A todo lo no amado

Pureza Canelo

Fragmento

A todo lo no amado

FLUIR

Lo no amado fue.

Nos manda un volver

al sí, no,

contraluz

de acampar

en tiempos sin linde.

Lo vivido

pertenece ya

a gesto de mundo

que en unidad

se acompasa.

Alta.

Sola.

Alejada

tal vez

de los propios ojos

que esto escriben.

Humus regalado

a una vida

¿quién lo recuerda?

Aire que estuvo

¿por dónde ahora?

Eterno regreso

también pierde.

¿Acabarán

los cielos?

Fluir insiste

en volver a la contienda.

¿Para qué otra vez

él, abridor de sufrimiento

si lo no amado regresa?

Ay de la mirada

que vuelve

a doblar cintura

hasta esfumarse.

O el ser humano

que la claridad envilece.

Lo no amado fue

y de ello

nacieron ramas

unas deformes

todas inocentes

en la complejidad

de un tiempo recorrido

en el universo.

También un poemario

pasará

en el devenir

de su estancia

que será mortal.

Menos que eso:

fluido imparable

entre sospechas

múltiples.

No dio tiempo a amar.

DEPURACIÓN

Alguien

va a pasear los ojos

por estos versos.

No sabe de mí

habrá padecimiento

confusión

destierro

porque eso es crear.

Crear a dos.

Ciegos,

sin saberse tumulto.

Pero no tengo fe

en esos ojos

si no me arranca tela

y nace lo sin límite.

Vértice más vértice

de territorio

imperfecto

mi ofrecimiento

en vilo.

Alguien

pasea sus ojos

por estos versos.

En aproximación

a la materia

de lo vivo.

Nunca se sabe

qué hacer

ni cuál es la oculta

depuración

que ilumine

el lugar inacabado

de la compañía.

En su conflicto

de conjugación

el poeta duda si acoger

a quien le lee

por haberse atrevido

a descifrar

algún acoplamiento

de conciencias.

RAMA AL AMANECER

El territorio despierta

de ese brazo alto

que acorta distancia

al entrevisto cielo.

¿Qué punto

de humano cuerpo

tendría ese don

que elige un instante

de universo

para su comparecencia?

¿O qué ambición creadora

de entre todo lo nacido

podrá alzarse en rama

absoluta de amanecer?

El conjunto de presencias

hace frontera de sí

en lo que ilimitado proyecta.

De ese ahogo

venimos y vamos

recortados e inútiles

en la sabiduría.

El aire no se serena

nunca.

Quien dijo lo contrario

trazaba afirmación

tal vez perplejo

de todo confín.

En la certeza

soberana

del engaño.

Rama perfila

amanecer.

De color rojizo

tiñe nuestra mirada

y sigue acotando cielo

también desvaneciéndose

en el transcurso

indecible

de la luz que ya viene

a desbaratarlo todo.

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