Los BuscaPistas 10 - El caso de la cueva prohibida

José Ángel Labari
Teresa Blanch

Fragmento

cap-1

Image

Pepa Pistas salió temprano al jardín con Bebito y Pulgas. Los sábados solía madrugar porque era la responsable de arreglar el jardín, regar las plantas, apartar hojas secas y arrancar las malas hierbas. Aquella mañana, mientras se ponía los guantes de jardinería, Pepa pensó que hacía un calor insoportable.

8-9.tif

Al pasar junto a la agencia de detectives, descubrió unos pies asomando por la pequeña puerta.

10-11.tif

—¿Maxi? —Las deportivas lo delataban.

Maxi Casos asomó la cabeza. Estaba tumbado y leía un cómic.

—No recuerdo que hubiésemos quedado tan temprano. —Pepa lo interrogó con la mirada.

10-11.tif

—¡Ya! —Maxi se encogió de hombros—. Pero mamá tenía turno de trabajo en el súper y en casa hacía un calor insoportable. En la agencia se está más fresquito.

Pepa estuvo a punto de pedir que la ayudara, pero desistió al ver que Maxi daba por zanjada la conversación y retomaba la lectura.

La señora Pistas no tardó en asomar por la puerta. Iba cargada con dos botes de pintura y una caja de brochas.

—Aprovechando que tu padre está terminando una de sus novelas y yo no trabajo, ¡haremos algo divertido juntas!

Pepa sonrió y dejó caer el rastrillo.

10-11.tif

—¡Me apunto! —Maxi salió de un brinco del interior de la agencia y se plantó frente a la señora Pistas.

—¿Qué haces aquí a estas horas? —lo interrogó la madre de Pepa.

—Ejem... He venido a echar una mano a Pepa... —Y dejó escapar una sonrisita nerviosa.

—Buen chico. —El móvil de la señora Pistas comenzó a vibrar—. ¿Sí?... ¿Cuándo?... ¡Voy enseguida!

Entonces dejó los botes de pintura y las brochas frente a la verja, hizo unas señas hacia la ventana del despacho del señor Pistas indicándole que se iba y se montó en su bicicleta.

12-13.tif

—¿Y la cosa divertida que teníamos que hacer juntos? —preguntó Maxi.

¿«Juntos»? Pepa levantó una ceja y miró fijamente a su amigo.

12-13.tif

La señora Pistas se volvió hacia Maxi:

—¡Pintar la verja! Lo pasaréis en grande. ¡Ah, por la parte exterior y la interior...!

La señora Pistas les lanzó un beso con la mano y añadió:

—Me encantaría quedarme, pero el sapo de la señora Adele ha sido engullido por una planta.

12-13.tif

Pepa y Maxi abrieron los ojos como platos.

¿Habían escuchado bien o la señora Pistas había alterado el sentido de la frase?

—Empezad antes de que el sol apriete demasiado. ¡A ver si podéis terminarla para cuando esté de vuelta! —dicho esto, desapareció pedaleando calle arriba.

14-15.tif

Rápidamente, Maxi tomó uno de los botes y una de las brochas y se dispuso a dar una mano de pintura a la parte exterior de la verja con mucho entusiasmo. Pepa lo imitó ante la atenta mirada de Bebito y Pulgas.

14-15.tif

Pasados cinco minutos, Maxi se sentó en el bordillo de la acera. ¡Aquella verja parecía no tener fin y estaba agotado!

14-15.tif

—¿Se puede saber por qué paras? —Pepa se pasó el brazo por la frente para secarse el sudor y, sin darse cuenta, se impregnó la cara de pintura.

—Porque quiero dejar un poco de valla a tu madre para que la pinte, ¡ha dicho que era divertido! —explicó Maxi.

—¡Ha dicho que la terminemos!

14-15.tif

—N… —Maxi iba a negarse, pero de repente cambió de opinión y regresó al trabajo con una sonrisa de oreja a oreja al tiempo que alzaba la voz—: ¡Es verdad, pintar es superdivertido! ¡Jamás lo había pasado mejor!

¿Por qué gritaba?

Luci Crespas cruzaba la calle y se acercaba a ellos con una bolsa de mini galletas en la mano.

16-17.tif

—¿Qué hazéis? —preguntó masticando una de aquellas galletitas con extra de virutas de chocolate.

—¡Pintar la verja! —dijo Maxi risueño, y comenzó a silbar una alegre melodía.

—Quiero probar —propuso.

—¡Ah, no! —exclamó Maxi—. No sabrías hacerlo... Además, me lo estoy pasando tan bien que no quiero parar.

Pepa levantó una ceja.

¿Qué estaba tramando?

—Vamoz... —insistió Luci y miró su bolsa de mini galletas—. Zi me dejaz pintar te doy mi bolza de galletaz.

Maxi observó aquellas jugosas galletas. Enseguida, se escuchó un ruido procedente de sus tripas.

16-17.tif

—¿Ezo ez un zí?—sonrió Luci.

—¡Sí! —Le entregó la brocha y se sentó a comer. Mouse asomó por su capucha a olisquear, y de haber sido un pedazo d

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos