Sin enamorarnos (Bolonia 1)

Laimie Scott

Fragmento

Creditos

1.ª edición: abril, 2016

© 2016 by Laimie Scott

© Ediciones B, S. A., 2016

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-423-7

Maquetación ebook: Caurina.com

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

Dedicatoria

 

 

 

 

 

Para todo el equipo de la Selección RNR

Cita

 

 

 

 

 

«El amor y la razón son dos viajeros que nunca moran juntos en el mismo albergue.

Cuando el uno llega, el otro parte»

Sir Walter Scott (1771-1832)

Contenido

Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

Cita

 

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

Agradecimientos

sin_enamorarnos-5.xhtml

1

Melina caminaba por los pasillos de la editorial con una mezcla de escepticismo e intriga después de recibir la llamada de carácter urgente de la editora. Gabriela estaba cabreada con ella dada la forma en la que se había dirigido a ella por el móvil. Le había dejado claro que no admitiría un no por respuesta. Y de no verla allí mismo aquel día, dejaría de ser su amiga. Así que le había faltado tiempo a Melina después de colgar para dirigirse a la editorial. Conocía el motivo del cabreo de Gabi, apelativo cariñoso con el que la llamaba, pero no creía que fuera para tanto. Lo cierto era que tampoco le hacía mucha gracia aquella llamada a consultas. O más bien ninguna, ya que no tenía ganas de tratar ese tema. Había tomado una decisión hacía tiempo y quería que Gabi la respetara y la entendiera. Melina no tenía intenciones de cambiarla… por ahora.

—¿Está la jefa? —preguntó a Silvia, la chica que permanecía fuera del despacho de Gabriela.

—¿Quieres que te anuncie? —le preguntó, descolgando el auricular del teléfono.

—Déjalo. Hay confianza entre nosotras —le aseguró con la mano en el pomo, empujando la puerta.

La primera visión que tuvo Melina fue la de Gabriela sentada en su sillón de cuero negro con los codos apoyados sobre su mesa de madera maciza en tonos caoba. Estaba meditando algo dada la expresión de su rostro. Pero en cuanto fijó su atención en ella, se quedó observándola detenidamente. Melina podría asegurar que si las miradas matasen, ella estaría ahora mismo sobre la alfombra como un cadáver de los que solían aparecer en las películas y novelas policíacas. Por suerte, conocía a Gabriela desde el colegio y sabía que aunque quería mostrarse como una implacable mujer de negocios en el ámbito editorial, no era más que pura fachada. En el fondo era un pedacito de pan. Un algodón de azúcar de las ferias.

Gabriela siguió con su mirada a su amiga Melina tratando de averiguar qué diablos le sucedía. ¿Cómo era posible que su situación le hubiera hecho desaparecer del ámbito literario y social de Bolonia? Se veían más bien poco y siempre era ella quien la tenía que sacar a rastras de casa. Y cuando por fin lo conseguía, M

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos