Delgada pero no idiota

Rory Freedman Kim Barnou

Fragmento

delgada-2.xhtml

Índice

Portadilla

Índice

Dedicatoria

Agradecimientos

Introducción

1. Déjalo

2. Hidratos de carbono: la verdad

3. El azúcar es el demonio

4. La dieta de la carne muerta, descompuesta, putrefacta

5. El desastre de los lácteos

6. Eres lo que comes

7. Los mitos y mentiras sobre las proteínas

8. Hacer caca

9. No te fíes: a los organismos gubernamentales tu salud les importa una mierda

10. No seas cobarde

11. ¡A comer!

12. Para tu información

13. Usa la cabeza

Epílogo

Lecturas recomendadas

Notas

Sobre las autoras

Créditos

Grupo Santillana

delgada-2.xhtml

Para Tony Robbins y el Dr. Wayne Dyer, con mucho cariño y agradecimiento. Este libro existe gracias a vuestro trabajo.

Y para todos los que dicen y buscan la verdad, aquellos que han hecho del mundo un lugar mejor y han influido de manera espectacular en nuestras vidas:

Os agradecemos y admiramos todo lo que habéis hecho y seguís haciendo en nombre de lo que es justo.

Namastè

delgada-3.xhtml

AGRADECIMIENTOS

Queremos mostrar nuestro más profundo agradecimiento a Lyssie Lakatos, Tammy Lakatos-Shames, Talia Cohen, Laura Dail, Jennifer Kasius, Maria Taffera Lewis y Greg Jones por hacer de este libro una realidad.

Agradecemos con admiración la brillantez de edición de Nancy Armstrong, en especial, pero también la aguda mirada de Meri Freedman y la doctora Amy Joy Lanou. Gracias de corazón a nuestro equipo de ensueño: Sam Caggiula, Seta Bedrossian, Allison Binder y Scott Palmason, por llevarnos más allá.

Por vuestra amable y paciente ayuda, nuestro sincero agradecimiento a Matt Green, Bruce Friedrich, Holly Sternberg, Mark Gold, Kristina Johnson, Sara Chenoweth, Harold Brown, Ryan Zinn, Michele Simon, Talia Berman, Danielle Simon, Wayne Pacelle, Jay y Wendy Baxter y Shaun Zaken.

Nos sentimos honradas con las generosas aportaciones de C. David Coates, Christine Hoza Farlow, D. C. y Tim VanOrden, y no podemos agradecéroslo lo suficiente.

 

Rory: Kim, mi cómplice, no me puedo imaginar la vida que hubiera llevado si no nos hubiéramos conocido. Gracias por cambiar el curso de mi vida y por iluminarme con tu brillo. Me ganaste desde el primer momento.

Doy gracias con verdadera adoración a Tracy Silverman, que me inició en este camino; a Lauren Silverman, que fue mi inspiración para comprometerme más a fondo; a Jesse Hildebrandt, por permitirme hacerlo, y a mis mágicos amigos, que hicieron el camino a mi lado:

Sue Foley, Todd y Lisa Adamek, Nora Ariffin, Emily Ashba, Dave Feeney, Fara Horowitz, Jill Iacuzzo, Jessica Jonas, Margaret Klinger, Denise Kunisch, Lisa Leder, Chris Lucia, Julie Lundberg, Kerri Meyers, Lori Morgen, Luke Orefice, Michelle Pappas, Andrea Pendas, Brian y MC Permenter, Jackie Poper, Randie Rolantz, Christine Santoro, Kim Snowden, Nora Stein, Louie y Christine Tibolla, Susan Weinberg y todos mis colegas de PR, que son demasiado numerosos para nombrarlos.

A mis abuelas, Florence Freedman y Frances Levine, gracias por vuestras incansables muestras de amor y fe.

Por su entusiasmo sin fin y su apoyo incondicional, doy las gracias a mi hermana, Lesley, y a mi cuñado, Tim Bailey.

Y sobre todo a mis padres, Rick y Meri Freedman, os doy las gracias con el corazón rebosante de agradecimiento por toda una vida de apoyo y amor inquebrantables.

 

Kim: Rory, mi increíble amiga y socia, sin ti nada de esto hubiera pasado. Todos los días le agradezco a Dios habernos conocido y compartir el mismo sueño. Dimos un salto y apareció la red. Gracias por saltar conmigo.

Keesha Whitehurst Frederickson, estoy encantada de que formes parte de mi vida. Gracias por todas las risas y por todo el amor, y por ser tan especial.

A todos mis demás amigos que me honran día a día con su presencia, gracias.

Un millón de gracias a mis maravillosos padres, Richard y Linda Robinson, que creyeron en mí y me animaron en los buenos tiempos y en los momentos difíciles.

A Jeri, Chrissy, Amanda, Melissa, Alex y Elliot: os quiero.

Y por último, pero no menos importante, a mi amor: mi marido, Stephane.

No hay suficientes palabras en ningún idioma para expresar mi amor por ti. Te estoy agradecidísima por tu inagotable paciencia, tu fe constante, tu amor puro y tu eterno apoyo.

Me siento dichosa por viajar en esta vida contigo.

Je T’aime.

delgada-4.xhtml

 

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos