
El enfado en los niños: claves para entenderlo y acompañarlo
De los niños y niñas, por el hecho de que lo son, se espera que siempre estén de buen humor, con ganas de reír y jugar, pero las emociones no entienden de edades y ellos también se enfadan, y es normal que ni ellos ni nosotros, padres y madres, sepamos gestionar ese momento.
Continúa leyendo este post de Diana Oliver en el que nos cuenta algunos consejos de la educadora sociofamiliar y autora de varios libros que ayudan a gestionar emociones en el público infantil y adulto, Tania García.

Identificar, entender y acompañar el enfado no siempre es fácil. Ni para los niños y niñas, ni para los adultos que les rodeamos. Y no lo es porque aunque es una emoción que todos sentimos en algún momento, también es una emoción que asusta. Una emoción incómoda. Tania García, educadora sociofamiliar e investigadora social, aborda el enfado en su primer álbum ilustrado, ¿Qué_necesito_cuando_me_enfado? Porque los más pequeños necesitan herramientas para entender el enfado, pero los adultos también necesitamos conocer nuestro propio enfado, comprenderlo, para poder acompañar el de otros.
¿Qué es el enfado?
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El enfado es una emoción absolutamente normal que se produce cuando algo o alguien altera nuestras necesidades, nuestras expectativas o nuestros intereses. Nuestra disconformidad se manifiesta con una activación fisiológica y emocional. En ese momento puede que necesitemos llorar o gritar, y que sintamos que se nos acelera el corazón y el cuerpo se nos tensa. Son los signos más habituales del enfado y variarán en función de su intensidad.
¿Cuándo se empieza a manifestar? Las emociones forman parte de nuestra vida desde muy temprano; ya desde bebés podemos mostrar signos de enfado cuando algo no nos gusta o nos molesta. Es la herramienta que tenemos para comunicarnos con el mundo. A lo largo de la infancia y la adolescencia emociones como el enfado se suelen vivir de forma muy intensa, por lo que es importante identificarlo y aprender a equilibrarlo. Eso sí, el enfado no puede anularse: forma parte del ser humano y no podemos hacer desaparecer esta emoción como por arte de magia.
Es importante saber que cuando un bebé, un niño o un adolescente se enfada no está portándose mal. Tampoco significa que les estemos educando mal o que lo hagan para fastidiar al adulto de turno. Cuando aparece el enfado, en la infancia y la adolescencia, al igual que en la adultez, solo se está manifestando una emoción.
Cómo acompañar el enfado
¿Se puede prevenir el enfado? Según explica Tania García, ni se debe ni se puede. «El enfado forma parte de nuestro cerebro y juega un papel fundamental biológicamente. Al ser una emoción básica primaria, sirve para ayudarnos a sobrevivir y, por ende, hay que abrazar el enfado, nunca verlo como un problema». Para acompañar a nuestros hijos e hijas, la educadora considera clave comprender que nuestras emociones no se pueden gestionar ni controlar, que son involuntarias y ocurren en nuestro cerebro. «Podemos conocerlas, identificarlas, reflexionarlas, equilibrarlas, darles su lugar, pero jamás gestionarlas», explica. Y eso requiere un gran trabajo interior y volver a nuestra infancia, ya que eso, según Tania García, nos permite ver con claridad lo que estamos exigiendo a los niños y niñas.
¿Qué necesitan los niños y niñas? ¿Cuál es nuestro papel como adultos? «Los niños necesitan ser respetados por adultos que comprendan que el objetivo nunca debe ser que cambien su emoción. Lo que necesitan para desarrollarse óptimamente es ser comprendidos, escuchados, amados y atendidos con respeto mientras la expresan, llevando a cabo el acompañamiento emocional, entendiéndolo como la habilidad de estar en sintonía con nuestros hijos e hijas, de empatizar de forma real, comprendiendo que su enfado y la expresión explosiva del mismo forma parte de la naturaleza de la infancia», responde Tania García.
«¿Qué_necesito_cuando_me_enfado?»
Cuando Dami, el protagonista de este álbum ilustrado, se enfada, grita, llora, se tira al suelo y da patadas. Pero esto no significa que se esté portando mal —¿qué es portarse mal?—, solo está expresando sus emociones. Cuenta Tania García que durante estos meses le han escrito muchas familias dándole las gracias porque sus hijas e hijos al fin se habían visto reflejados en un cuento ilustrado. «¿Qué_necesito_cuando_me_enfado? conecta con niñas y niños porque no pretende manipular comportamientos ni juzgar situaciones, no quiere que se cambie la emoción, sino integrarla como natural y lícita, como un derecho», señala. Este álbum ilustrado no solo muestra el mecanismo cerebral ante el enfado, sino que también ofrece información para que los adultos puedan acompañar emocionalmente a los niños y niñas y así tengan un desarrollo emocional física y mentalmente sano.