Karina & Marina 5 - Rivales en el instituto

Karina & Marina

Fragmento

cap-1

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¡Me dijeron que me llegaría hoy!

¿El qué?, os preguntaréis. Pues qué va a ser..., ¡la carta! La carta más importante del mundo. Y es que lo que ponga en ella puede ser malo o bueno, pero yo espero que sea bueno, lo espero con todas mis ganas.

En la carta que me va a llegar hoy puede haber ¡un sí o un no!

Si es que no, será terrible y probablemente lloraré un montón. Pero si es que sí..., ¡uy! ¡No, no, no quiero pensarlo todavía! Porque ¿y si luego es que no? ¿Y si me creo yo que sí y resulta que me rechazan?

Sí, me pueden rechazar... ¿No sabéis a qué me refiero? Pues es muy fácil. Se llama el ConSHOWrvatorio (vaya nombrecito, sí, viene de conservatorio y de show) y es el conservatorio del espectáculo más grande del país. ¡El conservatorio de las estrellas! Y eso no quiere decir que allí conserven estrellas en tarros de cristal como se conservan pepinillos o acelgas (¡qué ricas las acelgas!, ¡ahora me ha entrado hambre!). Es una escuela donde van las jóvenes promesas del espectáculo para mejorar sus técnicas artísticas y aprender a cantar, a bailar, a tocar un instrumento, a actuar... ¡para convertirse en estrellas!

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Y yo les he pedido entrar.

Pero la cuestión es que en el ConSHOWrvatorio solo entran los mejores de los mejores. ¡Los mejorcísimos! Es para la élite de los artistas y te hacen mogollón de pruebas y de todo para ver si encajas. Primero tienes que solicitar una beca; para ello tienes que enviar tus documentos y decirles quién eres y por qué te mereces una oportunidad: si eres bailarina, como yo, pues les haces llegar vídeos en los que bailas; si alguien fuera cantante, como mi hermana Karina, les mandaría grabaciones, y lo mismo con cualquier otra disciplina del espectáculo.

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Entonces ellos deciden...

¡Deciden si puedes hacer la primera prueba o no!

Miran tus vídeos y lo piensan mucho rato, y luego dicen: «Vale, esta chica tiene potencial...», «Esta otra no...», «Esta de aquí solo un poquito...».

Y ahí es cuando te envían LA CARTA. La carta que os digo, que ¡te dice si pasas o no! Te la mandan un poco antes de que empiece el curso (eso es como un colegio, con clases y horarios, pero todo sobre cosas del espectáculo), y en esa carta te comunican la decisión que han tomado: si sí o si no. ¡Ojo, que, aunque te digan que sí, no es un sí definitivo! No, no. Si te dicen que sí, entras en un período de prueba de tres meses en el ConSHOWrvatorio y, si lo superas, ¡entonces ya pasas a formar parte oficialmente del Instituto de las Artes Escénicas!

Tener una plaza allí es tener un pie metido en la puerta del espectáculo... ¡Todas las personas que se gradúan en esa escuela acaban siendo famosas y tienen muchísimo éxito!

Por eso estoy tan nerviosa, porque me dijeron que hoy iba a recibir esa carta. Y estoy llegando a casa ahora mismo, casi corriendo por la calle (más que andando), porque tengo tantos nervios... ¡Me estará esperando en el buzón! Sea mala o buena, estará allí... ¡Qué nervios! ¡Qué nervios!

Y cuando llego al buzón...

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—¡Mamá! ¡Mamá! —la llamo, porque sé que está en casa—. ¿Has visto una carta? Una que es para mí...

—¡Sííí! —la oigo gritar desde lejos—. Te la he dejado encima de la mesa del comedor.

¡Ahí está! ¡Qué susto! Me preparo un vaso de zumo natural, con fruta fresca que saco de la nevera, y trato de calmarme un poco antes de mirar el sobre. ¡Está ahí mismo! Es blanco y va con un sello del ConSHOWrvatorio, que es dorado y muy brillante...

Venga, va...

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La cojo casi sin mirar y me voy corriendo a mi habitación para ver lo que pone. ¡No quiero que nadie más la lea! Menos mal que mi hermana Karina aún no ha llegado a casa, que, si no, ya se estaría quejando de que hago mucho ruido subiendo por las escaleras.

Respiro hondo.

Rasgo el sobre.

Dentro hay un papel doblado.

Lo desdoblo, aunque parece que mis dedos son de goma, porque ¡ay...! ¡Me tiemblan tanto! Verás cómo voy a acabar rompiendo la carta más importante del mundo...

Pero no. No la rompo. Consigo abrirla y la leo tan deprisa que en realidad no leo nada y tengo que volver a leerla:

«Estimada aspirante —dice la carta—. Nos complace comunicarle que, en cumplimiento del Real Decreto...».

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¡Uf! ¡Pero cuántas palabras raras hay aquí! Que digan sí o no, en letras bien grandes y sin tanto lío, que me tienen a punto de explotar de la emoción, ¡por favor!

«... y el Instituto de Artes Escénicas ConSHOWrvatorio le confirma que usted es una de las personas seleccionadas para recibir una beca en condición de prueba, como candidata a una plaza permanente en nuestra institución».

Eso es que sí, ¿no? ¿Verdad? ¿Es que sí? ¡Es que sí! ¡Es que síííííí!

¡Estoy saltando de alegría! ¡Dando botes en el aire!

¡Que me han aceptado! ¡Me han seleccionado! ¡A mí, a Marina, para este conservatorio tan buenísimo! Por una vez han reconocido que valgo por mí misma... ¡Ay, que me muero de ilusión!

Casi sin darme cuenta me he puesto a gritar y a chillar y a dar botes por mi cuarto como si fuera un muelle... y es que ¡me voy al instituto de mis sueños! ¡Que empiezo en septiembre! ¡Que voy a ser una superartista! ¡Aaaaah!

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Con la carta aún en las manos (que me siguen temblando, las muy tontas), salgo de la habitación y voy a contárselo a mamá...

—¡Mamá! Mamá... Ha pasado una cosa genial... ¿Mamá? ¿Estás ahí?

Oigo que trastea en el comedor. ¡Oigo pasos!

—¿Entonces...? —se oye por abajo.

—¡Sí...!

Bajo las escaleras. ¿Qué está pasando en el comedor? Hay mucho ruido y alguien grita. ¡Es mi hermana Karina!

—Mamá, ¿qué pasa? Te tenía que contar una cosa, ¿sabes? Es que...

¡Me interrumpe Karina chillando!

¡Chillando a veinte mil millones de decibelios! ¡Qué chillona y qué molesta!

—¡AAAH! ¡IIIIIH! ¡OOOOOH!

—Pero ¿qué narices pasa? ¡Karina!

Karina está... ¿llorando? ¡Llorando, sí, pero creo que de alegría! Se le está corriendo el maquillaje, y eso le pasa por echarse tantísimo todos los días, que luego se le pone churretoso...

—¡Marina! ¡Marinaaa! ¡Es superfuerte! ¡Me voy! ¡Me han aceptadooo!

—¿Qué? —digo—. Pero ¿qué dices? ¿Adónde te vas? Si la que se va soy yo... Eso es lo que iba a contar...

Mamá está con ella en el comedor y ¡tiene un s

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