Un breve recorrido por el género distópico (o libros de ficción para una realidad un poco, glups, aterradora...)

Las narraciones de futuros postapocalípticos o distópicos parecen encontrarse en auge. Por eso te invitamos a acompañarnos en este recorrido por el género distópico, desde los clásicos que le dieron origen hasta las obras más recientes. 

Un breve recorrido por el género distópico (o libros de ficción para una realidad un poco, glups, aterradora...)

Crédito: Getty Images.

La sensación constante de encontrarnos en un mundo cada vez más convulso y en crisis continúa parece haber supuesto una demanda cada vez mayor de ficciones distópicas por parte de los consumidores. Ya sea a través de libros o series televisivas, las narraciones sobre futuros postapocalípticos o distópicos parecen encontrarse en auge. Quizá como una suerte de consuelo de que todo podría ir aún peor o porque estas ficciones parecen hacerse eco de la realidad, el reciente estreno de las nuevas temporadas de Black MirrorThe Last Of Us y el Cuento de la criada, así como el éxito de Severance, han vuelto a poner las distopías en el foco de mira del panorama televisivo. Del mismo modo, la reciente publicación de la última entrega de la serie de Los Juegos del HambreAmanecer en la cosecha, se ha convertido en todo un fenómeno de masas. 

A finales de 2024, tras las elecciones presidenciales de Estados Unidos, se registró un aumento importante de la venta de títulos de carácter distópico como El cuento de la criada 1984, que volvieron a colocarse en las listas de los más vendidos del país. Ambos libros, originalmente publicados en 1985 y 1949 respectivamente, presentan sociedades futuras autoritarias en las que las libertades individuales están reprimidas por el sistema. La popularidad de estos libros se debe, además de a la calidad de la pluma de los autores, a la manera en que consiguieron plasmar ideas a través de la ficción que, con el paso del tiempo, parecen haberse convertido en realidad. Casi con un poder profético, Orwell planteaba una sociedad donde la manipulación de la información y la vigilancia masiva se encontraban a la orden del día. Hoy en día se han generalizado muchos de los términos que usó en su novela como, por ejemplo, la idea del Gran Hermano —ese ente vigilante que sigue todos tus movimientos— o incluso el término «orwelliano», utilizado para hacer referencia a una sociedad controlada mediante la propaganda y en la que se coartan las libertades individuales. 

Si bien la novela distópica se solidificó como género entre las décadas de los años 30 y 50 con la publicación de tres obras icónicas —Un mundo feliz de Aldous Huxley1984 de George Orwell y Fahrenheit 451 de Ray Bradbury—, su origen se remonta a los años 20 con la publicación de Nosostros, de Yevgueni Zamiatin. De hecho, el mismo Orwell reconoció que se inspiró en la novela del autor ruso, convertido ya en un clásico de la literatura y que fue capaz de predecir los peores excesos del imperio soviético. Tanto es así que Nosotros, un alegato a favor de la libertad individual y una gran obra de la ciencia ficción, estuvo censurada en la Unión Soviética durante años.

Y es que quizá sea este poder profético el que encumbra algunas distopías, siendo al mismo tiempo su mayor virtud y su peor consecuencia. Si bien la literatura debería servir de enseñanza, en muchos casos la humanidad parece hacer oídos sordos de estas advertencias hasta que, quizá, es demasiado tarde. Para algunas personas, esto abre la incógnita de si El cuento de la criada, escrita en 1984 pero cuyo argumento parece acercarse cada vez más a ciertas escenas de nuestra realidad, puede contar también con este carácter profético. Ya que muchos lectores en redes sociales han empezado a buscar las similitudes de este libro con la realidad o se han usado atuendos que recuerdan a los trajes que llevan las mujeres en Gilead a modo de protesta. Tanto el libro como la serie homónima se ambientan en un país ficticio, Gilead. Pero esta teocracia en la que las mujeres son explotadas con fines reproductivos está inspirado en un Estados Unidos futuro donde, tras un golpe de estado, diversos grupos religiosos extremistas tomaron el control del país. Y es que la autora ha reiterado en múltiples ocasiones que uno de los axiomas tanto del libro como de la serie es que no se permite que aparezca ningún suceso del que no haya un precedente en la historia de la humanidad. Es decir, que todo lo que sucede ha pasado en la realidad, solo que en lugares y tiempos distintos.

