
Cómo educar en el agradecimiento: una inversión en nuestra sociedad del futuro
El respeto, la amabilidad, la empatía o el agradecimiento son algunos valores esenciales para las familias, los profesores, los educadores o la sociedad en general. Así, hoy te contamos cómo educar en la gratitud a nuestros niños y niñas de la mano de varias herramientas que resultan sencillas a la vez que útiles.

¿Por qué es importante la gratitud?
La gratitud es la manera que tenemos de reconocer y apreciar aquello que los demás hacen por nosotros, aquello por lo que estamos agradecidos o por lo que queremos corresponder al otro. Es uno de los valores más valiosos que podemos inculcar a nuestros hijos e hijas. Al favorecer una actitud agradecida, estaremos enriqueciendo no sólo su inteligencia emocional, sino también sembrando en ellos y en ellas una sensación de plenitud, empatía y generosidad hacia los demás.
Está demostrado científicamente que cuando nuestro cerebro identifica que algo bueno sucede, activamos el sistema de recompensa del cerebro en un área llamada núcleo accumbens, que al sentir esta sensaciones de agradecimiento libera dopamina, un importante neurotransmisor que aumenta la sensación de placer. Además, en el plano neuronal, la gratitud estimula las vías cerebrales para la liberación de la oxitocina, que estimula el afecto, la tranquilidad, reduce la ansiedad, el miedo y la fobia.
Por lo tanto, la gratitud tiene un impacto positivo en nuestra salud mental y física. Y si desde pequeños comprendemos y adquirimos estos conceptos, será mucho más sencillo adquirirlos como parte natural de nuestro aprendizaje.
Las personas agradecidas tienden a experimentar estos beneficios:
Sensación de estabilidad, paz y calma: debemos contar con que la felicidad son pequeños momentos de la vida, pero si nos centramos en lo positivo, esos momentos suelen ser más numerosos y habituales, contagiándonos de lo que la gratitud nos hace sentir y el bienestar que nos proporciona.
Bajan los niveles de cortisol: la hormona del estrés es el cortisol, por lo que si segregamos las hormonas citadas anteriormente, los niveles de estrés se reducen y experimentamos menor ansiedad y una visión más optimista de la vida, estando más serenos y en paz.
Fortalecimiento de los vínculos afectivos: si expresamos gratitud a los demás por lo que hacen por nosotros, estaremos fortaleciendo el vínculo y los lazos afectivos con los demás.
Aprender a empatizar: cuando damos las gracias a los demás por aquello que hacen por nosotros, estamos poniendo en sus zapatos y dando valor a la acción.
¿Cómo enseñar a nuestros hijos a ser agradecidos?
Podemos dejar un cuaderno en el recibidor de casa donde apuntemos notas en familia, dándonos las gracias por aquello que hacen los demás por nosotros. Es un buen modo de potenciar los vínculos afectivos en familia, a la vez que es sencillo y efectivo.
Podemos compartir con otros lo que tenemos, donando lo que necesiten otros, ayudando a nuestros abuelos, acudiendo a un centro sanitario o geriátrico a prestar ayuda, y tratando de contribuir socialmente del modo en que podamos.
No es más rico el que más tiene sino el que menos necesita. Aplicar esta frase como lema de vida, nos enseñará a ser agradecidos con lo que sí tenemos, sin sentirnos siempre insatisfechos por lo que no tenemos y sí deseamos.
Somos el espejo donde nuestros niños se reflejan, es decir, los niños no necesitan que les digamos lo que tienen que hacer o decir, sino que necesitan ver que nosotros lo hacemos cada día, que somos agradecidos y empleamos este valor en nuestra rutina diaria.
Establecer reuniones familiares donde nos demos las gracias por aquello en lo que nos hemos sentido agradecidos, dando valor a lo cotidiano y poniendo sobre la mesa el esfuerzo de los demás.
El rato de antes de ir a la cama puede ser ideal para recordar aquello bueno del día, aquello por lo que nos sentimos agradecidos.
Cuáles son los beneficios de educar en el agradecimiento
Al cultivar la gratitud en nuestros hijos e hijas estaremos proporcionando en ellos grandes valores, herramientas y estrategias para desenvolverse en su vida adulta, tales como:
1) Más momentos de felicidad, sensación de bienestar y plenitud.
Mayor capacidad de resolución de conflictos y búsqueda de soluciones ante la adversidad.
2) Sentido de pertenencia positivo en comunidad.
3) Establecimiento de vínculos afectivos sanos y seguros.
4) Mejores niveles de dopamina y oxitocina, reduciendo así el cortisol y, por lo tanto, el estrés.
Educar a nuestros hijos e hijas en el agradecimiento es una dedicación de nuestro presente que verá sus frutos en la sociedad del futuro. Por lo que es responsabilidad y parte de todos, educar a las nuevas generaciones en la gratitud, para crear una sociedad concienciada en la generosidad, la empatía y la amabilidad.
Libros y cuentos para de educar en el agradecimiento
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