Los alimentos del metabolismo acelerado

Eve Adamson

Fragmento

Los alimentos del metabolismo acelerado
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Introducción

La preparación de una encantadora del cuerpo

Nunca sabes qué tan fuerte eres hasta que ser fuerte es la única opción que tienes.

Atribuido a BOB MARLEY

Cada vez que comes un alimento provocas cambios internos en tu metabolismo. Tan sólo los actos físicos de comer, oler y probar los alimentos activan las secuencias metabólicas que encienden la expresión genética. También dan la señal al cuerpo para que distribuya azúcares, estimule la secreción de hormonas y regule procesos cruciales, como el estado de ánimo, el sueño y la energía. Cuando comes, el contenido nutricional de los alimentos tiene un efecto directo en cómo te sientes, cómo te ves y qué tan sano o no estás. Es mucho poder en un solo plato y, sin embargo, para muchos de nosotros aprender a utilizar ese poder no se vuelve crucial hasta que nos damos cuenta de que no estamos bien o no tenemos el cuerpo, la energía, la inmunidad o la química sanguínea que deseamos.

No importa con qué estés luchando hoy, tus elecciones alimentarias favorecen esos problemas; sin embargo, también pueden contribuir a la solución. No estás destinado a deteriorarte —perder energía, salud, condición, funciones y vitalidad—. Es justamente lo opuesto. Tienes el poder de resolver tus problemas de salud. Todos comemos, y mi mayor deseo es mostrarte qué tan poderoso puede ser ese acto.

En mis prescripciones utilizo la comida como medicina y he pasado toda mi carrera aprendiendo qué alimentos sirven específicamente para cuáles sistemas corporales y problemas de salud. Si quieres cambiar algo de tu cuerpo, energía o salud, para eso estoy yo. No soy médico alópata y no doy recetas para medicamentos; soy nutricionista y mis prescripciones de alimentos inducen cambios clínicos reales.

Mientras estuve escribiendo este libro medité mucho sobre por qué decidí salir de mi zona de confort en el mundo clínico y entrar al mundo de los libros, las páginas web y los boletines digitales. Había estado compartiendo, cara a cara, mis conocimientos sobre el cuerpo y su bienestar con personas que estaban padeciendo una gran variedad de problemas de salud, a puerta cerrada, pero yo sentía que no abarcaba lo suficiente. Siempre he dicho que entré a esta industria por mi propia crisis de salud, pero creo que otra de las razones importantes para salir de mi clínica y hacer público todo lo que sé fue construir también una salud para ti. He tenido el privilegio de acompañar a mis clientes a través de sus crisis de salud, y he aprendido tanto que me siento obligada a compartir lo que sé contigo. Los alimentos son una medicina poderosa. No sólo lo creo, sino que sé que la comida, la comida correcta, puede sanar verdaderamente el cuerpo.

Sin embargo, sí empezó conmigo y con mis problemas de salud, ya que mucho antes de convertirme en una profesional de la salud nutricional, fue algo con lo que me obsesioné para poder encontrar mi propio equilibrio. Tuve que aprender lo que la comida podía hacer por mí antes de aprender lo que podía hacer por los demás. Fue una cuestión de vida o muerte.

Mi viaje del granero a la clínica

Cursaba la carrera de veterinaria cuando tuve que tomar una licencia médica, que me obligó a aprender quién era y qué quería hacer tanto personal como profesionalmente. Cuando me propuse escribir mi primer libro, La dieta del metabolismo acelerado, supe que mis lectores querrían saber algo sobre mí antes de tomar en cuenta mis consejos para perder peso. Muchos habían visto a mis clientes desfilar por la alfombra roja y, por ello, sabían la calidad de mi trabajo como escultora. Sin embargo, yo sentía que necesitaban saber más sobre mí: quién soy y cómo aprendí a hacer esto. Les conté a mis lectores sobre mi entrenamiento en la industria de la agricultura y la ciencia animal, y cómo estudié después varios campos para extraer lo que funciona mejor en diferentes tradiciones.

Cuando escribí mi libro de cocina lo llevé un paso más allá. Quería que los lectores supieran de mi experiencia culinaria; específicamente, que en mi familia hay un chef personalizado: yo. Soy mamá y preparo las comidas para mis hijos todo el día. Cuando escribí Quémalo le di un enfoque un poco diferente a mi relato personal. Quería que los lectores comprendieran que muchos de mis clientes no sólo son celebridades aparentemente perfectas, quienes ya están en forma y sólo necesitan un retoque. Quería que la gente comprendiera que en mi clínica, a lo largo de más de 20 años de experiencia, he sido testigo de cómo aun si los cuerpos de las personas no son iguales tienen algo en común, una tendencia a estancarse, y que buscar el porqué y hacer una microrreparación puede encender el armamento del metabolismo.

Ahora, en este libro tengo una historia diferente que contar, debido a lo que estoy a punto de pedirte que hagas y por el lugar al que voy a pedirte que vayas, pues requieren algo más que sólo información sobre mi entrenamiento, mi experiencia clínica o incluso mi vida familiar. Ahora necesitas saber que, en lo referente a mis problemas de salud, me ha pasado, y continúo peleando todos los días. Mi vida es un delicado balance entre salud y problemas de salud, y sin los alimentos adecuados para mantenerme en equilibrio, en lo que podría ser un subibaja potencialmente letal, estaría perdida.

Dado que éste es mi cuarto libro —nuestro cuarto libro, para quienes han estado conmigo desde el principio—, siento que hemos logrado tanto autoconocimiento juntos, que ya eres un cliente o un amigo. (¡Bienvenidos también los nuevos amigos!) Todos estamos en un viaje de autoexploración, autoconocimiento y autocuración. Hemos compartido el pan y hemos trabajado en curar algunas relaciones dañinas con la comida. Asumir que eres mi amigo me permitirá ser un poco más cálida contigo y más directa de lo que he sido en cualquiera de mis otros libros. Así que déjame inhalar profundamente, para darte una pequeña introducción de dónde vengo y por qué creo con tal fuerza en el poder medicinal de la comida.

Nací con alergias alimentarias, de contacto y aerotransportadas, muy locas. También tengo una enfermedad autoinmune llamada púrpura trombocitopénica idiopática (PTI). Esto significa que tiendo a tener un conteo muy bajo de plaquetas porque mi sistema inmunitario ataca por error a mis propias plaquetas. El resultado es que mi sangre no coagula muy bien, lo que puede provocar que me salgan moretones fácilmente y tenga sangrados descontrolados. Algunas veces esta enfermedad no es tan grave. Algunos niños a veces la presentan, pero luego desaparece. En mi caso es crónica y viviré con ella por el resto de mis días. Cuando sangro es una emergencia, como la vez que se me reventó un quiste ovárico. Me enteré de que padecía esta enfermedad a los 17 años, cuando tuve una hemorragia durante una amigdalectomía.

Mi mamá dice que nací corriendo. Incluso de niña nunca dejé que los problemas de salud s

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