Divide y vencerás: 10 consejos para no caer en la tentación de procrastinar
Con la intención de ayudarnos a combatir este pequeño mal al que llaman procrastinación, los expertos de «Entiende tu mente» nos traen una serie de consejos para dejar atrás esa pereza y alcanzar nuestro máximo potencial, incluso en invierno.
Con la llegada del frío invernal tenemos que reconocer que cuesta un poquito más de lo normal mantenernos motivados. Si no tenemos cuidado, esos «5 minutitos más» pueden convertirse en un claro caso de procrastinación, ese mal del que nos avisaban nuestros abuelos cada vez que nos decían esa mítica frase «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy». La procrastinación es la pérdida de tiempo que se produce cuando nos enmarañamos en actividades que llaman nuestra atención, pero que no nos resultan productivas en ningún sentido. Por culpa de estas actividades acabamos postergando lo que realmente queremos hacer. Este «hacer todo menos lo que tenemos que hacer» tiene la característica de que se trata de algo casi ajeno a nuestra voluntad.
Aunque los gurús motivacionales de Instagram te quieran hacer creer lo contrario, todos procrastinamos. De hecho, procrastinar es algo muy humano. Siempre se ha procrastinado y se seguirá procrastinando, pero ahora es más fácil que nunca, con Netflix, Instagram y Tiktok al alcance de un clic. Si a todo esto añadimos que con la llegada del invierno también llega la muy temida depresión estacional, nos encontramos ante un cocktail peliagudo y muy poco productivo.
El trastorno afectivo estacional, depresión estacional para los amigos, es un tipo de depresión muy común relacionado con los cambios de estación. Los síntomas comienzan en otoño y continúan en los meses de invierno y durante este periodo se suele tener menos energía, más sueño, peor humor, sentimientos de apatía, tristeza o depresión… En invierno a veces da la sensación de que todo es una carrera a contracorriente y, en un intento de escapar de este agobio, procrastinar suele ser una salida recurrente. Pero, que no cunda el pánico. Si todo esto te suena familiar, hemos encontrado el libro que podría convertirse en tu mejor aliado.
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Entiende tu mente. Claves para navegar en medio de las tempestades (Aguilar) es la materialización de todas esas conversaciones que Molo Cebrián, Luis Muiño y Mónica González llevan teniendo desde 2017 en el conocido podcast homónimo al libro. El podcast se ha convertido en el número uno mundial en podcasts de psicología en español y el libro libro es la herramienta perfecta para todo aquel que busque entenderse mejor y vislumbrar de manera distinta todos esos líos mentales en los que a veces nos metemos. La procrastinación es uno de estos líos de los que tanto nos cuesta salir, por eso, Cebrián, Muiño y González quieren echarnos una mano en esta ardua tarea con estos 10 consejos para dejar de procrastinar:
1. Divide y vencerás
Dividir lo que tanta pereza da en pequeñas tareas que se hacen más asequibles es una técnica infalible para engañar a nuestras mentes y hacerlas creer que la cantidad de trabajo es menor.
2. Organízate y ponte fechas
Crear objetivos diarios es una forma realista y asumible de gestionar nuestras responsabilidades, ya que el hacer un poco cada día no permitirá ir avanzando y sentirnos satisfechos tras haber terminado con el objetivo diario. Organizarse debería ser un placer: cómprate una agenda, imprime un calendario, ponte manos a la obra y establece objetivos realistas.
3. Empieza ya, solo diez minutos
A veces nos cuesta mucho ponernos manos a la obra, pero diez minutos de atención plena no suenan a mucho tiempo y pueden marcar una gran diferencia ya que nos permite perderle el miedo a la tarea que estamos posponiendo.
4. Fluye
Poner el foco en la actividad que estamos realizando suena complicado en este siglo XXI con tantas distracciones a nuestro alrededor, pero es indispensable. Pon el móvil en modo no molestar y trata de evitar distracciones.
5. Descansa
La hiperestimulación que nuestro cerebro recibe constantemente es agotadora. El mundo actual nos bombardea con información y nos hace pensar y tomar decisiones constantemente. Estamos cansados, y con razón. Este cansancio multiplica el desinterés por la tarea y reduce nuestra capacidad de esfuerzo y de atención. Por eso es importante programar descansos, dar paseos, desconectar y descansar la mente de tanto estímulo.
6. Prémiate
Para las tareas que nos acompañan más tiempo de lo habitual, para aquellas donde la tranquilidad que da el trabajo terminado tardará más en llegar, podemos «engañar» a nuestro cerebro. Démosle una pequeña recompensa por cada una de las minimetas alcanzadas cada día. Busca pequeños incentivos y prémiate cada poco. Es mucho más gratificante una dosis continua de recompensas que buscar un gran premio para el final del proceso.
7. Usa un organizador externo
Ya sea una agenda, una tablet o una sencilla hoja de papel, la cuestión es usar un «basurero mental» que nos ayude a tener el tiempo estructurado visualmente y a repertoriar datos. Este organizador externo nos ayudará a sustituir cantidad por calidad y esfuerzo y tiempo por eficacia.
8. Recuerda continuamente cuál es tu motivación
Trata de tener presente por qué quieres emprender esta tarea, de encontrar un sentido vital amplio a lo que estés haciendo. Busca la forma de asociarla a tu crecimiento personal y clarifica tus objetivos. Es recomendable listar nuestras metas en todos nuestros ámbitos (personal, laboral, familiar…) y además categorizarlas temporalmente (objetivos a corto, medio o largo plazo).
9. Cambia, poco a poco, las autoinstrucciones con las que trabaja tu mente
Se trata de sustituir lemas paralizadores por otros más adaptativos. Por ejemplo, es más motivador hablar de deseos que de necesidades, porque lo primero genera sensación de control, y lo segundo, estrés. También es útil sustituir el «tengo que», por los «elijo», y es mucho mejor admitir que no queremos determinadas cosas que evadir la responsabilidad con continuos no puedo».
10. Acepa cierto nivel de procrastinación
Es importante practicar el autocuidado y rebajar nuestra autoexigencia a niveles razonables. ¡No pasa nada por procrastinar un poquito!