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Tienda: EspañaImagen extraída del libro.
«¿Quién demonios es esa misteriosa mujer?». La pregunta que en la novela formula el agente de la CIA, Howard Hunt, es la misma que muchos lectores se harán hoy. Hasta la fecha, poco se ha hablado y escrito sobre la española que llegó a mover los hilos del espionaje mundial, menos aún como lo hace Reyes Monforte en La violinista roja.
En esta nueva novela, la escritora y periodista arroja luz sobre la figura de África de las Heras, la española que se convirtió en la espía soviética más importante del siglo XX: al servicio del KGB durante más de cincuenta años y una de las primeras mujeres en alcanzar el rango de coronel durante la Guerra Fría.
Su vida fue un apasionante recorrido por el siglo XX y en su caminar se cruzó con personajes tan relevantes como Dolores Ibárruri, la Pasionaria; Ramón Mercader y su madre, Caridad; León Trotski; Ernesto Che Guevara; Frida Kahlo y Diego Rivera; Ernest Hemingway; George Orwell; Andreu Nin, y espías tan célebres como Kim Philby, alias Stanley, el miembro más conocido de los «Cinco de Cambridge», y William Fisher, alias Rudolf Abel, creador de la red de espías soviéticos en Estados Unidos y protagonista del más famoso intercambio en el puente Glienicke, el «Puente de los espías», en 1962.
Sus huellas aparecen en los principales escenarios de nuestra historia reciente. Después de colaborar en la revolución de Asturias de 1934, África de las Heras fue la temida interrogadora de la checa de San Elías de Barcelona durante la Guerra Civil, donde se la conocía como la «pequeña Pasionaria» y fue captada por los servicios secretos soviéticos; formó parte del operativo que asesinó a Trotski en México, ejerciendo como secretaria y traductora del revolucionario ruso mientras este vivía exiliado en la Casa Azul de Frida Kahlo y Diego Rivera en Coyoacán; actuó de «violinista» —así se denominaba a las operadoras de radio soviéticas en el argot de los servicios secretos— en los bosques de Ucrania para luchar contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial; se hizo pasar por una modista de alta costura en París, enamorando al escritor uruguayo Felisberto Hernández, con el que se casó en Montevideo, un matrimonio que le sirvió como tapadera para asentarse en el país y desde allí crear una red de espías soviéticos en Sudamérica que operó en todo el mundo durante la Guerra Fría; fue Patria, el alias que utilizó para firmar sus informes secretos, el mismo que aparece en su tumba, en el cementerio moscovita de Jovanskoye.
África tuvo múltiples identidades: María de la Sierra en México, María Luisa de las Heras en París y en Uruguay, la subcomandante Ivonne en los bosques de Ucrania, Maria Pavlova en Moscú... Tuvo también muchos romances aunque uno fue su gran amor oculto, clandestino y, por momentos, prohibido: Ramón Mercader. Los demás, o fueron amores esporádicos por algún tipo de interés, o de conveniencia, siempre marcados por la inteligencia soviética, como el matrimonio con Felisberto Hernández o con el espía Giovanni Antonio Bertoni, alias Valentino Marchetti. Tras la muerte de este —o asesinato; las circunstancias de su muerte fueron investigadas por la policía que llegó a interrogar a la propia África—, la espía regresó a la URSS en 1968, saliendo al exterior solo para participar en misiones especiales principalmente en Irán. En Moscú ejerció durante casi dos décadas como instructora de nuevos agentes del KGB. Nunca volvió a España.
Te invitamos a recorrer algunos de los escenarios reales de la novela sobre esta mujer fascinante.
Reyes Monforte
Reyes Monforte regresa con su novela más ambiciosa: la apasionante historia de la española que se convirtió en la espía soviética más importante del siglo XX.
1. La Checa de San Elías, Barcelona
África de las Heras fue la temida interrogadora de la checa de San Elías durante la Guerra Civil, donde se la conocía como la «pequeña pasionaria» y donde fue captada por los servicios secretos soviéticos.
2. La Casa azul, Coyoacán (México)
África se hizo pasar por María de la Sierra, secretaria y traductora de León Trotsky en México. Allí formó parte del operativo para asesinarle, mientras este vivía exiliado en la casa de Frida Kahlo y Diego Rivera, conocida como La Casa Azul, que aún hoy puede visitarse.
3. Los bosques de Ucrania
Con el nombre de subcomandante Yvonne, allí fue donde África actuó de «violinista»-así se denominaba a las operadoras de radio soviéticas en el argot de los servicios secretos- para luchar contra los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
4. Barrio de Passy en París
Con el nuevo nombre de María Luisa de las Heras, se transformó en modista de alta costura con atelier en el elitista barrio de Passy. Acudió al famoso desfile de Christian Dior en 1947, se dejó ver por los cafés, exposiciones y otros actos culturales de la ciudad. Su objetivo: enamorar al escritor uruguayo Felisberto Hernández, con quien posteriormente se casaría.
5. Montevideo
En la capital uruguaya se casó con Felisberto Hernández, un matrimonio que le sirvió como tapadera para adentrarse en el país y crear una red de espías soviéticos en Sudamérica. Dicha red operó en todo el mundo durante la Guerra Fría.
6. Cementerio de Jovanskoie, Moscú
Allí está enterrada África de las Heras, bajo una lápida en español en la que figura su nombre y su graduación en el KGB: coronel. Murió el 8 de marzo de 1998, unos meses antes de la caída del Muro de Berlín y de la desaparición de la Unión Soviética. De su verdadera identidad no se supo nada hasta años después de su fallecimiento.
