¿Debemos intervenir en las peleas entre hermanos?
Las peleas forman parte de la vida, pero a veces cuando vemos discutir a nuestros hijos no sabemos muy bien cómo actuar o qué hacer. ¿Cuál es nuestro papel ante una discusión entre hermanos? ¿Debemos tomar partido por el que sintamos que ha empezado el conflicto? Descúbrelo en este nuevo artículo para la Revista PenguinKids.
¿Debemos intervenir en las peleas entre hermanos?
Hay situaciones que indudablemente no nos hacen sentir bien e incomodan en mayor o menor medida. Una de ellas son las peleas entre los hijos.
Cuando tenemos más de un hijo, estas discusiones suelen llegar de manera inevitable, por muy buena que sea la relación entre ellos, ya que si indagamos un poco más a cerca de este tema, nos daremos cuenta de que estas peleas entre hermanos son parte natural del desarrollo de los niños y se trata de algo habitual dentro de sus relaciones.
Como expone Tania García en su libro, Hermanos, educar la relación entre tus hijos, las discusiones y enfrentamientos entre hermanos, son parte de un desarrollo sano y natural dentro de las relaciones entre ellos. La autora explica que somos los adultos quienes en muchas ocasiones hacemos que estas peleas naturales y propias de esta etapa, se conviertan en algo insano o que se enquisten situaciones que deberían ser percibidas como naturales, y no como en ocasiones se cree, o se juzgan estos comportamientos, tendiendo a pensar que los niños que se pelean son unos maleducados o no atienden a las normas o los límites que establecen los adultos que les acompañan.
Tania García ofrece las herramientas y las estrategias para comprender y acompañar la relación entre hermanos e inculcar vínculos afectivos sanos, seguros y fuertes.
También influye mucho en todo ello la búsqueda del sentido de pertenencia dentro del núcleo familiar y social, que no es otro que un concepto que nace de la psicología social y la sociología, que nos habla de cómo somos percibidos por nuestros entorno habitual y más cercano y cómo nos sentimos integrados en nuestro círculo y comunidad.
Los niños y las niñas generan su sentido de pertenencia alrededor de cómo se sienten que encajan y pertenecen en su entorno, por lo que hay quienes destacan de un modo positivo y funcional y quienes conectan con un modelo menos positivo y oportuno, por lo que es papel esencial del adulto hacer corresponder al niño de un modo adecuado a la comunidad que pertenece.
Si desde que son pequeños les enseñamos a validar sus emociones y comprendemos cómo se sienten, sin juzgarles, podremos inculcarles que el amor por un hermano es único y genera un vínculo de afecto inquebrantable e incondicional, como nos cuentan Míriam Tirado en Kai y Emma 3- Uno más en la familia, un cuento para rendir homenaje a los hermanos y a ese lazo de afecto tan especial entre ellos, entendiendo que la llegada de un nuevo hermano puede ser una situación llena de emociones distintas y todas ellas esenciales y necesarias.
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Si surge una pelea entre hermanos, ¿qué debemos hacer? ¿Debemos intervenir?
Es necesario que comprendamos varios aspectos para poder acompañar esta situación, que inevitablemente va a aparecer en algún momento:
• Todos los niños se pelean y discuten, es algo natural y propio de un ser humano con un desarrollo evolutivo normativo y sano.
• Esta situación es un momento ideal para ofrecer estrategias y herramientas adecuadas a nuestros hijos sobre resolución de conflictos, puesta en común de ideas y búsqueda de soluciones, con empatía, serenidad, escucha y otros valores muy necesarios para nuestra vida.
• Enseñarles a respetarse incluso en situaciones de conflicto o desacuerdo, compartiendo opiniones diferentes con respeto y amabilidad, es algo que podemos inculcarles con ejemplo.
• Es un momento ideal para recordar normas y límites como en el cuento de Lucía Serrano, Nos tratamos bien. Un título sobre emociones, donde se habla de aquello que nos hace sentir bien y lo que no. nos recuerda cómo relacionarse adecuadamente con otros, teniendo en cuenta sus emociones.
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• Es necesario que sientan que somos una figura de apego segura, que escucha, protege, no se posiciona, ni toma partido por ninguno. Nuestro papel no es el de juzgar o buscar culpables, sino el de buscar soluciones y establecer normas que beneficien a todos, como no hacerse daño, escucharse, respetarse, no gritar…
• Escucha y acompaña todas sus emociones, validando lo que sienten y dando voz a quienes no encuentren el modo de expresar adecuadamente lo que experimentan.
• Normaliza lo que sucede, sin exagerar la situación, sin impresionarte en exceso y explicándoles que tú también discutes, te equivocas, pides perdón y buscas soluciones para tratar de resolver los conflictos.
Y no olvides, que aunque un hermano es un verdadero regalo, puede que un niño no sea capaz de verlo así, ya que en muchas ocasiones sienten esta relación como un rival con el que competir.
Como sucede en el cuento Juntos, de Núria Aparicio, estos dos hermanos sienten que no se parecen ni tienen nada en común hasta que ellos mismos se dan cuenta de que aunque son muy diferentes y están en etapas de desarrollo muy distintas, el amor gana ante todo, ya que se quieren por encima de todo y su amor les hace sentirse muy felices cuando comparten tiempo juntos, a pesar de tener que cambiar su modo de ver o hacer las cosas, para poder conectar el uno con el otro.
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Por último, debemos recordar que nosotros somos el adulto, es decir, que no formamos parte del conflicto, sino de la solución. Que no es momento de señalar quién lo hizo bien o mal, sino de hacerles reflexionar para que por sí mismos, acompañados por nosotros, encuentren un modo de resolver la situación de manera adecuada y funcional para sí mismos.
No se trata de que nos agraden a nosotros y cumplan nuestra expectativas sino de que generen conductas y estrategias para su vida adulta.
A veces estas peleas nos hacen conectar con nuestra infancia y nuestras vivencias pasadas y es momento de que tomemos distancia de ello, resolvamos nuestros conflictos y no los enfoquemos en nuestros hijos e hijas, ya que ellos no son nosotros y no tienen por qué vivirlo como nosotros lo vivimos en su momento.
No olvidemos que las peleas entre hermanos son una oportunidad ideal de dar ejemplo a nuestros hijos, de enseñarles normas y límites, de reforzar la empatía y adquirir estrategias de asertividad.