Dulce prisionera

Kat Martin

Fragmento

Creditos

Título original: Nothing but Velvet

Traducción: Delia Lavedan

1.ª edición: diciembre, 2013

© 2013 by Kat Martin

© Ediciones B, S. A., 2013

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

Depósito Legal: B. 18.610-2013

ISBN DIGITAL: 978-84-9019-700-4

Diseño de cubierta: MRH

Ilustración de portada: © José del Nido

Maquetación ebook: Caurina.com

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

Dedicatoria

 

 

 

 

 

A mi madre, Helen Kelly,

por su amor inclaudicable, su amistad y su apoyo.

Gracias, mamá, eres la mejor.

Contenido

Contenido

Portadilla

Créditos

Dedicatoria

 

1

2

3

4

5

6

7

8

9

10

11

12

13

14

15

16

17

18

19

20

21

22

23

24

25

26

27

28

Epílogo

dulce_prisionera-4.xhtml

1

Inglaterra, 1752

—¡Te lo prohíbo! ¿Me oyes?

El rostro del duque de Carlyle se tiñó de distintos tonos de rojo bajo la espesa melena de cabellos blancos.

—Tú eres un Sinclair —dijo el duque con la mirada clavada en su apuesto y desafiante hijo—. Eres un conde, un par del reino, y el heredero del duque de Carlyle. ¡No permitiré que continúes tu sórdida relación con esa ramera!

La espalda de Jason se puso rígida. De pie en medio del recargado despacho de paredes revestidas de nogal de Carlyle Hall, la fastuosa finca rural del duque, Jason apretó las mandíbulas para impedir que saliera la furia que estaba acumulando en su interior, y los músculos de sus anchas espaldas se tensaron.

—¡Por lo que más quieras, padre; ella es la condesa de Brookhurst, no una casquivana moza de taberna!

Él tenía veintiún años, era alto y apuesto, un hombre hecho y derecho, sin embargo su padre lo trataba como si fuera un chiquillo.

—Te lleva ocho años y además es una viuda que se ha acostado con medio mundo. Es obvio que no se detendrá ante nada si se trata de conseguir el título de los Carlyle y la fortuna correspondiente.

Jason cerró los puños.

—No te permito que hables así de Celia. Y además, lo prohíbas o no, trataré a quien me dé la gana.

Sin inmutarse por el golpe de la carnosa mano de su

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos