Errores
Decías que lo nuestro fue un error.
Pero te prometo que jamás me había
equivocado de una forma tan bonita.
Y te aseguro que hay veces que algunos
errores te hacen más feliz que todas las
dudas y muchos de los que creemos que
son aciertos.
Así que gracias por equivocarte
conmigo.
Eres y serás
mi error favorito.
El problema es que para ella todo ha acabado.
Ella es capaz de mirarme a los ojos y no estremecerse.
Ella es capaz de escuchar mi voz y no romperse por dentro.
Cuando me ve, me da dos besos, fríos, y yo solo puedo pensar en
todo el calor que nos dimos hasta cuando
no podíamos tocarnos.
No sé cómo lo hizo, pero consiguió hacerme sentir una felicidad
distinta. Muchas personas me han hecho ser feliz, pero nunca de
esta forma tan mágica. Y, cariño, me arrepiento de muchas cosas,
pero también estoy orgulloso de todas las veces que te hice
sonreír. La vida merece personas que sonrían como tú. Sería
un despropósito muy grande que algún día dejaras de ser feliz.
Pero si te soy sincero, me gustaba hasta tu tristeza. Me gustaban
tus lágrimas porque te hacían real. Nadie es de piedra por muchas
corazas que se ponga, y es que estás tan guapa hasta cuando lloras
que me duele no estar a tu lado para abrazarte las heridas y
acompañarte en las sonrisas. Porque tú eres capaz de llenarme
el pecho de felicidad solo con mirarme.
No se lo he dicho a nadie, pero pienso en ti todos los días. Siempre
hay un hueco en mi nostalgia para recordarte de espaldas
paseando por Madrid. Me arrepiento de muchas cosas, pero
ninguna de las que hice contigo.
Gracias por los besos.
Gracias por la vida.
Tus labios
Quién quiere tener el mundo entre las manos,
pudiendo construir uno con las tuyas al rozar las mías.
Quién quiere pájaro en mano
cuando lo único que quieres es verla volando.
Quién. Dime. Quién va a querer alas para volar
teniendo tus besos para viajar.
Pies para andar,
teniendo camas para nadar entre tus caricias.
Si tengo que elegir entre vivir o morir,
elijo besar.
Y que sean tus labios los que decidan.
Que te llenen la vida de ganas, pero que nunca te hagan quedarte
con ellas. Gastarlas todas a cada instante. Que te propongan planes
a las tres de la mañana y salir de casa al momento. Hacer el amor
sin importar la hora que sea ni las que vayas a estar. Abrazarnos
desnudos toda la mañana. Hablar flojito por las noches. Mirarte
a los ojos después de besarte. Lamerte la vida y decirte que ojalá
todo supiera a ti. Reír juntos hasta que me hagas pedirte que te
quedes conmigo para siempre. No sé. Disfrutar de las cosas porque
son contigo sin importar las que sean.
Te quiero
A ti no te necesito,
necesitar me necesito a mí.
A ti te quiero:
Aquí, allí,
encima, debajo,
cerca, contra,
feliz, mojada,
con los besos en la boca,
pero, sobre todo,
como yo te quiero es:
a secas.
Cariño, hay un mundo entero que descubrir en tu mirada. Una galaxia de besos distintos que darte todos los días sin posibilidad de que caduque ninguno. Tienes en las manos las respuestas a cualquier pregunta, pero haces que se olviden todas cuando acaricias con ellas. En tu voz se esconden las palabras, pero cuando rompes las cadenas y se te escapan los «no te vayas», te aseguro que nadie tendría el valor a irse.
Cariño, tienes toda una vida por delante y de lo único que me arrepiento es de no saber encajar en ella. Que te vaya bonito. De mientras, yo seguiré intentando arreglar este desastre que es la mía.
De tu querido Ben; que te quiere con locura.
Planes
Que llegaríamos a los cincuenta juntos, y que eso solo sería el
comienzo, que inventaríamos nuevas formas de besarnos porque
la rutina jamás podría tumbarnos, que me acabaría gustando que
me tocases con los pies fríos antes de irnos a dormir —y yo solo
creía que lo que más me gustaría de ello sería la risa que se te
escapaba mientras te hacía cosquillas para que me los quitases de
encima—. También que inventarían películas solo para nosotros,
que durasen siete minutos y veintidós segundos, para que después
ya pudiésemos des-reprimir las ganas de besarnos; el cine siempre
nos la tuvo jurada, pero nosotros nunca fuimos sinceros cuando
proponíamos noches de cine.
Dijimos el nombre de diecisiete países en los que nos besaríamos
hasta el amanecer, hablamos sobre los hijos que nunca supimos si
nos daría tiempo a tener. Siempre teníamos planes en mente y
besos en la