La mujer renovada

Louann Brizendine

Fragmento

Nota de la autora
Nota de la autora

Pensaba que no volvería a escribir un libro. Pero cuando me adentré en la segunda mitad de mi vida y empecé a experimentar en carne propia la invisibilidad que nos está reservada a las mujeres de cierta edad, algo dentro de mí se rebeló. Sentí que surgía en mi interior una energía, una lucidez y una determinación nuevas, y supe que había llegado el momento de explorar la nueva ciencia que corroboraba esas sensaciones. Lejos de entrar en un lento declive, se abría ante mí la etapa de mayor vitalidad, confianza y sabiduría de mi vida. Para esta segunda mitad de la vida había un nombre que todavía no estábamos utilizando: renovación. Anteriormente conocida como la menopausia, la renovación es el período que se inicia cuando abandonamos la guerra hormonal y por fin somos capaces de ver y experimentar quiénes somos, qué anhelamos y cómo queremos vivir. Es una época maravillosa, llena de libertad y descubrimientos.

Mientras ultimaba este manuscrito, la primera vicepresidenta de Estados Unidos juró su cargo. El gabinete del cuadragésimo sexto presidente está lleno de mujeres y la mayoría de ellas se encuentran también en la segunda mitad de la vida. Empecé a llenarme de una esperanza que creía haber enterrado con la derrota de la Enmienda de Igualdad de Derechos en las décadas de 1970 y 1980. Me pareció que se nos abría la posibilidad de abrazar, tanto a nivel personal como colectivo, una segunda mitad de la vida productiva.

Como neuropsiquiatra especializada en el impacto de las hormonas en el cerebro femenino, es decir, en las emociones, los pensamientos, los valores, las prioridades e incluso la percepción, me considero una exploradora médica y psicológica de la tribu de las mujeres. Me encanta salir de reconocimiento y recoger información sobre neurociencia y estudios médicos para poder ayudar a otras mujeres a encontrar su propio camino, y a entender los cambios físicos que se operan en ellas y las repercusiones que éstos tienen tanto en su estado anímico como en la percepción de su identidad. Tal vez parezca una tontería, pero sintetiza bien mi motivación para escribir este libro.

La mujer renovada aborda el camino que hay que recorrer para sacar a la luz lo mejor de nuestro interior. Suena un poco ambicioso, pero si no lo hacemos ahora, ¿cuándo? En la segunda mitad de mi vida quiero perfeccionar mis aptitudes personales y asumir con mejor disposición la responsabilidad de hacerlo. Quiero cultivar el entusiasmo, la paciencia, la humildad, el compromiso y la determinación para aprovechar al máximo este período transitorio de la vida; recargar el cerebro y la empatía hacia mí misma mientras busco una nueva realidad, nuevas conexiones y una nueva percepción de mí. Quiero entablar una nueva relación conmigo misma y con los demás, y recuperar con concentración renovada un propósito mayor. Haciendo honor a mi buena salud, quiero responsabilizarme de mi cuerpo y de mi mente para que la renovación sea posible.

La mujer renovada analiza las incertidumbres y la información errónea que pueden entorpecer la búsqueda de nuestras propias respuestas. Pretende resolver la confusión que tenemos sobre cómo funcionan las emociones, las hormonas, la biología y el cerebro juntos. Aborda el coraje que hay que tener para examinar todas nuestras cualidades, alegrarnos de unas e intentar mejorar otras. Trata sobre la oportunidad que se nos presenta de decidir qué camino seguiremos en esta etapa de la vida.

Si observamos con atención, casi todo lo que nos parece natural viene determinado por las hormonas y el entorno. Parte de ello es bueno y útil, pero en la segunda mitad de la vida recibimos tantos mensajes acerca de nuestra supuesta irrelevancia que es hora de ir al fondo de la cuestión. Cuanto más sepamos sobre los neuroquímicos, los circuitos cerebrales y las neuronas del cuerpo, más posibilidades tendremos de romper los viejos esquemas e iniciar una nueva vida. Y mayores serán las posibilidades de conectar con la generación siguiente y ayudarla.

Soy consciente de que mi experiencia y la de las mujeres que me he encontrado a lo largo de la vida no representan la realidad de otras muchas que han luchado en condiciones más arduas y siguen adelante pese a acarrear la pesada carga del racismo sistémico. Muchas de las mujeres que menciono en este libro se identifican con el acrónimo en inglés BIPOC (personas negras, indígenas y de color) y todas ellas son cisgénero, es decir, mantienen la identidad femenina con la que nacieron; las anécdotas que ejemplifican su transición y renovación traspasan las fronteras de la raza. Por respeto a la individualidad de la experiencia, he decidido no escribir sobre lo que está fuera de mi campo de conocimientos y de la comprensión a la que he llegado de este momento vital a través de mis pacientes, familiares y amigas. Ésa es la razón por la que no puedo abordar de forma adecuada este período de renovación en los hombres y las mujeres transgénero. Hay tanto todavía por investigar que podría hacer más daño que bien, pero cuando existe información documentada la menciono, y cuando se tienen datos sobre las diferencias raciales y culturales en la fase de la renovación, también los indico. Es un hecho que en el sistema sanitario hay un racismo estructural profundamente arraigado. Por mi parte, me comprometo a hacer cuanto esté a mi alcance por promover la renovación para todas las mujeres.

Queremos que nos vean, nos escuchen y nos valoren, y ése es el trato que debemos darnos unas a otras y a nuestros seres queridos. He puesto por escrito en este libro los conocimientos y la experiencia que he adquirido, así como las penas y las glorias del proceso de renovación. Sin embargo, aún no existen verdaderos hitos que marquen el camino a las mujeres en la segunda mitad de la vida, y será necesario realizar un esfuerzo colectivo para crearlos de modo que podamos avanzar. Quiero conocer las luchas y las victorias de todas. Y, por encima de todo, quiero expresar lo mucho que valoro la experiencia y la sabiduría de cada una de ellas.

Espero que algo de lo aquí expuesto infunda a la lectora de estas páginas el apoyo, los conocimientos, la comprensión y el coraje que necesitará para superar los numerosos obstáculos de este período. Estamos todas juntas en esto, así que iniciemos ya la conversación que nadie parece querer que tengamos sobre la vida después de la época fértil.

CAMBIAR DE CONVERSACIÓN EMPIEZA POR UTILIZAR LOS TÉRMINOS ADECUADOS

Propongo una nueva terminología para evitar depender de las palabras «menopausia» y «perimenopausia», pues ambas se refieren literalmente al fin de la fertilidad.

La transición: la fase del desarrollo de una mujer en la que su cerebro y su cuerpo se adentran en territorio desconocido mientras los circuitos de la fase reproductiva concluyen su función. Ésta es la fase que antes se conocía como perimenopausia.

En la transición, al igual que en la adolescencia, entran en juego muchos más elementos que las hormona

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