
La etapa del «no» en la primera infancia: por qué aparece (y por qué es necesaria)
Existen diferentes etapas dentro del desarrollo natural del niño. Una de ellas es la etapa del no o de la reafirmación de su carácter. Que nuestro hijo esté pasando por esta fase tan solo nos demuestra que sigue un desarrollo normal y esperado para su edad y que precisa de nuestra comprensión y acompañamiento para su adecuado desarrollo. Te explicamos cómo hacerlo.

¿Por qué aparece el «no» en los niños?
La etapa del no en la infancia es una etapa normal y necesaria en el desarrollo de cualquier niño. Es un período que puede comenzar sobre los 15 meses de edad y prolongarse hasta los tres años de vida. Es una etapa de reafirmación del carácter, de descubrimientos y de exploración de uno mismo con el medio.
Las niñas y niños comienzan a decir no por varias razones. La primera de ellas es que empiezan a comunicarse con el medio en el que viven y es un modo de expresar aquello que quieren (o que no quieren), aunque también es una herramienta muy útil para observar la reacción en el otro al decir ellos la palabra no. Y es que no es un recurso muy potente en el lenguaje e implica una reacción inmediata en el otro, por lo que recibe la atención necesaria para convertirse en una palabra clave en su comunicación.
Además, es su primera herramienta para poder poner límites a su entorno, observando la reacción que causa en los demás. Así, como herramienta de comunicación, es fundamental para expresar enfado, negación, frustración o desagrado.
¿Por qué es necesario?
Para los niños y las niñas es fundamental pasar por esta etapa de reafirmación del yo, donde empiezan a asentar las bases de su carácter, su conducta y su comunicación con el entorno. Que el niño exprese qué quiere y qué no quiere nos muestra su adecuado desarrollo evolutivo en varias áreas, tanto en la cognitiva como en el lenguaje expresivo y comprensivo.
El acompañamiento que precisa el niño
Para un adecuado desarrollo, el niño y la niña necesitan que el adulto que le acompaña comprenda por qué se comporta así, cuál es la etapa del desarrollo que está viviendo, por qué se expresa de este modo y en qué punto se encuentra. Los adultos, no obstante, pueden sentir frustración ante tal momento, ya que puede resultar difícil que nuestro hijo diga no a todo lo que se le proponga, pero debemos comprender que es una etapa natural, del niño sano, que precisa pasar por ella para reafirmar su carácter y adquirir estrategias y herramientas para su comunicación con el entorno.
Algunas claves para acompañar adecuadamente esta etapa
Comprender que no se trata de algo personal, sino que el niño lo haría en cualquier contexto, con cualquier padre o madre y en cualquier familia. No se trata de algo que nosotros, como adultos, estemos haciendo mal, o que no sepamos hacer bien, sino que es lo esperable en este momento de vida.
Mantener la calma puede ayudarnos a comprender que es parte del desarrollo de nuestro hijo y que necesita explorar, poner límites y que le ofrezcamos un buen ejemplo y modelo de comportamiento y respuesta.
Anticiparse a aquello que ya sepamos que no le gusta o no lo quiere y tratar de evitar el confrontamiento. No se trata de evitar la frustración, sino de no exponernos a situaciones que llevan a un enfado mutuo de manera innecesaria. Ejemplo de ello es cuando los niños no quieren compartir sus cosas, porque están en esa etapa de egocentrismo que les impide comprender y empatizar con los demás, asumiendo que si dejan un objeto les va a ser devuelto.
Trabajar en las expectativas. No esperes situaciones idealizadas o conductas que no son apropiadas de un niño a esta edad.
Empatizar puede ser de gran ayuda para comprender cómo se comporta un niño en esta etapa, con el desarrollo madurativo propio de esta edad y con la madurez cerebral que le corresponde.
Los límites y las normas son muy necesarios a lo largo de toda la vida, siendo la base de nuestro comportamiento en sociedad, por lo que es necesario que se establezcan con amabilidad, cariño y firmeza.
Un vínculo de apego seguro, fuerte y sano, hará que podamos atravesar esta y otras etapas de manera sencilla, con cariño, comprensión, paciencia y amor.
Cuentos que nos hablan de esta etapa
Lina Diablina- ¡No, no y no!, de Keropons, es un cuento perfecto para los más pequeños de la casa y sus padres, madres (y otros familiares y educadores), para verse reflejados en una etapa en la que los más pequeños dicen que no muchas veces al día y es mejor tomarse con humor y amor.
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Este cuento es ideal para comprender esta etapa, donde la protagonista no quiere bañarse y supone un reto de acompañamiento para su padre, el que quizás logre conectar con ella y que se acabe bañando, o no… Es perfecto para conocer bien el reto que supone la etapa del no o los primeros límites en la infancia.
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No quiero compartir, de HomeExchange, habla de compartir o no con los demás, entendiéndose desde la mirada del niño, haciendo conectar con éste y con el adulto.
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Mamá, ¿por que me porto mal?, de Diana Jiménez, explica muy bien cómo funciona el cerebro del niño en la infancia, por qué actúa del modo en que lo hace y por qué no puede comportarse como el de un adulto. Esta parte es esencial para poder acompañar adecuadamente la infancia de nuestros hijos.
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