Clásicos atemporales del género distópico

Durante la presentación de su último libro a finales de 2024, Atwood reflexionaba sobre cómo del mismo modo que las utopías se popularizaron a finales del siglo XIX gracias a los avances tecnológicos y descubrimientos científicos, haciendo que la gente contara con una mayor confianza en el futuro, hoy en día parece haber un repunte en las distopías centradas en el cambio climático y los derechos de las mujeres. Quizá porque estas dos problemáticas tienden a ocupar cada vez espacio tanto en el debate social como en nuestras preocupaciones individuales. Aunque no siempre es así, ya que en ocasiones estas novelas le dan la vuelta a estas ideas y nos plantean un mundo invertido en el que son las mujeres las que se encuentran en el poder, como es el caso de la novela de Naomi AldermanEl poder. Esta novela, en la que se basa la serie de Prime Video, plantea la pregunta de qué sucedería si el poder estuviera literalmente en manos de las mujeres, dando así una vuelta de tuerca al género distópico.

O, en otros casos, llevan ciertas ideas al extremo para hablarnos desde la hipérbole o el terror, como es el caso del éxito de libros como Cadáver exquisito de Agustina Bazterrica, cuya popularidad en redes sociales, sobre todo a raíz de su traducción al inglés, ha despertado un nuevo interés en esta distopía. En su obra, Bazterrica presenta un mundo en el que el canibalismo no solo es legal, sino que se ha convertido en ley, obligándonos a afrontar debates incómodos pero de suma actualidad. 

Así es posible que una de las razones por las que se está observando un nuevo auge del género distópico sea por una sensación cada vez más generalizada de que el mundo en el que vivimos parece estar deviniendo, poco a poco, en un reflejo de algunos de estos mundos imaginarios que, aunque nacieron como ficción, parecen contar con un punto de profecía autocumplida.   Pero, como el propio Orwell afirma en 1984, «quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado». Es decir, que para no cometer los mismos errores que en el pasado, hemos de recordarlo y, para manipular a la sociedad, nada como alterar dichos eventos. Porque, como ya exploraba Ray Bradbury en Fahrenheit 451, la literatura puede ser una fuente inagotable de poder gracias a su capacidad para hacernos reflexionar y dotarnos de pensamiento crítico. En un mundo como el de Fahrenheit 451, donde está prohibido leer, lo que sucede es que se acaba suprimiendo la capacidad de pensar. 

Nuevas voces de la distopía contemporánea

Es aquí donde la literatura, especialmente dirigida a audiencias jóvenes, puede contar con un valor de especial relevancia en tiempos convulsos para servir de enseñanza y hacernos reflexionar sobre conceptos como la libertad individual o la necesidad del pensamiento crítico. Así las distopías juveniles cuentan con un valor único para llegar a los más jóvenes y ayudarnos a ver situaciones que pueden llegar a darse en el mundo actual desde una perspectiva distinta, siempre a través de la ficción. 

Como es el caso de Los Juegos del Hambre, sin duda el mayor exponente del género, donde nos encontramos una oscura versión de un futuro no demasiado lejano, donde doce chicos y chicas se ven obligados a participar en un reality show llamado Los Juegos del Hambre. Como sucedía con Gilead, Panem, el mundo creado por Suzanne Collins, es una versión futurista y postapocalíptica de Estados Unidos. La propia autora comentó que la inspiración para esta novela —que es, en realidad, una reinterpretación futurista del mito griego de Teseo y el Minotauro— vino cuando, mientras estaba zapeando entre diversos canales de televisión. Mientras cambiana de un canal a otro, las imágenes de un reality show y la cobertura de la guerra de Irak empezaron a mezclarse en su mente. Y así nació esta idea del reality show encarnizado en torno al que gira esta serie.

Las novelas de Collins ofrecen una interpretación accesible tanto para jóvenes como adultos de los dilemas que presentan las dictaduras, la justificación de la violencia y el coste de la guerra. En su último libro, Amanecer en la cosecha, Collins nos lleva a los Quincuagésimos Juegos del Hambre, presentando Panem 24 años antes de que se sucedan los acontecimientos del primer libro de la trilogía original. En esta novela, protagonizada por Haymitch, Collins explora, entre otras cosas, el uso de la propaganda y el poder de las narrativas mediáticas. Dos temáticas que nos recuerdan a Orwell y que tienen una gran relevancia en la sociedad actual.

Y es que, además de entretener, la literatura siempre ha sido y seguirá siendo una gran herramienta para ayudar a desarrollar la empatía y el pensamiento crítico. Siendo el género distópico un gran ejemplo de la capacidad no solo para explicar el pasado, sino también para alertarnos sobre los posibles peligros que pueda presentar nuestro futuro. 

Novelas distópicas para jóvenes lectores
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