In(f)vierno
Puñado de huesos,
saco de llantos,
manos heladas.
Plexo de mariposas
o plantas carnívoras.
Dime de dónde sale el invierno.
Dime por qué sabes del infierno
si nadie
se ha atrevido a subir
para contarlo.
Manos
y corazón de mendigo,
manos
y corazón de feriante,
prometiendo dar
lo que no tienen
y pidiendo
su otra mitad.
Dime de dónde sale el invierno.
Dime por qué sabes del frío,
cuenta qué te hace temblar.
Corazón de jaula,
amor de candado,
boca de llave maestra
y sonrisa de pobre.
Piernas de fugitivo,
oídos de ciego
que escuchan
pero no dejan ver.
Mano de santo
sin remedio,
dime de dónde sale el invierno.
Dime si no era tan frío
que te acabó quemando
y ya no lo distingues.
Alma de guerrero,
cuerpo de mujer,
despecho del feo,
rencor de la mal querida,
amor de huérfana,
miedo de kamikaze,
y luego,
cariño,
dirán que tú eres fría.
Mi amor, dime lo que sabes del
in(f)vierno.
Para N
Mi amor,
no he visto nada más injusto
que ver hablar al amor
el idioma del miedo.
… y K
Te llevo
en la palma de mi mano
como el que esconde
un secreto que no pesa
y siempre busca.
Te juego
en cada esquina de la calle,
como si el mundo
fuese un casino
y tú
mi única moneda de cambio.
Todo al rojo
vivo.
Te busco en libros
donde pisan
los mismos suelos
sobre los que tú andas
para imaginarte.
Porque hay mil maneras
de estar con alguien,
pero estar contigo
las resume todas.
1
Era yo quien tenía miedo a las alturas porque verte significaba caer.
Podemos seguir así
Podemos seguir así, o podemos empezar a quitarles el corsé a las medias tintas. A escribirnos más de lo que nos decimos, a decirnos todo lo que nos callamos.
Podemos seguir así, o podemos empezar a esprintar aunque la vida sea una carrera de fondo. Podemos querernos y dejarnos para soltarnos y tocarlo. Podemos aprender a escalar.
Podemos seguir así, siendo un polvo de valor medio en el centro de la campana de Gauss, o podemos dejar que el viento nos lleve hacia la derecha. O dejar de ser opciones para convertirnos en excepciones.
Podemos seguir así, usando títulos nobiliarios con las personas equivocadas, o podemos asaltar el castillo a media noche. Proclamar la Tercera República, empezar la revolución. Celebrarlo en la cama del rey como golpe de estado.
Podemos seguir así, con la angustia comiéndonos por dentro esta noche, o podemos tener esta noche para comernos la angustia y ceder.
Podemos seguir así, poniendo cara de martes, queriendo con cara de perro, follando con alma de extraño. Leyendo con ojos ajenos, tocando pero sin manos. Volando sin viento y no libres, huyendo hacia los mismos brazos. Podemos seguir así, o podemos parar aquí.
Parar aquí y seguir juntos
pero en otro lado.
Y que todo lo que quede a medias
sea porque entre los dos lo completamos.
Febrero
Para qué complicarme en metáforas
si me giro y te despierto al asomarme,
te veo sonreír
poniendo cara de lunes
y me pregunto por qué todo el mundo los odia
si en tu boca significan
que quedan cinco días para que sea fiesta,
pero que este año no me toca trabajar.
Me quedo a bailar entre tus hombros,
tus manos se duermen en mí,
te escucho hablarme,
te escribo en braille:
ojalá supieras
que cuando sueñas despierto
estás todavía más guapo.
Entonces cojo un folio,
y te (ex)cito textualmente:
la poesía nació
gracias a alguien como tú.
Para G
Y me llené el pecho de vallas
por estar en ruinas,
lo abrí a visitas
los sábados noche,
pero nunca volví a dejar
que construyesen encima.
Y aquí sigo:
excavando en mis entrañas,
buscando la vida anterior.
A pico y pala contra el absurdo,
como pensar en lo que fue
como lo que es ahora.
Como querer lo que perdemos
por lo que nos queda.