Martí en su universo

José Martí

Fragmento

Durante la vida de José Martí (La Habana, 1853 - Dos Ríos, 1895), su obra literaria fue sumamente estimada por autores tan relevantes como el argentino Domingo Faustino Sarmiento y el nicaragüense Rubén Darío; sin embargo, sería sobre todo después de su muerte cuando Martí como escritor iba a recibir los más altos enjuiciamientos, al empezar a darse a conocer su legado. El dominicano Pedro Henríquez Ureña afirmó que «no lo hay con mayor don natural en toda la historia de nuestro idioma». El mexicano Alfonso Reyes lo consideró «supremo varón literario», «la más pasmosa organización literaria». Para el español Guillermo Díaz-Plaja es, «desde luego, el primer “creador” de prosa que ha tenido el mundo hispánico».

Y es que, a pesar de que Martí vivió solo cuarenta y dos años, fue un autor prolífico, que publicó en periódicos y revistas de Cuba, México, Venezuela, Guatemala, Uruguay o los Estados Unidos y en géneros diferentes: narrativa, poesía, oratoria, ensayo, crítica, todas las formas del periodismo y cultivó una epistolografía sin precedentes.

Las calidades formales y la riqueza conceptual de sus páginas, sustentadas en una incuestionable y sólida eticidad, hacen que su escritura alcance una estatura literaria aunque el motivo que provocara o el género en que se concretara algunos de estos textos fueran menores.

En los últimos decenios, numerosos críticos e historiadores de la literatura, al detenerse en la valoración de su prosa y de su poesía, han considerado a Martí uno de los grandes clásicos en el ámbito de nuestra lengua. Elaborar una antología nueva resulta, por tanto, una tarea difícil, dado que se han publicado sus obras completas y numerosas selecciones desde fecha tan temprana como 1911. Es igualmente inmensa la bibliografía pasiva sobre nuestro autor.

Un reto añadido es la imbricación de política y literatura en Martí, apreciable en obras imprescindibles para la comprensión de su pensamiento y la calidad de su prosa tales como el ensayo «Nuestra América», el discurso oratorio «Con todos y para el bien de todos» o la carta a su ahijada María Mantilla, donde hace consideraciones sobre la traducción y sobre la formación de la mujer. Por esta condición, algunos escritos de sobresaliente maestría literaria tienen anclajes de lugar y época que el lector deberá desentrañar. Tanto el glosario elaborado como el índice onomástico pueden contribuir a ello.

En cuanto a los artículos críticos que acompañan la edición, ha sido preciso escoger unos pocos de entre los numerosos estudios de la obra literaria martiana. De ahí que se ubiquen en una primera sección cuatro clásicos, que atienden a aspectos lingüísticos y literarios esenciales, debidos a Rubén Darío, Gabriela Mistral, Juan Ramón Jiménez y Guillermo Díaz-Plaja, y que permiten notar la valoración de la obra de Martí desde muy tempranamente en el siglo XX, desde diferentes puntos de vista. Los restantes textos, inéditos de académicos vivos, son de numerarios de la Academia Cubana de la Lengua: una pequeña muestra que dialoga con lo mucho y bueno publicado en el resto del mundo. Roberto Fernández Retamar y Roberto Méndez abordan temas relacionados con la faena literaria de Martí, mientras Sergio Valdés Bernal y Marlen A. Domínguez tratan su manejo singular de la lengua.

Cierran el volumen una «Bibliografía», el «Glosario» y un «Índice onomástico».

La bibliografía, que es mínima, se compone esencialmente de las fuentes de donde se han extraído los textos antologados, las citadas en los estudios críticos y algunos otros títulos más actuales, quizás menos conocidos que otros y que pueden completar la visión de Martí.

En el glosario se recogen voces ausentes en el Diccionario del español o que aparecen allí con un significado diferente al empleado por Martí. También se ha considerado conveniente incluir las variantes fónico-gráficas con que se presentan algunas voces, por describir usos regionales o sociolectales. Se han tomado en cuenta los extranjerismos necesarios y, en particular, los neologismos martianos, aun cuando sean transparentes, para que se revele la índole de los procedimientos creativos martianos y su función intensificadora.

El índice onomástico da fe del amplio abanico de referentes culturales y relaciones que matizaron la vida del autor, aunque por la enorme cantidad de personas y personajes mencionados no haya sido posible encontrar datos de todos ellos.

Numerosas han sido las antologías que se han realizado de la obra del más universal de los cubanos; la nuestra tiene el propósito de acercar al lector a la sensibilidad e inteligencia, angustias y alegrías, que fecundaron su vida y acaso de abrir apetencias de y acaso de abrir apetencias de nuevas búsquedas y lecturas.

José Martí

JOSÉ MARTÍ. Rubén Darío

RUBÉN DARÍO

JOSÉ MARTÍ

El fúnebre cortejo de Wagner exigiría los truenos solemnes de Tannhäuser; para acompañar a su sepulcro a un dulce poeta bucólico, irían, como en los bajorrelieves, flautistas que hiciesen lamentarse a sus melodiosas dobles flautas, para los instantes en que se quemase el cuerpo de Melesígenes, vibrantes coros de liras; para acompañar —¡oh, permitid que diga su nombre delante de la gran Sombra épica; de todos modos, malignas sonrisas que podáis aparecer, ya está muerto!...— para acompañar, americanos todos que habláis idioma español, el entierro de José Martí, necesitaríase su propia lengua, su órgano prodigioso lleno de innumerables registros, sus potentes coros verbales, sus trompas de oro, sus cuerdas quejosas, sus oboes sollozantes,

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