Actos de habla

Jaime Siles

Fragmento

Yoyear

YOYEAR

Establecí mi patria en las palabras
y mi cuerpo también:
fijé mi vida sobre ellas
y quise ser lo mismo
que ellas habían sido para mí:
un cuerpo claro que me reflejara
el otro mundo que sólo a veces es—
el otro mundo claro
por demasiado oscuro
en el que lentas luces indirectas
iluminan el fósforo fugaz de nuestro yo,
ese que sólo brilla en la quietud
del fondo lateral del légamo
que apura aquello que produce:
el espejismo explícito
de formas que parecen
no tanto figuras egomórficas
como actos de habla de alguien
condenado inevitablemente a yoyear,
a producir remedos
de un discurso sin lengua,
interrumpido siempre
por el agua y que disuelve
las acuarelas de su nada pura
cada vez que una pausa de sentido
se convierte en una pausa de dolor
también.
¿Cuándo yoyea el yo? Sólo en su pérdida,
que es cuando camina cabizbajo
a la sombra o la duda
de un extraño y constante resplandor.
Todo se borra menos aquello que lo anula.
¿De qué, de quién, de dónde
esta ausencia de yo?
Yoyea en mí la luz el lomo de un instante.
¿Yoyeo yo en la nada
o yoyea en mí su resplandor?
Yoyear de la nada en la vidriera
de una voz que no ha llegado nunca
a ser lenguaje.
Yoyear de la nada en el inexistente
lenguaje de esa voz
en la que oigo
los ecos del latido perpetuo del mundo,
los ecos del latido mutilado de Dios.
Los ecos, pues, del eco.
Ego: eco. Ego ecco.
Ego: yo.

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