Por fin duermo

Dra. Nuria Roure

Fragmento

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INTRODUCCIÓN

Volver a dormir bien le parece a quien lleva años durmiendo mal una misión imposible. ¿Cuántas personas se han resignado a dormir mal porque creen que no pueden hacer nada para mejorar su sueño? Mucha gente da por sentado, por ejemplo, que a medida que uno se hace mayor es inevitable dormir mal. En algo hemos fallado los sanitarios y especialistas en alteraciones del sueño cuando las personas que empiezan a tener problemas de sueño, sobre todo con la edad, tiran la toalla y aceptan este trastorno viviéndolo como algo normal en su día a día. A menudo las consecuencias del mal dormir —cansancio, pérdida de memoria, cambios de humor…— se atribuyen a la edad, pero qué satisfacción más grande se siente cuando, una vez recuperado el sueño, uno vuelve a sentirse vital, sereno y saludable.

Los problemas de sueño pueden solucionarse si sabes cómo hacerlo, y el objetivo de este libro es que no te conformes con la pérdida de calidad de vida ocasionada por el dormir mal y aspires a mejorar el sueño, la salud y la vida.

Empecé a escribir este libro un domingo por la tarde, al llegar a mi casa después de un fin de semana en un hotel cerca de la Costa Brava, en Girona. Estuve gozando de la naturaleza, aprovechando el tiempo primaveral para salir a dar largos paseos por la mañana. ¿Te imaginas recorrer un paisaje de montañas que terminan en acantilados sobre la playa? En este entorno idílico estaba el hotel donde me hospedé. Sin ruidos, rodeado de silencio. Con pocos huéspedes que solo nos cruzábamos en los comedores de mesas separadas. Fueron dos noches, con sus cenas y sus desayunos, unos desayunos de esos que cuando acabas te sientes mal por lo mucho que has comido, aunque en realidad más tarde lamentas no haber probado todas las delicias que te ofrecían. En resumen, un fin de semana para disfrutar de la buena comida, sana y ecológica, del silencio y de la calma, en el que no faltó un masaje en una «habitación cueva» completamente empedrada, con luz cálida y música relajante.

Describo mi fin de semana no para ponerte los dientes largos sino porque me sirve de ejemplo para explicar que el entorno puede ayudarte a llegar mejor a la noche y, por lo tanto, a dormir mejor. Porque después de un fin de semana así cabe suponer que no será difícil conciliar el sueño y dormir del tirón. ¡Seguro!

Sin embargo, por desgracia nuestro día a día no transcurre de este modo, y el fin de semana del ejemplo no es el mundo de actividad incesante que nos rodea y que afecta a nuestro sueño y nuestro descanso. Además, tal vez incluso digas: «Ni en un fin de semana como este dormiría bien, ¡y menos fuera de casa!». ¿Por qué será que hay personas que fuera de casa duermen peor y, en cambio, otras duermen mejor?

Por añadidura, el domingo por la noche, a menudo el simple hecho de pensar «Mañana ya es lunes» nos hace salir de este estado zen y ponernos de nuevo en alerta, pendientes de lo que nos deparará el día siguiente. Aunque seguramente nos sorprenda, según un estudio, el domingo es el día de la semana que peor se duerme, pues estamos bajo los efectos del jet lag social del fin de semana y al mismo tiempo comenzamos a activar la mente pensando en lo que nos espera durante la nueva semana. Así que cuando empieces a registrar tu sueño, debes procurar no centrarte en las noches del domingo, que son malas para casi la mitad de los mortales.

En una encuesta realizada a 4.279 estadounidenses y británicos, un 46 % de los encuestados refirieron que la del domingo era la noche de la semana que más problemas tenían para dormir. Por el contrario, el descanso del jueves por la noche era el mejor valorado.

Nuestra vida afecta a nuestro sueño. Y nuestro sueño afecta a nuestra vida. No podemos separar lo uno de lo otro ni entender una cosa sin la otra. La vigilia y el sueño forman un todo, son complementarios y se necesitan el uno al otro. El sueño es inherente a la vida.

Tras más de quince años de trabajo dedicado a los trastornos del sueño, sobre todo a estudiar y tratar el insomnio, puedo decir que todo lo que nos ocurre, tanto lo externo (lo que sucede a nuestro alrededor) como lo interno (lo que somos, cómo sentimos y pensamos), acaba afectando a nuestro sueño y nuestro descanso. Son muchísimos los factores que pueden alterar el sueño. Pensemos en las ocasiones en que tenemos un mal día en el trabajo o discutimos con la pareja. Generamos tensiones y pensamientos que más tarde influyen en el modo de conciliar el sueño y pueden hacer que nos cueste más.

Tanto lo que ocurre a nuestro alrededor y le ocurre a nuestro cuerpo como lo que pensamos y sentimos puede afectar a nuestro sueño.

Es tanto todo aquello que puede estar afectando al sueño que no resulta fácil recogerlo en un libro sencillo a la vez que completo para ayudar a mejorarlo. No obstante, gracias a los años de experiencia he podido crear un método eficaz que, sea cual sea la causa del mal dormir, contribuye a restablecer el sueño y el descanso siempre que se siga al pie de la letra.

Este método, llamado «Duerme, Descansa, Vive», está dirigido a todas las personas que duermen mal o que quieren mejorar su descanso. Independientemente de si llevan mucho o poco tiempo con problemas de sueño, les ayuda a modificar las rutinas y hábitos que les impiden gozar de un buen descanso nocturno. Está pensado asimismo para aquellas personas que toman medicamentos para dormir y se sienten inseguras en el momento de dejarlos. En cualquier caso, contribuirá a que nuestras noches no sean un problema, sino el momento de «reparar» todo aquello que hemos gastado durante el día y prepararnos para que a la mañana siguiente nos encontremos renovados y con la fuerza y la vitalidad suficientes para afrontar una nueva jornada.

El método Duerme, Descansa, Vive parte de la premisa de que el sueño no es independiente de la vigilia. El día y la noche forman un todo. No podemos tratar el sueño sin tener en cuenta cómo vivimos cada jornada, y también es imposible mejorar nuestros días si no mejoramos nuestras noches. Es por eso por lo que el método repasa todos los aspectos que pueden afectar el sueño, ya sean factores externos (diurnos o nocturnos) o factores internos (la forma de ser de cada persona o ciertas variables fisiológicas o biológicas).

Todo el mundo sabe qué es dormir; no obstante, es fundamental entender qué ocurre mientras dormimos y qué es preciso que ocurra para conciliar el sueño con normalidad y mantenerlo durante la noche. Solo así podremos cambiar aquellas cosas que interfieren en la «automatización del sueño».

¿Te acuerdas de cuando te metías en la cama y, sin hacer nada ni pensar en nada, te dormías? Pues esta automatización del sueño es la que queremos conseguir, porque no hay nada más natural que dormir, o ¿acaso necesitamos hacer algo para que el sueño aparezca? Pregunta a cualquier persona que duerma bien qué hace para dormir bien. Te dirá que en realidad no hace nada. Las personas que duermen bien se acuestan y piensan: «Mañana voy a hacer…». L

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