Cómo comunicarnos con nuestros hijos para que nos escuchen
Si a veces tienes la sensación de que aunque hables continuamente a tus hijos ellos no te escuchan, quédate aquí para descubrir cómo poder empezar a comunicarte con tu hijo para que vuestro entendimiento sea mutuo y efectivo.
CÓMO COMUNICARNOS CON NUESTROS HIJOS PARA QUE NOS ESCUCHEN
No podemos negar que educar no es tarea sencilla. Hoy en día las familias nos encontramos ante numerosos retos que quizás nos pillan de nuevas en muchos sentidos.
Existe la educación emocional, la conciencia sobre la salud mental, la educación en alimentación saludable, la educación sexual, la educación en relaciones sociales, y mucho más, y todo ello resulta bastante novedoso o, al menos, diferente de cómo nosotros fuimos educados hace unos años a su edad.
Aunque sintamos que hace bien poco nosotros estábamos pasando por lo que ellos están viviendo ahora mismo, es cierto que las generaciones cambian y la mirada con que vemos los mismos aspectos, varía mucho de nuestros hijos a nosotros.
La experiencia, el conocimiento, haber errado y aprendido del error, nos hace tener una visión más holística y una perspectiva mayor que la que un niño puede tener de las cosas, pero aún así no debemos olvidar que la relación adulto-niño debe ser bidireccional y horizontal, y no desde la superioridad y el autoritarismo.
Cuentos cortos que nos ayudará a crecer emocionalmente, teniendo la oportunidad de aprender de diferentes situaciones cotidianas.
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¿Por dónde empezar?
Si cerramos los ojos y pensamos en nuestro hijo como un ser adulto e independiente, ¿qué valores nos gustaría que tuviera? ¿quién nos gustaría que apareciera tras la puerta un día para comer? Quizás estas cuestiones nos hagan reflexionar a cerca de quiénes queremos que sean nuestros hijos cuando ya no sean dependientes, cuando ya no vivan bajo nuestras alas y tomen por sí mismos sus decisiones. Esto debe hacernos pensar sobre lo que hoy queremos sembrar en su infancia, los valores que resultan esenciales para nosotros como familia para crear hogar, aquellas cualidades que resultan imprescindibles para nosotros en un ser humano.
En primer lugar, la comunicación tiene que sembrarse desde la primera infancia. Aprender a dialogar sobre aquello que nos preocupa, dando lugar a conversaciones incómodas pero necesarias, en torno al sexo, a la muerte, a la violencia, a la guerra, y mucho más. Los niños y las niñas son curiosos de por sí, y nosotros, los adultos, debemos acompañar su curiosidad, acompañando sus preguntas, dando respuesta desde su nivel comprensivo, protegiéndoles de aquello que creamos necesario, pero sin sobreprotegerles del mundo que les rodea. Es esencial que demos respuesta a sus preguntas, porque sino seguirán buscando respuestas en otros entornos menos seguros, como puede ser entre sus iguales, en internet o preguntando a otros adultos.
Aunque sintamos que hace bien poco nosotros estábamos pasando por lo que ellos están viviendo ahora mismo, es cierto que las generaciones cambian y la mirada con que vemos los mismos aspectos, varía mucho de nuestros hijos a nosotros.
La experiencia, el conocimiento, haber errado y aprendido del error, nos hace tener una visión más holística y una perspectiva mayor que la que un niño puede tener de las cosas, pero aún así no debemos olvidar que la relación adulto-niño debe ser bidireccional y horizontal, y no desde la superioridad y el autoritarismo.
Un libro sobre educación sexual para niños mayores de 10 años, perfecto para hablar del porno y todo lo que rodea a este tema, de una manera sencilla y acercada a esta edad. Se trata de un manual ideal para acompañar a nuestros hijos e hijas en este tema, siendo un descubrimiento guiado, donde reciban la información necesaria para comprender el por qué el porno no mola.
Es primordial que hablemos con claridad, sin sensacionalismo, con un lenguaje claro, en un ambiente de calma y tranquilidad, sobre nuestro día a día, favoreciendo la conversación espontánea, que fluya el diálogo entre la familia, en momentos de todo tipo, como por ejemplo, en la comida o la cena juntos, evitando las pantallas, o mientras jugamos a un juego de mesa juntos.
La comunicación va mucho más allá de lo verbal, ya que no sólo nos comunicamos con nuestras palabras, sino que nuestro lenguaje no verbal también expresa mucho de lo que decimos con nuestro cuerpo. Las miradas, un gesto, el contacto ocular o el tono de voz que empleemos va a expresar mucho sobre lo que comuniquemos.
Todo ello influye mucho sobre la base de comunicación que generamos en nuestros niños y niñas, creando ya unos cimientos que les servirán como herramienta para comunicarse en su día a día.
Es esencial comprender que el cerebro del niño está en continuo desarrollo, unido a su ambiente y su experiencia, además de su genética, harán que su cerebro se desarrolle de un modo u otro en función de todos estos factores.
Perfecto a partir de 9 años. Esta novela que nos habla de la guerra a través de los valores, nos acerca una realidad que muchos viven desde una mirada de afecto, emoción y empatía. Sin duda una novela para leer y descubrir cómo se pueden sentir aquellos que huyen de la guerra, que se deben adaptar a una nueva cultura, un nuevo idioma y una nueva vida.
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Dar ejemplo de una buena comunicación es fundamental. Que nuestros hijos se encuentren en un entorno de respeto, amabilidad y seguridad es clave, ya que debemos favorecer que integren este modelo como lo natural en su vida.
Si, por lo contrario, observan faltas de respeto de manera habitual, críticas hacia los demás cuando no están presentes o gritos, integrarán este modelo como su ejemplo de vida, y será muy difícil que no lo repitan y reproduzcan en su día a día.
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Si queremos que nuestros niños y niñas nos escuchen, es fundamental dar ejemplo con el mismo fin. Si ellos se sienten escuchados, validados, que estamos presentes y disponibles cuando estamos con ellos, seguramente veremos el reflejo de lo sembrado en su conducta.
Es necesario que les demos la atención que necesitan y merecen, prestándoles atención con los cinco sentidos, es decir, mirándoles a los ojos, buscando el contacto ocular, favoreciendo la atención sostenida, escuchando sin interrupciones, dando respuesta a sus preguntas, mostrando interés por los temas que les gustan y motivan, preguntándoles sobre sus gustos, validando sus emociones y poniendo en valor sus intereses.
De este modo, conseguiremos que imiten e integren esta conducta y la integren como suya propia.
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Con este libro descubrirás una completa guía, una carta para educadores y familias e ilustraciones que acompañan cada explicación para dar más claridad y un apoyo visual a las mismas.
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Ante todo, no debemos olvidar que los adultos somos las figuras de referencia del niño y la niña en todo momento. Somos el espejo donde se miran y reflejan cada día, por lo que no podemos pedirles ser y comunicarse de un modo que no observan ni tienen a su alcance en su día a día.
Si queremos que nuestros hijos e hijas tengan ciertos valores esenciales entre sus cualidades, debemos dar ejemplo. Como adultos, tenemos una responsabilidad enorme en el presente de nuestros niños y niñas, para que crezcan sanos, seguros y felices. Su personalidad, su autoestima y autoconcepto depende en gran medida del entorno que le rodee, acompañe y guíe en su día a día.