Somos píxeles

Lucía G. Sobrado

Fragmento

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Prólogo

Cuando Dhria se planta sobre el acantilado que da a la fortaleza de la región de Atellier, en el mismísimo corazón de Atron, las yemas de los dedos le cosquillean con la excitación de la batalla inminente, con el nerviosismo de lo que realmente implica lo que está a punto de suceder. La construcción asciende imponente, con sus cinco torreones y la aguja del pabellón central que se alza tan alta que no alcanza a verla del todo. Alrededor no hay nada, tan solo una vasta llanura verde, plagada de distintas flores y vegetación, y de monstruos salvajes, agresivos y mansos que pueblan las inmediaciones de la fortaleza. Como siempre, en esta región predominan los verdes en sus distintas tonalidades, con la mancha marrón de la construcción en el centro, sobre una pequeña colina.

Sus camaradas, sus compañeros de gremio y de alianza, van llegando poco a poco, con mayor afluencia según se acerca la hora señalada. Kinan aparece detrás de ella, justo en el punto de teletransportación, y tarda unos segundos en moverse. Kinan es su segundo al mando y siempre está preparado para cualquier evento importante, listo para el combate, para dar lo mejor de sí con cada habilidad de la que dispone; con la bolsa del inventario llena hasta los topes de brebajes, pócimas y demás consumibles que pueda necesitar durante la batalla.

No intercambian ninguna palabra, el bárbaro de cabellos castaños y cicatriz en el pecho descubierto tan solo se acerca a la arquera y líder de su gremio y contempla la estampa que se extiende frente a ellos: el ejército formándose bajo sus pies. La ventana del chat se empieza a llenar de mensajes de gente organizando los grupos de combate hasta formar la alianza.

Dhria saca su arco, que refulge con un destello eléctrico que simboliza que su arma es de rango máximo y de rareza épica, y da la vuelta para descender del precipicio, directa a encabezar la línea de batalla.

Todos están igual de emocionados que ella con la idea de, por fin, arrebatarle la fortaleza más grande de todo Atron a los franceses, quienes se han aliado con otros gremios para defender la construcción palaciega que dota a sus orgullosos dueños de mejoras en distintos aspectos: mayores ganancias en las incursiones contra jefes finales, prioridad en la elección de botines, mejoras en las armas y equipamiento, y aumento de los atributos de ataque y defensa. Un sinfín de beneficios que hacen que cualquiera disfrute de la experiencia Atron con mayores lujos. Y Dhria está ahí, en primera fila, dispuesta a quitárselo a los galos.

Tal y como acordaron con la alianza brasileña, todos los grupos están compuestos por un tanque, un encantador, un clérigo y tres clases que hagan daño por segundo, quienes se encargarán de sobrellevar el mayor peso de la contienda. Ella y Kinan pertenecen a este último grupo, acompañados de un enano de barbas largas con un atuendo ridículo que no deja nada a la imaginación y que no hace más que bailar y reír, bailar y reír. «Maldito Jhinko…», murmura para sus adentros.

KINAN: Estás preparada?

El mensaje tan solo le llega a ella, remarcado en el cuadro de texto en color rosa para identificarlo como un susurro.

DHRIA: Cuanto más lo piense, menos preparada voy a estar.

Se juegan no solo la reputación de su propio gremio, que tantos años le ha costado construir y moldear hasta ser el mejor de habla hispana de todo Atron, sino que los brasileños también pueden perder mucho. Si no ganan este asedio contra los franceses, tendrán que soportar sus burlas mínimo durante tres meses, hasta que vuelva a estar disponible la misión de conquista.

El chat de la alianza está a rebosar con interacciones de todos los participantes, tan charlatanes que casi no le da tiempo a leer todos los mensajes. Se centra en los comentarios de su propio grupo de compañeros, los más veteranos del gremio, los primeros en unirse a ella con la creación del Gremio de Sombras.

JHINKO: Preparaos para sufrir, gabachos.

NIIKASHA: El que muera primero, invita al resto en la taberna.

XIKOWAPO32: Por favor, no dejéis que lleguen hasta nosotros. Proteged a los clérigos.

JHINKO: Eres un cobarde, Xiko.

LARUBIA: Encantamientos listos. En cuanto lo ordenes, los activo.

A las ocho en punto del cuatro de octubre de 2025, Dhria da la orden. Los encantadores empiezan a rodearse de distintos círculos de colores que los dotan de unos buffs[1] que les confieren mayor resistencia, vida y daño de ataque. Es en ese momento cuando habla con el NPC[2] de barbas blancas para activar la misión que les abrirá paso a uno de los mayores asedios de fortaleza que se han dado en los últimos años en Atron. Primero tendrán que enfrentarse a una cantidad ingente de mobs[3], en cada fase más duros y resistentes, que hacen las veces de avanzadilla para debilitarlos de cara al combate con otros jugadores.

A medida que se acercan, matando a los enemigos sin mayores dificultades, los torreones de la fortaleza se van llenando de jugadores franceses, que se asoman desde la seguridad de la construcción para contemplar cómo se desarrolla el combate. La alianza hispanobrasileña avanza tal y como habían previsto, implacable, incansable, succionando puntos de vida de sus enemigos, unos tras otros.

Dhria mantiene en todo momento contacto visual con Kinan, especializado en espadón a dos manos. Él, junto con Trixxxie, el tanque de su grupo, van rompiendo filas, acercándose cada vez más a los portones de la fortaleza. Ahí tendrán que pegarle a la madera para destruirla, mientras los clérigos y los encantadores los estarán cubriendo de los ataques que les lloverán en forma de flechas, bolas de fuego e invocaciones mágicas desde lo alto de las torres.

Los escudos los rodean antes incluso de que terminen de acercarse a las imponentes puertas de la fortaleza de Atellier. Dhria dispara sin cesar, Kinan gasta el filo de su espadón contra la madera vieja, Trixxxie protege al clérigo, XikoWapo, con su escudo. Y Jhinko simplemente es Jhinko, soltando bolas de fuego, hielo y rayo a diestro y siniestro, con la macro[4] configurada para poder tener las manos libres para llenarles el chat con mensajes de ánimo.

JHINKO: Esto está hecho, hijos de puta, JAJAJAJA.

JHINKO: Putos gabachos!!!

JHINKO: No queda nada!! Ya va a caer!! Seguid así, mamones!!

Dhria aún no tiene del todo claro cómo Jhinko, ese mago malhablado y temerario, pasó a convertirse en uno de sus mejores amigos dentro de Atron. Kinan se queda quieto un instante, mientras se consume el tiempo de recarga de sus habilidades.

KINAN: Listos para cubrir a los grupos 1, 2, 3 y 4.

El inglés de Kinan es perfecto, como siempre, y aprovecha un momento de pausa para informar al resto de grupos que conforman la alianza hispanobrasileña de cuál es el siguiente paso en el asedio. Una vez se abran las puertas de la fortaleza, van completamente a ciegas. Solo saben qué hay al otro lado los que en algún momento han tenido la construcción en su poder. Saben que tienen que ir arrasando sala por sala hasta llegar al trono, donde Dhria, como líder de la alianza, tendrá que sentarse para reclamarlo como suyo.

Con algo de nerviosismo, la arquera saca y guarda su arco varias veces, para c

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