Somos la leche (edición revisada y actualizada)

Alba Padró

Fragmento

cap-1

PRÓLOGO

Empiezo este prólogo bastante abrumada por la responsabilidad de presentaros el libro de la que considero que es, sin duda, una de las máximas autoridades en lactancia materna de nuestro país. Para mí es un honor que Alba me haya elegido para escribirlo y puedo afirmar que ella ha supuesto, tanto mediante sus artículos como mediante e-mail (¡y whatsapp!), una ayuda fundamental para que la lactancia de mi hijo Bruno haya sido exitosa. Sinceramente, me siento muy feliz al saber que este libro va a contribuir a que muchas madres vivan, como yo estoy viviendo, una lactancia informada, consciente y no influida por consejos pseudocientíficos, tradiciones obsoletas o el famoso, ¡y absurdo!, «a demanda diez minutos en cada pecho cada tres horas».

¿Y qué es eso de una lactancia informada? La verdad es que cuando me quedé embarazada no había pensado mucho en «lo de dar el pecho». Sabía que mi madre me había dado pecho y yo pensaba «intentarlo» cuando llegara el momento, pero poco más. Fue precisamente a raíz de un e-mail de Alba en el que me mencionaba su proyecto LactApp cuando empecé a interesarme por la lactancia materna, pero en serio. Pocos meses antes de dar a luz comencé a leer mucho sobre el tema (¡qué bien me habría venido este libro por aquel entonces!). Leí uno tras otro los artículos de Alba publicados en internet, me compré todos los libros de Carlos González… Aprendí cuáles son las hormonas que regulan la lactancia, qué son el agarre, las crisis de crecimiento, el calostro, qué beneficios tiene la lactancia para la madre y el bebé… De pronto había descubierto la gran importancia que tenía la lactancia materna y quería saberlo todo para estar bien preparada cuando llegara el momento.

Nació Bruno y, pese a que el parto fue complicado y estuvo a punto de acabar en cesárea, mi hijo se enganchó en el paritorio. Verle trepar por mi tripa buscando mi pecho fue una de las experiencias más alucinantes que he vivido. Mi pequeño había nacido y tenía muy claro lo que tenía que hacer… ¡más claro que yo! Y es que los primeros días fueron días de dudas, de dolor de pecho, de preguntas sobre si el agarre sería correcto, de miedo a que no estuviera cogiendo suficiente peso, de leer y releer los artículos de Alba en internet… Aun así, nada más ver la carita de Bruno al terminar de mamar, totalmente «borracho de leche», mi instinto me decía que lo estábamos haciendo bien.

Recuerdo que intercambiaba e-mails con Alba, ella preocupada por lo flaquito que estaba Bruno, yo feliz de poderle contestar que sí, que estaba muy flaquito porque había nacido muy alto, pero que estaba subiendo de peso como un tiro… ¡todo a base de teta!

Gracias a los artículos de Alba comprendí las primeras crisis de crecimiento, y las sobreviví. Más adelante, cuando me tocó separarme de Bruno varias horas por alguna grabación, Alba estuvo a mi lado (¡ay, bendito whatsapp!) tranquilizándome y ofreciéndome las mil soluciones que tan solo su experiencia podía brindarme. Superamos aquellas situaciones y logramos alcanzar los seis meses de lactancia materna exclusiva recomendados por la OMS (y a día de hoy continuamos con la lactancia materna, ya con alimentación complementaria). Pues bien, ahora, gracias a este libro, Alba estará también a vuestro lado en todos esos momentos, y estoy segura de que muchas veces recurriréis a estas páginas en busca de consejos, de respuesta a vuestras dudas o, simplemente, para encontrar una frase tranquilizadora que os recuerde que sí, que lo estáis haciendo bien.

Con franqueza, después de estos meses viviéndolo en mi piel, puedo afirmar que la lactancia es una parte tan maravillosa de la maternidad que merece la pena intentarlo. Son momentos de conexión total con tu bebé, de tranquilidad, de paz, de amor completo… No sé, es algo tan grande que me resulta difícil describirlo. Son muchas las personas que os desanimarán, que os dirán que es muy sacrificado, que os querrán meter miedo con las posibles complicaciones… Y sí, puede que sea sacrificado, pero merece la pena. Yo, personalmente, os animo a por lo menos probarlo, y creo que este libro os resultará de gran ayuda para afrontar la lactancia de manera informada. Luego saldrá o no saldrá, pero lo bueno es que no podréis decir: «Si lo hubiera sabido antes…».

Gracias, Alba, por escribirlo y por dedicar tanto trabajo y tanto esfuerzo a facilitarnos la vida a todas aquellas que optamos por la lactancia materna. Tu labor no solo es valiosa para muchísimas madres, sino también para todos aquellos bebés que crecerán beneficiándose de haber recibido las bondades de la lactancia materna. Gracias.

Alma Obregón

cap-2

LA GRAN AVENTURA

Las organizaciones oficiales que velan por la salud de las madres y sus hijos nos recuerdan que todos los bebés deberían alimentarse de manera exclusiva con leche materna durante los seis primeros meses de vida y, a partir de ese momento, debe complementarse la lactancia con alimentos sólidos hasta tener como mínimo dos años. Después la lactancia materna debería continuar hasta que la madre y el niño quisieran.

Es posible que hayas tenido que releer el parágrafo anterior un par de veces, quizá porque te ha sorprendido, o has pensado que no vas a amamantar tantos meses, o te ha parecido una locura... Tal vez ni te habías planteado que los niños pueden tomar el pecho durante años. No pasa nada, esto nos ha ocurrido a todas. En nuestra sociedad no es habitual ver a niños (no hablo de bebés de pocos meses, sino de niños que ya anden o hablen) mamando y la primera vez esto no suele dejar indiferente.

Hace diecisiete años me convertí en madre y decidí que quería dar el pecho a mi hija. No era una persona decidida, más bien al contrario: basta deciros que me daba vergüenza entrar a comprar en la mayoría de las tiendas. Pero cuando me sentí perdida, cuando pensaba si no estaría matando a mi hija de hambre porque no paraba de llorar, cuando me decían que ya lo había intentado y que la leche artificial era inevitable, me armé de valor, llamé a un teléfono desconocido y encontré la respuesta que necesitaba: lo estás haciendo bien, no pasa nada, solo es una (maldita) crisis de demanda.

Esa llamada me convirtió en quien soy ahora. La maternidad me llevó por unos caminos que no había ni imaginado: primero fui asesora de lactancia, después IBCLC,[1] y la lactancia se convirtió en mi mundo y en mi camino. Así, he podido disfrutar de dos lactancias maravillosas de las que he aprendido mucho de mí misma.

En estos años he tenido la suerte de acompañar a muchas madres en su lactancia, he sido testigo de muchas situaciones y he aprendido de cada madre y cada bebé. Y sé que para las madres es vital disponer de información y apoyo para poder tomar decisiones respecto a su lactancia.

Esta va a ser una gran aventura para los dos, madre e hijo, y las aventuras hay que vivirlas, dejarse sorprender. Es muy probable que cambies de planes, modifiques tu camino y consideres que ya es suficiente y lo dejes. O puede que descubras inesperadamente lo práctic

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