Quién es quién en «Esclava de la libertad», la nueva novela de Ildefonso Falcones
El autor de «La catedral del mar» y «La mano de Fátima» (Grijalbo) regresa con una historia que narra la apasionada lucha por la libertad de dos mujeres negras en épocas distintas: la Cuba esclavista colonial y la España del siglo XXI. Así son ellas y las personas que las rodean.
Crédito: Joan Tomás.
Con más de once millones de ejemplares de su obra vendidos en todo el mundo, Ildefonso Falcones regresa ahora para sumergirse de nuevo en un tema de gran calado social y humano: la esclavitud en las colonias españolas y sus últimas consecuencias en la época actual. A medio camino entre la Cuba de mediados del siglo XIX y el Madrid de hoy, Esclava de la libertad representa una firme defensa de la diversidad cultural, la justicia histórica y la libertad a través de los siguientes personajes:
Kaweka
Natural de Guinea, con once años es raptada en su aldea y vendida como esclava. Tras una larga travesía desde África llega a la isla de Cuba en 1856 donde es entregada al marqués de Santadoma. Desde ese momento, su vida parece condenada a servir en el ingenio azucarero La Merced, parir más esclavos que engrosen la fortuna de los marqueses, ser víctima de todo tipo de abusos y vejaciones y vivir como un animal, sin libertad, derechos o cualquier privilegio digno del ser humano. Sin embargo, pronto descubre que la diosa Yemayá tiene otros planes para ella. Ha sido elegida por los orishas para liderar la lucha por la libertad y la dignidad de los negros, de todo su pueblo. Pero para complacer los deseos de Yemayá y abanderar esa causa, tendrá que renunciar al amor de Modesto; a la hija de ambos, que deja al cuidado de los cimarrones de la sierra para salvarla de una muerte segura; y a cualquier esperanza de ser feliz junto a las personas que ama. Un precio demasiado alto para una mujer que sufrirá la ira, la envidia, el abuso, el miedo y el desprecio de muchos hombres –y no solo blancos– que la verán como una hechicera, una bruja, una loca y, en definitiva, un peligro que es necesario erradicar.
Lita
María Regla Blasco, Lita, es una joven mulata nacida y criada en Madrid. Licenciada en economía y con un máster en comercio internacional, trabaja en la Banca Santadoma, propiedad de los marqueses de Santadoma, familia aristocrática proveniente de Cuba para la que los antepasados de Lita llevan trabajando más de un siglo, primero como esclavos y después como criados. A pesar de gozar de cierto reconocimiento profesional dentro de la institución, Lita sabe que siempre la considerarán inferior por el color de su piel y por descender de esclavos, algo que los marqueses suelen recordarle a pesar de vivir en pleno siglo XXI. Por eso, cuando descubre que su madre podría estar emparentada con la familia de aristócratas, luchará para que sea compensada por tantos años de sacrificio y todos los abusos que soportaron sus ancestros. Pero lo que empieza siendo algo personal acabará convirtiéndose en una encarnizada batalla por la reparación del daño infringido a los esclavos negros durante siglos de dominación blanca y contra el actual racismo imperante.
Mamá Ambrosia
Cuando la niña Kaweka llega al ingenio La Merced queda al cuidado de mamá Ambrosia, una vieja esclava yoruba encargada del criollero, la «gallina de los huevos de oro» del marqués, el lugar donde se crían los nuevos esclavos y esclavas, fruto de las relaciones sexuales a las que son obligadas las mujeres para preñarlas. No tardará la vieja esclava en tratar a su nueva ayudante como a una hija y será gracias a ella que la joven comprenderá cuál es el destino que le señalan sus orishas. La criollera vivirá y morirá ayudando a los suyos a sobrellevar el peso de la esclavitud y, sobre todo, apoyando a esos valientes hombres y mujeres que, como Kaweka, prefieren arriesgar su vida en pro de la libertad.
