¡Atrapados en el insti! (Golubeva sisters 4)

Daniela Golubeva

Fragmento

cap-1

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—¡Hola, amigos!, ¿qué tal estáis? Llevo casi una semana sin salir de casa,� ¡no paro de estudiar! En serio, tengo muchísimos trabajos y exámenes. Ay, ¡no sé cómo voy a sobrevivir!

Me llevé una mano a la cabeza, intentando que no se me cayese el móvil. ¡Estaba muerta de cansancio!

Hacía más de un mes que había vuelto de mis minivacaciones en Benidorm y aún no había conseguido acostumbrarme a la rutina de San Petersburgo. Me encanta vivir aquí porque siempre hay miles de cosas que hacer, pero eso también significa que a veces no tengo tiempo ni para sentarme en el sofá. Si lo comparas con estar de vacaciones en España,� en fin, ¡digamos que hay un par de diferencias entre una cosa y la otra!

Y, sí, antes de que me lo preguntes: estuve una semana en Benidorm, pasándomelo en grande con todos mis amigos. ¡Fuimos al parque de atracciones! No te puedes ni imaginar la cantidad de cosas que nos pasaron: conseguimos cruzar la Casa del Terror, perdimos a mi hermana en el Laberinto� y ¡hasta descubrimos una atracción secreta! Creo que podría escribir un libro entero sobre ese día.

Aunque, un momento, ¿cómo se me ha podido olvidar? Ay, ¿se puede ser más despistada? Es que, verás, ¡sí que escribí un libro! Se llama Daniela Golubeva, Challenge en el parque de atracciones. Si quieres averiguar de qué atracción secreta se trataba, te recomiendo que le eches un vistazo. ¡Fue una aventura increíble!

La verdad era que pensar en las vacaciones no me estaba ayudando para nada. Más bien todo lo contrario; ahora solo tenía ganas de subirme a una montaña rusa. Menos mal que hacer vídeos para mi canal de YouTube me ha animado siempre. ¡Nunca falla!

Esta vez se me había ocurrido una idea brillante para el vídeo de la semana. No era un reto, pero estaba segura de que los estudiantes que lo viesen lo encontrarían superútil. ¡Tenía muchísimas ganas de publicarlo!

—No sé si estaréis sufriendo tanto como yo —seguí, enseñando con el móvil la cantidad de papeles que había encima de mi escritorio—, pero se me ha ocurrido que podría compartir con vosotros algunas de mis técnicas de estudio. A mí me funcionan superbién, y son bastante divertidas. ¡A ver qué os parecen!

Cogí el libro de ruso y lo abrí por una página cualquiera. Luego cogí un racimo de uvas (sí, ¡uvas!) y empecé a colocarlas una a una encima de cada párrafo que veía. Quedaba más o menos así:

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—Es muy muy fácil —dije—. Cada vez que vayas a empezar a leer el trozo de texto que hay debajo de una uva, te la comes, pero solo puedes comerte la siguiente cuando hayas acabado el párrafo en el que estás. Luego haces lo mismo con el siguiente, y con el siguiente. Acabas leyéndotelo todo casi sin darte cuenta. ¡Es como un juego! Y si encima lo haces con tu snack favorito, ¡ni te cuento! A mí, por ejemplo, me encantan las uvas; están buenísimas y son sUPERSanas —dije, comiéndome una. No podía evitarlo, ¡están demasiado ricas!

Con la boca llena, cerré el libro de ruso y abrí una de las libretas. Apunté la cámara hacia la hoja para explicar mi siguiente tip de estudio.

—También hago montones de listas con las tareas que tengo que hacer; así me organizo y me aseguro de no olvidarme de nada. Pero lo mejor de este truco no es hacer la lista, ¡sino tachar las cosas que ya he hecho! Da muchísimo gusto. ¡Mirad todo lo que he hecho ya! Aunque aún me queda un rato, así que...

Vale, solo me quedaba una técnica por explicar, pero era la mejor de todas. Giré el móvil hacia la pantalla del ordenador y allí estaba Natasha, mi superamiga, saludando a la cámara.

—¡Hola! —dijo, levantando la vista de su propio libro.

—También estudio con mis amigos por videollamada. Nos concentramos muchísimo cuando nos vemos trabajar la una a la otra y, además, si tenemos alguna duda, la podemos resolver juntas. Ya lo sabéis: ¡cualquier cosa es mil veces mejor si se hace con amigos!

No podía ser de otra manera; lo que más me gusta de mi instituto en Rusia es poder pasar horas y horas con mis amigos. Con ellos, ¡hasta la clase más aburrida puede acabar siendo una locura!

Un momento, ¿qué te parecería acompañarme durante un día en mi colegio? Algo me dice que vamos a vivir una aventura inolvidable. O, mejor aún, ¡una aventura yippee!

cap-2

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Era el spagat final, ¡tenía que conseguirlo! No podía ser que mi padre lo hubiese hecho mejor que yo, y menos con esas mallas puestas... Un momento, ¿qué hacía mi padre llevando mallas? ¿Y qué era ese ruido tan horrible?

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De golpe abrí los ojos y lo entendí todo. Vale, no estaba en un concurso de baile y eso que sonaba era la alarma del móvil, que acababa de despertarme. Y, por si fuera poco, era lunes y tocaba ir al instituto. Jo, ¡habría dado cualquier cosa por dormir cinco minutos más!

Cogí el teléfono y miré si tenía algún mensaje de mis amigos. ¡Quizá tenía suerte y habían cancelado las clases por el mal tiempo! Hacía días que no paraba de nevar y habían dicho que tenía que llegar una tormenta superfuerte.

En fin, ¡qué remedio! Es verdad que, si en Rusia suspendieran las clases cada vez que nieva, en invierno no iríamos nunca al colegio. Sí, en Rusia, ¡has leído bien! Vivo y voy al instituto en San Petersburgo, la segunda ciudad más grande del país. Nos mudamos con mis padres hace bastante para que pudiese estudiar baile aquí, y la verdad es que me encanta. A veces echo de menos Benidorm, y la playa y a mis amigos de allí, pero la nostalgia me dura poco; ¡vamos y volvemos cada verano!

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Vale, me había quedado totalmente empanada mirando el móvil. Más valía que me levantase o Érika entraría en la habitación a buscarme de un momento a otro. Mi hermana pequeña siempre es la primera en despertarse. No entiendo de dónde saca tanta energía.

Y no es que yo no tuviese ganas de ir al insti, ¡al contrario! Me encanta ir y ver a mis amigos. Las clases están muy bien, y los profesores, pero es que hacía nada que había vuelto de las mejores vacaciones de mi vida y volver a la rutina me estaba costando un pelín. Habíamos viajado a Benidorm toda la familia (¿ves?, ¡ya te he dicho que vamos mucho!), y mi grupo de amigos españoles me había organizado la mejor fiesta sorpresa de la historia. Pero, espera, que eso no es todo. Como te he dicho antes, acabamos yendo todos juntos al parque de atracciones. Y todo lo que nos pasó lo explico en mi anterior libro. Si aún no lo has leído, te lo recomiendo. Fue una pasada.

Y claro, después de todo esto, ¿cómo no me iba a costar volver a concentrarme pa

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