Rutinas en vacaciones: ¿sí o no?
El verano ha llegado y, con él, las vacaciones escolares. Esto no implica que los adultos también tengamos vacaciones, ya que en la mayoría de los casos serán mucho más reducidas que las de los niños y niñas. ¿Deberíamos seguir manteniendo las rutinas?
En el post de hoy te hablamos de los beneficios... o no.
ALEJANDRA_MELÚS
Experta en atención temprana y primera infancia
Al finalizar el curso escolar, las familias nos planteamos si puede resultar beneficioso seguir manteniendo una rutina en el día a día, al menos entre semana, o si, por el contrario, tenemos que cambiar los hábitos y bajar el ritmo.
En cualquier caso, debemos ajustarnos a nuestras necesidades y posibilidades, ya que, si el trabajo no nos lo permite o si nuestros hijos están acudiendo a un campamento urbano, los horarios pueden resultar muy similares a los habituales, aunque se pueda realizar puntualmente alguna excepción.
No se trata de establecer una generalidad para todas las familias, sino de determinar nuestros propios hábitos y buscar la manera de modificar, aunque sea en aspectos sutiles, nuestra rutina del curso escolar, para marcar un inicio del verano y establecer un cambio que nos sirva de impasse a nivel práctico y mental.
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¿Cuáles son los beneficios de seguir la misma rutina en verano?
- Nos da seguridad y tranquilidad, ya que los niños y niñas aprenden a conocer qué va antes o después en cada momento y esto rebaja el nivel de ansiedad e inquietud.
- Nos permite no tener que recordar cada día cuál es el horario y poner una agenda visual en un lugar visible con la misma tabla de rutinas para que los niños y niñas puedan consultarla de manera autónoma.
- Nos proporciona una capacidad de planificación y anticipación ante cualquier situación.
- Favorece una mayor autonomía, capacidad de gestión y resolución de conflictos de manera independiente, ya que, al ser situaciones habituales, establecen pautas y herramientas para actuar frente a ellas.
- Nos ofrece unos horarios similares, algo que resulta beneficioso para establecer unos hábitos saludables de higiene, alimentación y sueño.
¿Cuáles son los beneficios de cambiar de rutina en verano?
- Nos permite ser más flexibles.
- Favorece la capacidad de gestión del aburrimiento y de entretenimiento de manera independiente. Saber aburrirse hoy en día es parte esencial de la infancia, ya que el exceso de materiales y actividades no permite que los niños y las niñas sepan qué hacer ante el tiempo libre no guiado.
- Nos ayuda a tener mayor capacidad de adaptación a los cambios, esencial a lo largo de la vida.
- Favorece la imaginación y la creatividad, la espontaneidad y la capacidad de frustración.
- Nos permite improvisar e intercalar planes nuevos o que se dan de manera espontánea.
- Nos hace ser capaces de restar importancia a los cambios que pueden darse en un plan, una actividad o un evento. Es decir, si algo no sale como habíamos planeado, seremos más capaces de crear un nuevo plan y aceptar el cambio sin frustrarnos o bloquearnos. Nos dota de una mayor capacidad de resolución.
Tanto si decidimos seguir una rutina durante el verano como si escogemos ser más flexibles y favorecer la capacidad de improvisación, lo esencial a lo largo de los meses de verano es aprender a disfrutar en familia, siendo más permisivos con nosotros mismos y con nuestros hijos e hijas y ofreciéndonos la posibilidad de realizar cambios en nuestro día a día para ajustarnos a nuestras necesidades.
Las opciones extremas pueden resultarnos complicadas de seguir, por lo que siempre podemos planificar y tratar de cumplir ciertas actividades más básicas, como la comida o el menú semanal, salir a dar un paseo o la hora de la cena, y dejar más abiertos otros aspectos, como la hora del cuento o de lectura, que podemos hacer en un rato que todos deseemos sin ser necesario que sea justo antes de ir a dormir; o la hora de acostarse, que tal vez no es tan importante o necesario que sea exactamente a la misma hora cada día; o la hora del baño, que quizá algún día nos venga mejor por la mañana que por la tarde, o que incluso sea un buen momento para aprovechar y enseñarles a bañarse de manera autónoma, dedicándole más tiempo a este tipo de avances que a lo largo del curso nos resultan más automatizados.
Como veis, no hay un modo único o correcto de llevar a cabo las vacaciones de verano, sino que cada familia debe establecer su propia rutina y hacerla funcional para que resulte práctica y útil durante estos meses de descanso.