La vitamina de la felicidad (con prólogo de Rafael Santandreu)

Michael F. Holick

Fragmento

cap-1

Prólogo

Hace varios años ya, una expaciente de terapia de pareja me llamó por teléfono y me contó lo siguiente: «Querido Rafael, hace tiempo que no nos vemos pero te tengo que contar algo sorprendente que me ha sucedido. El año pasado empecé a encontrarme cansada y deprimida. Lloraba por cualquier razón, por tonterías que antes ni me afectaban. Pasé así alrededor de ocho meses y, cuando ya estaba a punto de llamarte, acudí al médico. Quiso saber cómo estaba de vitamina D, y la tenía bajísima. Es cierto que no tomo nunca el sol y, además, vivo en Oviedo, donde llueve mucho. El caso es que, tras tomar suplementos durante unos meses, estoy otra vez como nueva. Lo que más me sorprende es cómo estaba a nivel mental. De repente me encontraba increíblemente quebradiza, malhumorada y ansiosa. Y al incrementar los niveles de vitamina D, de la misma forma que vino ese estado, se fue. Es curiosísimo que una única sustancia pueda tener esos efectos».

Tras esa llamada, pasaron por delante de mí muchos casos parecidos: pacientes, amigos y conocidos que habían descubierto que tenían baja la vitamina D y que eso afectaba en su estado de ánimo.

Y, al cabo de un tiempo, llegó a mis manos el fantástico libro de Michael Holick, la máxima autoridad en vitamina D, y acabé de convencerme de la esencial importancia de este tema.

Llevo mucho tiempo dedicado en cuerpo y alma a la salud emocional. He tratado a más de dos mil pacientes con todo tipo de trastornos, desde la depresión hasta la anorexia. Y creo que, junto con mi equipo de psicólogos y psiquiatras, disponemos de herramientas suficientes para curar casi cualquier caso. Pero en esto de la salud mental siempre se puede estar «todavía mejor»: ser más feliz, estar más chispeante, sentirse más pleno, más fuerte, más armónico... Por eso hace ya tiempo que investigo no solo en el ámbito de las ideas sino también en el hardware, en aquellas cosas que dependen de nuestra fisiología para sentirnos genial.

En mis investigaciones he estudiado cientos de artículos científicos, decenas de libros, y si tuviera que hablar de un solo componente que tiene efectos en la salud emocional, mencionaría la vitamina D.

Por supuesto, esta última aseveración hay que leerla con cuidado: existen otros factores, pero si solo dispusiese de veinte minutos para hablar de salud emocional y fisiología humana, hablaría de la vitamina D.

Como aprenderás gracias a este libro, la vitamina D es una vitamina/hormona esencial para la salud (física y emocional) a la que tenemos desatendida.

Es muy posible que alrededor del 50 % de la población española tenga déficit de esta sustancia esencial —¡pese a vivir en un país de sol!— y que, por culpa de ello, sufra un síndrome de problemas musculoesqueléticos, emocionales e inmunológicos que podrían evitarse de una manera fácil.

Debo decir que este libro aporta, además, una lección mucho más amplia: lo natural es lo bueno.

La historia del ser humano es una absurda carrera por mejorar la Naturaleza. Creemos que con nuestra inteligencia podemos superar las fórmulas del universo, pero lo único que hemos hecho es convertir este vergel llamado Tierra en una bolsa de basura enorme, exterminar a buena parte de las especies y ponernos al borde de la destrucción total.

La vitamina de la felicidad nos enseña algo que ya deberíamos saber: el sol es fundamental para la vida, la Naturaleza es infinitamente más sabia que nosotros y respetarla debería ser nuestra filosofía de vida fundamental.

Goza de este maravilloso manual sobre la vitamina D y, sobre todo, aplica los consejos que ofrece. Te aseguro que en pocos meses tu salud global —y mental— te lo agradecerá.

RAFAEL SANTANDREU

cap-2

Prefacio

La vitamina de la felicidad fija un nuevo estándar en la salud y el bienestar que cambiará la medicina tal como la conocemos actualmente. Esta guía indispensable nos ayuda a comprender por qué este compuesto es tan esencial para la salud general y nos enseña cómo aprovecharlo con una prescripción en tres pasos que puede seguir cualquier persona. Desde que identificó la forma activa de la vitamina D hace unos treinta años, mi amigo y colega Michael F. Holick ha liderado la vanguardia de la investigación sobre el tema y ha sido el pionero de estudios fundamentales que han relacionado un gran abanico de trastornos que afectan a doscientos millones de estadounidenses con un solo factor de riesgo común: el déficit de vitamina D. Es la enfermedad más habitual del mundo con consecuencias devastadoras e incluso fatales. Tanto si vivimos en una región del norte, como Nueva Inglaterra, o cerca del sudoeste, donde el sol brilla prácticamente todos los días, es posible que estemos padeciendo un silencioso déficit de vitamina D que socave nuestros esfuerzos para conservar una buena salud.

Al contrario de lo que afirma la sabiduría popular, la vitamina D no solo afecta a la salud ósea. Es un caso aparte del resto de las vitaminas. De hecho, es una hormona que desempeña un papel principal en el metabolismo y en las funciones musculares, cardíacas, inmunológicas y neurológicas, así como en la regulación de la inflamación. Aumentar la cantidad de vitamina D en el cuerpo puede prevenir o ayudar a tratar gran número de dolencias: desde la diabetes hasta los calambres musculares; desde la obesidad hasta la artritis; desde la hipertensión hasta el dolor de espalda; desde las infecciones del tracto respiratorio superior hasta las enfermedades infecciosas; desde la fibromialgia hasta los cánceres de mama, colon, páncreas, próstata y ovarios. Puede proteger el embarazo, ayudar al control del peso, reducir un crecimiento celular anormal y mantener a raya las infecciones y las enfermedades crónicas. ¿Quién no querría todos estos beneficios?

El mensaje de La vitamina de la felicidad es sencillo pero profundo: de la misma forma que necesitamos un poco de grasa y sal para sobrevivir, también necesitamos sol con moderación, pues la exposición al sol es la mejor fuente de vitamina D. Está científicamente demostrado que la luz del sol es necesaria para la supervivencia humana, pero nos han hecho creer que cualquier exposición al sol es dañina. Esta es una afirmación desafortunada y errónea. No existe ninguna prueba científica que indique que una exposición moderada al sol incremente de manera significativa el riesgo de padecer cánceres benignos ni el cáncer de piel más letal: el melanoma. El doctor Holick nos muestra cómo aprovechar de forma segura e inteligente la luz del sol durante ciertos momentos del día y del año para generar y conservar un nivel natural de vitamina D sin que con ello aumente el riesgo de cáncer. Como parte de esta estrategia en tres pasos, también nos explica la función y la importancia del calcio en combinación con la vitamina D, y nos aconseja cuánta vitamina D necesitamos tomar en forma de suplementos para disfrutar de una salud mejor.

A lo largo de este libro, el doctor Holick comparte fascinantes casos prácticos que han definido y configurado su trabajo durante los últimos treinta años, algunos de los cuales ponen

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