Amanecer en Oregón (Oregón 2)

Elizabeth Urian

Fragmento

Creditos

1.ª edición: abril, 2017

© 2017 by Elizabeth Urian

© Ediciones B, S. A., 2017

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-714-6

Gracias por comprar este ebook.

Visita www.edicionesb.com para estar informado de novedades, noticias destacadas y próximos lanzamientos.

Síguenos en nuestras redes sociales

       

Maquetación ebook: emicaurina@gmail.com

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

Contenido

Contenido

Portadilla

Créditos

 

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

14

15

16

17

18

19

20

21

Epílogo

Promoción

amanecer_en_oregon-3

1

San Francisco, 1888.

«No es buena idea». «No es buena idea», se repitió.

Sin embargo, Faith Leiner no podía hacer otra cosa, ni aun sin tener una buena explicación preparada si llegaba a ser encontrada en la primera planta.

Se asomó al pasillo y echó un vistazo parcial al vestíbulo de la casa. Atenta, aguzó el oído por si se acercaba alguien. Temía menos a sus patrones que a cualquier miembro del servicio de la familia Gleason, en especial a la señora Bingham —el ama de llaves—, que no dudaría en informar sobre esa transgresión y recomendar echarla a la calle.

Cuando estuvo segura de no ser vista, cogió con fuerza la caja de enseres que llevaba bajo el brazo y cerró la puerta, dirigiéndose con sigilo hacia el vestíbulo.

Lo había decidido mientras limpiaba la plata. La duda y el nerviosismo habían hecho mella en una seguridad que ella consideraba indestructible, pero solo habían hecho falta algunos comentarios maliciosos por parte de sus compañeros y ya vacilaba.

Se maldecía por su debilidad, pero luego recordaba ese último año y se le calentaba el corazón mientras se le formaba una media sonrisa. Todo había valido la pena. Todo. La seguridad, el placer, el amor, la sorpresa…

Por ello, su actual determinación y osadía eran, quizás, producto de la desesperación, pero también del querer saber, de tener una confirmación que mitigara las molestas dudas que ahora resonaban en su estómago en forma de punzadas de aprensión.

Sin nadie a la vista, y con las escaleras despejadas, apresuró el paso y subió deprisa, sin permitirse mirar atrás, llegando al piso de arriba con el corazón acelerado.

En un acto reflejo, se escondió tras un busto que reposaba encima de un largo pie de mármol. En un principio —al poco de llegar ella a la casa— era de madera, pero tras unas vacaciones de la familia a Europa, la señora Gleason convenció a todos de que lo más acertado y elegante era tenerlo sobre uno de mármol. Y así se hizo.

Hasta ahora había tenido suerte, pero todavía debía recorrer el largo pasillo hasta la última habitación del fondo, su destino. Tal vez fuera más fácil acceder a él por las escaleras del servicio, justo al lado, pero también mucho más arriesgado. Al contrario de las que acababa de subir, las que ella solía utilizar a diario estaban mucho más transitadas. Haberlas elegido hubiera supuesto dar unas explicaciones que pretendía evitar. En esa casa —y suponía que en las de los demás también—,

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos