulo 5

Capítulo 6

LINCE

Capítulo 7

Capítulo 8

Capítulo 9

LINCE

Capítulo 10

Capítulo 11

Capítulo 12

LINCE

Capítulo 13

Capítulo 14

Capítulo 15

LINCE

Capítulo 16

Capítulo 17

Capítulo 18

LINCE

Capítulo 19

Capítulo 20

Capítulo 21

LINCE

Capítulo 22

Capítulo 23

Capítulo 24

LINCE

Capítulo 25

Capítulo 26

BANGEN

LINCE

Capítulo 27

Capítulo 28

Capítulo 29

BANGEN

Capítulo 30

LINCE

Capítulo 31

Capítulo 32

Segunda parte RITUALES

LINCE

Capítulo 33

BANGEN

Capítulo 34

Capítulo 35

BANGEN

LINCE

Capítulo 36

Capítulo 37

BANGEN

Capítulo 38

LINCE

Capítulo 39

Capítulo 40

LINCE

Capítulo 41

BANGEN

LINCE

Capítulo 42

Capítulo 43

BANGEN

LINCE

Capítulo 44

BANGEN

Capítulo 45

Capítulo 46

Capítulo 47

Capítulo 48

BANGEN

Capítulo 49

Capítulo 50

BANGEN

Capítulo 51

Capítulo 52

Capítulo 53

Capítulo 54

Capítulo 55

Capítulo 56

Biografía

Créditos

Acerca de Random House Mondadori

Para Klara

Gracias a Kajsa Asklöf, Roger Barrett, Katarina Ehnmark Lundquist, Ann Heberlein, Rikard Hedlund, Kari Jacobsen, Cherstin Juhlin, Anders Parsmo, Ann Rule, Åsa Selling y Bengt Witte: todos ellos me ayudaron directa o indirectamente con esta novela.

El guardián de los niños

Querido Ivan:

¿Se puede escribir una carta de amor a alguien a quien nunca se ha visto? Yo al menos voy a intentarlo. Solo te conozco por las fotografías de los periódicos, publicadas debajo de horribles titulares. Esas fotografías en blanco y negro que muestran a «Ivan Rössel, el loco asesino de niños» o como fuera que te llamaran.

Las fotografías son duras e injustas y, sin embargo, las he mirado detenidamente. Hay algo en tu mirada, tan tranquila, inteligente y penetrante. Parece que vieras el mundo tal como es, y como si me atravesaras con ella. Me gustaría que también pudieras verme de verdad. Me gustaría tanto encontrarme contigo.

La soledad es una cosa terrible, y por desgracia yo la he sufrido durante muchos años. Supongo que en tu habitación cerrada tras los muros del hospital tú también has debido de sentirte solo a veces. En el silencio de la noche, cuando nadie más en el mundo está despierto… Es tan fácil dejarse arrastrar por la soledad para acabar ahogado en ella.

Te envío una fotografía mía; fue tomada un caluroso y soleado día de verano. Como puedes ver tengo el pelo rubio y me gusta vestir de negro. Espero que te haga tanta ilusión como la que me hizo a mí al ver la tuya.

Por ahora voy a dejarlo aquí pero me gustaría escribirte de nuevo. Espero que esta carta te llegue al otro lado del muro. Y espero que, de alguna manera, tengas la posibilidad de responder.

¿Puedo hacer algo por ti?

Haría cualquier cosa, Ivan.

Cualquier cosa.

Primera parte RUTINAS

PRIMERA PARTE

RUTINAS

Si todos comenzamos en el mismo lugar, ¿cómo es posible que la mayoría salga adelante sin dificultades y otros se pierdan por el camino?

JOHN BARTH, Perdido en la casa encantada

1

1

Jan lee a través de la ventanilla del taxi: «¡PRECAUCIÓN, NIÑOS JUGANDO!». El texto de la señal de plástico es azul, y en la parte inferior se puede leer un ruego: «CONDUZCA DESPACIO».

–¡Malditos niños! –exclama el taxista.

Jan sale despedido hacia delante. Al doblar la esquina, el taxi ha tenido que frenar en seco ante un triciclo.

Un niño lo ha dejado abandonado casi en medio de la calzada.

La calle se encuentra en una urbanización de la ciudad de Valla. Jan ve pequeñas cercas de madera delante de las casas blancas de ladrillo y, a continuación, la señal de advertencia.

«¡Precaución, niños jugando!» A pesar del triciclo, las calles están desie

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos