Título original: Die Wanderhure
Traducción: Alejandra Obermeier
1.ª edición: mayo 2012
© Iny Lorentz, 2004
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© Droemersche Verlagsanstalt Th. Knaur Nachf. GmbH & Co.KG, Múnich, 2004
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© Ediciones B, S. A., 2012
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Depósito Legal: B.15619-2012
ISBN DIGITAL: 978-84-9019-110-1
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Iny Lorentz es el seudónimo del matrimonio alemán compuesto por Ingrid Klocke y Elmar Lorentz, que ha alcanzado renombre mundial por sus novelas de corte histórico.
Juntos han escrito numerosas obras, entre ellas su primera novela histórica, La castrada (2003), a la que siguieron El traficante de oro y La ramera errante, que en 2004 los catapultó al éxito. Un año después aparecieron La dama del castillo (continuación de La ramera errante) y La tártara, seguidas de El legado de la ramera errante (2006) y La hija de la ramera (2008).
Contenido
Portadilla
Créditos
Cita
Primera parte
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Segunda parte
1
2
3
4
5
6
7
Tercera parte
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Cuarta parte
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
Quinta parte
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
Sexta parte
1
2
3
4
5
6
7
8
Epílogo
Notas
PRIMERA PARTE
EL JUICIO
Constanza,
en el año del Señor de 1410
1
Marie regresó a la cocina de puntillas e intentó volver a su trabajo sin llamar la atención. Se sentía culpable. Pero Wina, el ama de llaves, una mujer pequeña y robusta de rostro honesto aunque severo y trenzas encanecidas, ya había notado su ausencia. Con un gesto de reprobación, Wina le indicó que se acercara. Marie lo hizo y Wina se limitó a ponerle la mano sobre el hombro a la vez que lanzaba un profundo suspiro.
Desde que la esposa de maese Matthis había fallecido tras haber dado a luz, Wina siempre había intentado ser como una madre para la muchacha. No le había resultado nada fácil conservar el término justo entre la paciencia y la severidad, pero hasta el momento siempre había estado satisfecha con la evolución de la joven. Aquella niña curiosa y altanera se había convertido en una doncella obediente y piadosa de la que su padre podía sentirse orgulloso. Sin embargo, desde el día que supo que la habían pedido en matrimonio, se había transformado. En lugar de pasearse por la casa cantando y bailando de alegría, hacía su trabajo con gesto malhumorado y se comportaba como un potrillo al que le ponen las riendas por primera vez.
Otras doncellas se alegraban al enterarse de que un hombre de buena familia había pedido su mano. Pero Marie había reaccionado mal desde el primer momento, como si tuviese miedo de aquel paso tan importante en la vida de toda mujer. Y, sin embargo, no podía haber tenido más suerte. Su futuro esposo era el licenciado Ruppertus Splendidus, hijo de un conde imperial, aunque su madre era una sierva de la gleba. A pesar de su juventu