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Concepción
La madre de Lita trabaja como criada de doña Pilar de Santadoma, tía del actual marqués. Cuando la vieja aristócrata muere, Concepción queda al cuidado de sus dos yorkshires; es la voluntad póstuma de una mujer que se siempre consideró inferiores a quienes le servían. Aun así, agradece a los Santadoma el haber disfrutado de techo, ropa y comida y, sobre todo, que su hija María Regla pudiera estudiar gracias a la generosidad de sus señores. Ella ha conseguido que su hija no sirva en casa de los marqueses. ¿Qué más se puede desear siendo una criada negra? Solo cuando Lita se enfrenta a la familia Santadoma, Concepción será consciente de cuánto le ha sido arrebatado en la vida, a ella y a su madre Margarita; y a su abuela Alfonsa y a su bisabuela Kaweka; y a tantas y tantas mujeres que corrieron su misma suerte.
Modesto
Conocido como el emancipado, Modesto es el ayudante del doctor Agustín Rivaviejo. De unos treinta años, delgado, desgarbado y de un negro azabache, aunque es considerado un hombre libre según la ley –fue interceptado por las autoridades inglesas, que prohibían la trata de esclavos, en el momento de desembarcar en Cuba–, vive en una situación de servidumbre prorrogada indefinidamente. Y así lleva quince años al servicio del doctor. Trabajando junto a Rivaviejo en La Merced –donde ambos tratan de esclarecer el misterio de la baja natalidad que se produce en ese ingenio– conoce a Kaweka y juntos viven una intensa historia de amor y de cuyo fruto nacerá una hija, Yesa. Un amor interrumpido en múltiples ocasiones por la barbarie del hombre blanco, por las guerras, por las injusticias, por las cadenas, por los abusos a los que ambos son sometidos y por los caprichos de la diosa Yemayá, que siempre consigue arrebatarle a la joven yoruba. Un amor que, a pesar de todo, iluminará sus oscuras vidas.
Pablo
Es el hombre del que se enamora Lita. Consultor externo de Speth & Markus, trabajan juntos en la operación de compra de las acciones de la entidad bancaria propiedad de los Santadoma y no duda en salir en defensa de la joven mulata cuando es humillada por la madre del marqués. Pero las consecuencias de su valiente comportamiento no se hacen esperar y su carrera profesional se resiente. Es entonces cuando entra en una espiral depresiva por la que culpará a Lita, más aún cuando ella emprende su particular lucha en favor de la dignidad de los negros. Esto hará que sus caminos se separen irremediablemente.
Juan José de Santadoma
El marqués de Santadoma es el dueño del ingenio azucarero La Merced, en Matanzas, Cuba, donde cientos de esclavos, también de su propiedad, viven y trabajan en condiciones infrahumanas durante la segunda mitad del siglo XIX. Ernesto, su primogénito, muere tras ser maldecido por Kaweka, y entonces don Juan José ordena la muerte de la esclava. Sin embargo, el capataz destinado a tal misión, temeroso de las maldiciones de la que, sin duda, considera una terrible bruja, la deja escapar. Cuando Santadoma descubre que Kaweka sigue viva y tiene una hija nacida libre, utiliza todos los recursos a su alcance para dar con ellas. La orden es que las encuentren y las lleven con vida a La Merced. Esta vez, el marqués quiere matar a Kaweka con sus propias manos y apropiarse de Yesa.
Enrique de Santadoma
Es el último marqués de Santadoma y el actual presidente de la entidad bancaria donde trabaja Lita. Cuando muere su tía Pilar, Enrique es quien dispone del futuro de Concepción y también a quien tendrá que enfrentarse la joven mulata decidida a defender los derechos de su madre. Cuando Lita les reclame su parte de la herencia, Claudia, la madre del marqués, se verá obligada a confirmarle que es hermanastro de Concepción. Eusebio, su padre, que murió muy joven, tuvo una relación sentimental con la criada Margarita y ahora, sesenta años después, el fruto de esa relación, una negra desagradecida y vulgar, aspira a los privilegios de los Santadoma. Algo absolutamente impensable en su vasto y fructífero pasado esclavista, cuando las reclamaciones de los negros se resolvían a latigazos.
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