Cuando un hombre se enamora (Falcon Club 1)

Katharine Ashe

Fragmento

Creditos

Título original: When a Scot Loves a Lady

Traducción: Noelia Sanabria

1.ª edición: enero 2013

© 2012 by Katharine Brophy Dubois

© Ediciones B, S. A., 2012

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

Depósito Legal: B. 31176.2012

ISBN DIGITAL: 978-84-9019-312-9

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Dedicatoria

 

 

 

 

 

Dedicado a Lucia Macro y Kimberly Whalen.

En palabras del hijo predilecto de Escocia,

que tu vida día a día tenga calma.

No lento largo en la acción,

pero sí un allegretto forte dichoso

flujo armonioso,

Una danza strathspey magnífica, animada, atrevida:

Encore! ¡Bravo!

Con mi mayor gratitud.

Contenido

Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

 

Prólogo

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Prólogo

Londres, 1813

Una dama elegante dotada de un elevado nivel intelectual no debería mirar fijamente a un hombre. A los veintidós años, y ya con un gusto y refinamiento exquisitos, no debería sentir la necesidad apremiante de estirar tanto el cuello para ver pasar a un Luis XIV corpulento coqueteando con una Cleopatra pechugona.

Pero una dama como Katherine Savege, de noble familia y con una reputación mancillada, acostumbrada a la censura mordaz de la sociedad, en ocasiones podía permitirse estas pequeñas indiscreciones.

La Reina del Nilo se movió y Kitty obtuvo otra visión de aquella figura masculina plantada en la entrada del salón de baile.

—Mamá, ¿quién es ese hombre? —Su voz suave, apenas un susurro, no contenía ni una sola nota de curiosidad pueril. Era como el raso, se movía como olas que acarician la orilla y cantaba como un ruiseñor. O al menos eso le decían sus pretendientes cuando la halagaban.

En realidad, ya no cantaba como un ruiseñor ni, de hecho, como ninguna otra ave. No desde que un hombre vil le había arrebatado la virtud y desatado su ansia de venganza.

El ansia de venganza y el dulce canto no conviven bien en el alma de una mujer.

En cuanto a los pretendientes, ahora ella se veía obligada a soportar más tentativas y proposiciones que declaraciones sinceras. Pero no tenía a nadie a quien culpar, a excepc

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