¡Zaska! 1 - ¡Zaska!

Martina Klein

Fragmento

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tiene seis manos, seis piernas y tres cabezas, pero no es un monstruo.

Zaska es un nombre de mentirijillas para que nadie sepa quién hay detrás de la historia que vais a leer. El problema está en que la persona que ha de escribir esta historia no tiene ni idea de que tiene que hacerlo, y mucho menos de que hay alguien que está tecleando las palabras por ella. Lo cierto es que será mejor que siga sin saberlo.

Mucho lío para ser el principio de un libro, ¿verdad? Pues vamos por partes. Para explicar quién es Zaska hay que presentar a tres hermanos. Estos son Lula, Nito y Beth.

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Lula protesta porque resulta que ella también quería abrirse una cuenta de e-mail, pero su madre no estaba de acuerdo.

imagen—¡¿Por qué, mamá?!

—Porque eres muy pequeña.

Lula odia que le digan eso, porque siempre es muy pequeña para todo, pero, claro, es la más pequeña de los tres hermanos. Sus amigas tienen una cuenta de e-mail, y sus hermanos también, aunque la de Nito es de incógnito. Vamos, que los mayores no saben que la tiene; se la ha hecho un amigo.

imagenAsí que cuando Lula le pidió a su madre que le dejase hacerse una y su madre le dijo que no, Lula se enfadó un poco, y si Lula se enfada más de la cuenta se pasa un pelín, e incluso* a veces se le va de las manos. Si Lula se enfada mucho, se pone roja y le dan ganas de saltar por las paredes y los muebles de casa como si fuera un gato, hasta arañaría a sus hermanos o tiraría cosas al suelo (tiene ganas, pero no lo hace) (casi nunca). Claro que, después de revolucionarlo todo, el enfado se le pasa de golpe y porrazo, y no se entiende que la Lula de antes sea la misma que la de después.

imagen nació de una de esas rabietas, pero continuemos.

Cuando la madre de Lula le dijo a Lula que no podía abrirse una cuenta de correo electrónico «porque era muy pequeña», Lula se enfadó y se fue corriendo, colorada como un tomate, al cuarto de juegos, que es donde su mamá tiene el ordenador, y se encerró allí. Al cabo de un rato se cansó de estar enfadada, se sentó en el escritorio de mamá y se puso a jugar a que era mayor y tenía su propia cuenta de e-mail. Jugó a que tenía su tienda online de moda en París y que escribía a sus clientas y a su secretaria, y a sus amigas, con las que hablaba de los colores más fashion, los estampados, las pasarelas y las nuevas revistas.

Se lo estaba pasando tan bien que ya no se acordaba de que estaba enfadada, y de pronto entró un e-mail, que se abrió en la pantalla con un ruido de cohete espacial. Era de un tal Jürgen, que le pedía a la madre de Lula, Nito y Beth que respondiera «sí o no urgentemente». «SÍ o NO» ponía en el mensaje de más arriba… Y Lula, que estaba concentrada en su juego y pasándoselo tan bien, le contestó que SÍ, porque le gusta más.

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Vamos, que Lula respondió a Jürgen que SÍ, y siguió jugando hasta que la llamaron a cenar.

Cenaron los cinco tranquilos, sin rastro de enfados. Pero por la noche, mientras se relajaba repasando todo lo que había hecho a lo largo del día (un gran consejo de papá) y justo cuando se estaba quedando dormida, se dio cuenta de que a lo mejor había metido la pata y abrió los ojos como dos platos… Como su hermana Beth estaba despierta en la cama de al lado; se dio la vuelta y se lo contó entre risitas, intentando restarle importancia, para ver si su hermana le quitaba la culpa que se le estaba agarrando a la tripa. No funcionó.

—¿¿¿QUÉÉÉ??? ¡¡¡¿CÓMO QUE HAS CONTESTADO UN E-MAIL DE MAMÁ?!!!

—Ha sido sin querer.

—Tienes que ir a decírselo.

—No, por favor. No, por favor. No, por favor…

—A no ser que…

—¿Qué, por favor? ¿Qué, por favor? ¿QUÉ, POR FAVOR?

—… que lo solucionemos.

Beth tiene a veces unas ideas BRILLANTES, y Lula necesitaba una de esas en ese preciso instante. Decírselo a mamá después de haberse enfadado tanto… no entraba dentro de sus posibilidades. Sí, Lula es muy orgullosa.

—¿Solucionarlo cómo?

—Entrando en su correo y escribiéndole a esa persona para decirle que tu contestación ha sido un error y que…

—¡NIÑAS, A DORMIR! —oyeron decir a mamá del otro lado del pasillo.

Bajaron más la voz y siguieron.

imagen—Pero ¿a qué le has dicho que sí?

—No lo sé.

—¡Cómo que no lo sabes, Lula!

—Que no lo sé… Yo solo estaba jugando.

—Mamá se va a enfadar muchísimo contigo.

—Ya.

—¿De qué habláis?

—¡Ahhh! ¡Nito, qué susto! —gritaron Lula y Beth a la vez.

Nito se presentó en la habitación a oscuras y a gatas. Él duerme en la habitación de al lado y, aunque parece que siempre está muy despistado, hay veces que es el primero en enterarse de todo.

—¿Qué pasa? —Se sentó entre las dos camas. Solo se le veía la cabeza, que miraba a un lado y al otro.

Y se lo contaron.

imagen—¿Cómo que has contestado un e-mail de mamá? —dijo enseguida Nito—. ¡Hala! ¡Tienes que decírselo!

—Ya lo sé.

A Lula se le estaba haciendo un nudo en la garganta, tenía ganas de llorar.

—Mamá no quería que tuviese una cuenta de e-mail, y ella va y se pone a jugar con la suya. Se va a enfadar muchísimo.

—¡Niñas, a dormir!

Los pasos de papá se acercaban por el pasillo, y a Nito no le daba tiempo de volver a su cama, así que se tumbó en el suelo y se quedó quieto como una momia.

—Cotorras, es muy tarde, a dormir ya, por favor.

Cuando se iba se asomó al cuarto de Nito, apagó la luz del pasillo y desapareció en su habitación. Nito asomó la cabeza divertido.

—¡He puesto un cojín debajo de mis sábanas!

Después de reírse él solo durante unos segundos, cogió a sus hermanas de las manos, les dijo que al cabo de dos horas las iría a buscar para volver al ordenador a leer el e-mail de mamá y tratar de solucionarlo, y se marchó a su cama a gatas.

Esa vez la idea vino de él. Aún no se sabía si sería buena o mala idea, pero había que intentarlo.

Dos horas más tarde estaban los tres delante del ordenador leyendo el e-mail de Jürgen, que necesitaba una respuesta urgente, y al que su madre, o sea, Lul

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