Hacer dieta engorda

Gabriela Uriarte

Fragmento

cap-1

INTRODUCCIÓN

LA CULTURA

DE LA DIETA

Desde que nacemos nos pesan. Anotan nuestro peso en un cuadernito que nos acompañará durante todo nuestro desarrollo. Este hecho no es exclusivo de los países del primer mundo, se hace a lo largo y ancho del globo terráqueo. No es de extrañar, ya que un bajo peso al nacer se relaciona con problemas de desarrollo y enfermedades, y se monitoriza el peso con la motivación de monitorizar a su vez el desarrollo de los niños y niñas. Sea como fuere, la altura y sobre todo el peso es un factor que está presente y relacionado con la salud y es la norma desde que venimos al mundo, independientemente de en qué contexto socioeconómico o país lo hagamos.

Pero no te digo nada nuevo si te cuento que en la vida adulta esto no desaparece: nos pesan para casi todo. Si a esto sumamos la cultura de la dieta en la que vivimos tenemos el cóctel perfecto para, con la excusa de la salud, perder, precisamente, LA SALUD.

QUÉ ES LA CULTURA DE LA DIETA

La cultura de la dieta es un sistema de creencias que premia la delgadez, promueve la pérdida de peso como un medio para alcanzar un estado superior, oprime a las personas que no encajan con la supuesta imagen de «salud» y que perjudica seriamente a las mujeres, personas trans, personas con cuerpos grandes, personas de color y personas con discapacidad, hasta el punto de dañar tanto su salud mental como física.

Las dietas y la excusa de cuidarnos nos proporcionan una visión dicotómica de la salud y la alimentación: o estás bien o estás mal, o lo haces bien o lo haces mal; en definitiva, eres bueno, apreciable y merecedor de reconocimiento o, por el contrario, eres malo, despreciable y merecedor de los comentarios más crueles, eso sí, emitidos «por tu salud».

Si tienes sobrepeso u obesidad, ¿cuántas veces has tenido que oír: «Tienes que perder peso, te lo digo por tu salud». Pero aunque nunca hayas tenido sobrepeso y obesidad, ¿cuántas veces has tenido que escuchar consejos de otros con la coletilla «… te lo digo por tu salud»?

Pero detengámonos aquí un segundo: «Tienes que perder peso, te lo digo por tu salud». ¿Perder peso siempre conlleva ganar salud?

Según la sociedad está claro que sí. Cuando nos encontramos con alguien que no vemos hace tiempo y ha perdido mucho peso instintivamente le piropeamos asumiendo que está mucho mejor que antes. Imagínate que esa persona está pasando por una depresión severa y que por eso ha perdido tanto peso, o padece anorexia u otro trastorno de la conducta alimentaria. No nos culpo, esto es parte de la cultura de la dieta en la que vivimos. Pero vamos a ver qué considera que es salud la máxima organización mundial de salud. Según la OMS:

«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de afecciones o enfermedades».

Así se definió el concepto el 7 de abril de 1948. La definición no ha sido modificada desde entonces. Por tanto, perder peso, teniendo en cuenta la definición de la OMS, dependiendo de cuál sea el motivo o cómo se haya producido, no equivale necesariamente a estar más saludable.

Y aquí nos damos de bruces con el estigma del peso y la gordofobia. Donde socialmente relacionamos delgadez con salud y éxito y obesidad con falta de voluntad y vagancia. La gordofobia es la más común, pero no es la única clase de estigma relacionado con el peso. A las personas con bajo peso o con poca masa muscular las suelen catalogar como personas enfermas. Esto afecta sobre todo a las mujeres, pero también a los hombres, cuando son de constitución menuda o poco musculosa y tienen un índice de grasa bajo. Está tan normalizado que no nos damos cuenta, en el Matrix en que vivimos. No quiero que se me entienda mal, soy nutricionista y, por tanto, sanitaria: nadie aboga más que yo por un estilo de vida saludable, pero obsesionarse con estar saludable no es salud; es obsesión. La preocupación por la salud, si solo se aplica a las personas grandes, no es preocupación; es gordofobia. La promoción de la salud no tiene que ver con tener un cuerpo u otro, sino con saber reconocer las señales de hambre y saciedad, con que hagas ejercicio porque te gusta y no porque te odias, con que tengas una buena relación con la comida y con tu entorno, con que comas sin culpa, con que aceptes tu cuerpo, con que tengas recursos para gestionar el estrés, con que descanses bien... Asumir el estado de salud de una persona solo por el tamaño de su cuerpo, y creer que está más sana si está más delgada, es gordofobia.

Mi intención con este libro es que salgas del Matrix de la cultura de la dieta. Que identifiques la gordofobia y la violencia que ejerce la cultura de la dieta en las personas con cuerpos no normativos, con sobrepeso u obesidad y aprendas a relacionarte de manera saludable con la comida y con tu cuerpo.

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