ÍNDICE
Portadilla
Índice
Dedicatoria
De lector a lector: prólogo del editor
Nota del autor
I. Vida y encuentros
El profesor que pudo ser una guitarra
El árbol gris
BSO
Las bibliotecas y las personas que las habitan
La parábola de Páez
II. Muerte y eternidad
Homenaje a los que hablan solos (Absenta)
El tuerto
Un cuento en memoria de Smoke
Fuegos fatuos
Alguien ha entrado
III. La chica de Los Planetas
La chica de Los Planetas
El palacio de la luna
La aceitunera
La primera vez
La tatuada
Viena suena (jodidamente) bien
De cuando era analfabeto
La mujer dragón
La clarinetista
La mujer con cara de yonqui y el mendigo con capa de rey
Nunca nadie
Historia de una cama
En mil pedazos, otra vez
Sus ojos eran niebla
Enero en la playa
La última cena
Madrid-Cariño
Mi enfermedad
El encuentro
Ida y vuelta
Señora de las Alturas
23-F: Golpe de Estado a la chica de Los planetas
Epílogo
En fa sostenido: Conclusiones de la chica de Los Planetas
Índice de canciones
Sobre el autor
Créditos
Para F, por haber poseído mi alma, mi corazón, mi mente y todo mi organismo. Por ser la causa de este libro.
@HoldenCenteno
DE LECTOR A LECTOR:
PRÓLOGO DEL EDITOR
La primera vez que oí hablar de @HoldenCenteno fue gracias a un retuit. Me gustó su álter ego, su manera de definirse y de jugar con las palabras, su gorra roja… Decidí seguirlo, lo busqué y llegué hasta su blog; y descubrí La chica de Los planetas; y lo devoré. Más tarde me di cuenta de que no solo yo me había fijado en él, sino que éramos muchos los que nos habíamos enganchado a esta historia, tal vez porque conectamos con él en el origen, en uno de los gérmenes de todo proceso creativo: el desamor.
Aquel primer retuit sembró en mí un deseo como editor y pensé que las palabras de Holden debían materializarse entre las manos de los cibernautas que habían seguido, como yo, su historia. Y que ese fenómeno literario nacido en Internet se merecía habitar las librerías y no solo ocupar universos intangibles. Y me puse en contacto con Holden. Nos conocimos y conectamos. Me enterneció su historia, su cultura —es el pequeño de varios hermanos lectores— y su candidez. Hablamos de los clásicos y de los posos que queríamos dejar en cada uno de los relatos y empezamos a charlar sobre Cervantes, Galdós, Bécquer o García Márquez, y seguimos con Bukowski, Tolkien, Auster e incluso el propio Salinger. Decidimos mantener el universo que había creado en su blog, hacerlo patente, y coincidimos en la importancia de la música en el relato para que lo intangible de la palabra vivida pudiera conectar con la realidad de la experiencia. Hoy soy consciente de que ese es uno de sus mayores aciertos.
Otro es, sin duda, la facilidad que tiene Centeno de hacer literatura con los elementos de la vida corriente, de hacerlos intensos y únicos, adornándolos con la épica de los sentimientos y la palabra. De este modo vemos que sus fuentes conectan con la última tradición literaria española que encontramos en algunos de los exponentes de la poesía de la experiencia o en los autores de la Generación X (Luis García Montero, Benjamín Prado, Ray Loriga, Lorenzo Silva o Joaquín Sabina) con quienes comparte la ciudad como leit motiv en sus obras, el universo de lo urbano, el cine norteamericano y la música rock. Por otro lado, la cadencia de sus frases bebe de los autores de la que se ha llamado Generación Beat o Generación Perdida: Bukowski, Kerouac, Hemingway o Faulkner. Ellos también están presentes en esta obra. Sin embargo, La chica de los planetas no existiría sin Gustavo Adolfo Bécquer, del que adquiere la sencillez en el tono que han tenido después otros grandes como Cernuda o Gil de Biedma, Quique González o Paul Auster. Puedo decir que hay mucho de todo esto en La chica de los planetas.
En estas páginas se ofrecen las mejores historias de su blog desde 2013. Más de 90.000 visitas y otros tantos seguidores en Twitter avalan el éxito de este proyecto que, como he dicho, surge a partir de una ruptura sentimental, de un chico que no se resigna y que decide un