Nuevas familias

Dr. R. Sergio Pasqualini
Dr. R. Agustín Pasqualini

Fragmento

INTRODUCCIÓN

El 25 de julio de 1978 un nacimiento cambió el mundo y la vida del matrimonio de Lesley y John Brown: en el hospital Oldham de Manchester, en Inglaterra, nació su hija Louise, la primera bebé de la historia concebida bajo el método de fertilización in vitro. Y eso abrió la posibilidad a que una nueva esperanza apareciera en el horizonte de las parejas con dificultades en la gestación.

Hacía nueve años que Lesley y John estaban buscando tener un hijo. Agrandar la familia como se suele decir. Pero una obstrucción en las trompas de falopio impedía concretar ese deseo. Fue gracias al trabajo y las investigaciones del fisiólogo Robert Edwards, el ginecólogo Patrick Steptoe y la enfermera especialista en embriología Jean Marian Purdy que Lesley y John pudieron abrazar a Louise ese día de julio.

Edwards, Steptoe y Purdy ya habían logrado fertilizar un óvulo por fuera del útero de una mujer en 1969. El procedimiento consistía en tomar un óvulo y fertilizarlo con un espermatozoide en una capsula de Petri, por fuera del cuerpo humano y en un laboratorio. No con pocas resistencias por parte de la comunidad científica, los científicos continuaron trabajando hasta que el 10 de noviembre de 1977 lograron implantar un embrión obtenido “in vitro” en el útero de Lesley. Y así llegó al mundo Louise, la primera bebé “de probeta”.

Hoy, eso que ahora contamos como algo alcanzable, prácticamente cotidiano, en su momento fue revolucionario. Casi de ciencia ficción. Pero era real. Era posible. Y terminaba con el padecimiento de varones y mujeres que no lograban concretar uno de los deseos más grande de una pareja que se ama: ser padres, ver el fruto de ese amor. Formar una familia con hijos.

Este libro se trata de eso: de cómo la ciencia puede cambiar la vida de las personas. De cómo la ciencia, también, acompaña y, a veces, se adapta (y se adelanta) mucho más que las leyes o las convenciones sociales y culturales. Incluso, podríamos decir que también las desafía.

Nuestro objetivo es contar de qué se trata esta idea de nuevas familias. Porque la familia, como toda institución social, se fue transformando, va cambiando conforme lo hacen las sociedades. Y a veces es muy rápido. Ya poco queda, por suerte, de ese modelo tradicional de familia constituida por madre, padre e hijos. Hoy las posibilidades (y las realidades) de conformar una familia son tantas como personas hay en el mundo con el deseo de conformar una.

Porque en verdad este libro se trata de un deseo. Uno solo. Y vital. Es lo que nosotros llamamos deseo procreacional, que es la base, el primer paso, el primer ladrillo, que es indispensable para ser mamás y/o papás. Sin eso es muy difícil encarar cualquier cosa en la vida. Veremos, a través de historias reales, cuál fue el camino y las decisiones que tomaron diferentes personas que tuvimos la suerte de conocer y que ya forman parte de nuestra historia. Son nuestra familia.

Antes de comenzar creemos que es necesario, para poder comprender de qué estamos hablando, reflexionar y hacer un recorrido sobre el concepto de familia y ver cómo fue (y seguirá) modificándose.

CAMBIA TODO CAMBIA

Las palabras identifican una idea. Es la forma que inventó el ser humano para nombrar cosas. La palabra “familia” podría tener varios orígenes y por eso ha despertado diferentes polémicas en el ámbito de los lingüistas. Por un lado (los menos), están los que explican que su raíz es indoeuropea y citan como origen el término dhemio (fundamental), que se relaciona con otras palabras griegas como themelios (fundamentos) y themis (justicia, ley).

Por el otro, están los que prefieren el origen latino con famulus, la voz latina para designar a un esclavo o siervo. De ahí es que la palabra "familia" se utilizaba para nombrar a todos los esclavos pertenecientes a un mismo amo, pero luego se extendió a todos los habitantes de una casa, sean libres o no. De la misma raíz surge familiaris, que se usaba para nombrar a una persona muy allegada o a un amigo. Ya hacia el siglo III a.C., “familia” se aplicaba para referenciar a la relación de un amo con su esposa, hijos, los esclavos y otros sirvientes que habitaran en la misma casa. Otra versión latina de la palabra indica que podría derivar de fames (hambre), con la que se hacía referencia a las personas que comían juntas en la misma casa.

Sabemos, entonces, que en un principio la familia hacía referencia a un grupo de personas que pertenecen a un amo y que compartían la casa en la que vivían como parientes o esclavos. Y con matices, con sutiles diferencias, es la idea con la que crecimos muchos de nosotros: un jefe de familia, su esposa y los hijos. Hoy sabemos que ya no es así. Indaguemos un poco más.

Claude Lévi-Strauss, considerado el padre de la antropología moderna, estudió durante años la familia, a la que reconoce como una unidad mínima de la sociedad. Con muchísimos estudios de campo en América, Asia, Europa y África, el investigador se valió de ellos para establecer tres características fundamentales para identificar a una familia como tal:

  • tiene origen en el matrimonio.
  • está conformada por un marido, esposa e hijos nacidos de ese matrimonio, aunque permite también que otros parientes encuentren su lugar.
  • los miembros de la familia están unidos por a) lazos legales b) derechos y obligaciones legales, económicas o religiosas c) una red de prohibiciones y derechos, más sentimientos psicológicos.

Lévi-Strauss indica que la organización social comenzó con la prohibición universal del incesto, vital para la reproducción de los seres humanos sin consecuencias físicas evidentes ni negativas en la salud. Esta proscripción también es clave porque significa el paso de la vida animal a la vida humana. El antropólogo lo explica de forma clara y concisa:

Lo que diferencia al mundo humano del animal es que en la humanidad una familia no podría existir si no existiera la sociedad, es decir una pluralidad de familias dispuestas a reconocer que existen otros lazos además de los consanguíneos y que el proceso natural de descendencia sólo puede llevarse a cabo a través del proceso social de afinidad.

Estas consideraciones de Lévi-Strauss son de 1956 y quizás sea necesario actualizarlas, como quien actualiza el sistema operativo de una computadora: algunos programas necesitan actualizaciones para seguir funcionando. Pero el modelo que él plantea es el que aún sigue operando para muchas sociedades. A pesar de eso, la familia como institución está viviendo cambios vertiginosos en los últimos cincuenta años.

Con la aparición de las primeras parejas homosexuales con hijos hacia fines de la década del 60 del siglo XX, tal vez como una de las consecuencias de los movimientos juveniles que llenaron al mundo de colores y nuevas miradas sobre la vida, la familia ya no era esa imagen tradicional y que podríamos simbolizar con los Ingalls.

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