«Sex Education» es buenísima, pero los libros de Maeve son aun mejores
Aprovechando el estreno de la cuarta y última temporada de la serie de Netflix «Sex Education», repasamos las lecturas de Maeve Wiley, el personaje más rebelde y feminista. Jane Austen, Virginia Woolf o Chimamanda son algunas de sus autoras favoritas.
Maeve Wiley en la biblioteca. Crédito: Netflix.
«Mucha gente tiene conocimientos, pero no mucha tiene ideas. Eres una pensadora de verdad». Son las palabras que la profesora Sands dedica a Maeve Wiley en el sexto episodio de la primera temporada de Sex Education, después de haber descubierto que es ella la autora encubierta del texto ganador del concurso de redacción. Razón no le falta: si algo define a Maeve es ser una adolescente inteligente, ávida y culta. Su personalidad ha sido forjada por los palos de la vida —una madre con problemas de drogadicción, una infancia de abandono, una rutina de soledad y forzada independencia—, pero también por el ímpetu y las ideas de las autoras que reúne en su biblioteca personal.
Los libros han sido su mejor compañía, un refugio siempre disponible y un camino abierto al aprendizaje y la reflexión. Son muchos los títulos que de forma directa o algo más implícita se pasean por los capítulos de Sex Education, una serie que siempre ha subrayado el valor de la literatura y la importancia de la cultura para reconocernos, expresarnos y entender el mundo que nos rodea. Aquí los tienes:
Maeve define a la autora de este texto como «la Beyoncé de su época». Virginia Woolf fue y es todo un icono del feminismo, un auténtico referente para una adolescente que lucha por los derechos de las mujeres y paga con sus propios medios el remolque en el que vive. Woolf siempre consideró la independencia económica un factor clave en el desarrollo personal y profesional de cualquier mujer, especialmente de aquellas dedicadas a la literatura: «Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si va a escribir ficción».
Además de este ensayo, considerado uno de los textos fundadores del feminismo moderno, Maeve también suma a su lista otro título de la escritora británica: A Passionate Apprentice (en inglés), un diario que comienza cuando tiene casi 15 años y deja entrever la semilla original de la futura Woolf como novelista.
Esta novela presenta el relato confesional de una muchacha asfixiada por las convenciones sociales. Esther, alter ego de Plath, tiene todo lo que cualquier mujer desearía en el Nueva York de los años cincuenta: una beca para trabajar en una revista de moda y un estudiante de medicina deseoso de conseguir su amor… Pero una vez descubre el machismo de una sociedad que aniquila sus proyecciones, se encierra en sí misma. Una dolorosa búsqueda de la identidad en un mundo castrador.
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En realidad, podríamos elegir cualquier otro título de la producción literaria de Jane Austen, pues la propia Maeve confiesa en la serie haber leído toda la obra de la autora cuando apenas tenía 12 años. Así que junto a Orgullo y prejuicio, una de las obras maestras de la literatura inglesa donde la escritora ofrece un retrato único de la sociedad de la época y un análisis de las relaciones humanas, podríamos citar también otros títulos tales como Emma —vemos reposar el libro en su mesilla de noche—, Sentido y sensibilidad (una exploración de las opciones de la mujer en una sociedad donde su destino depende de la elección del marido), Mansfield Park, La abadía de Northanger (la obra más divertida de Austen) o Persuasión, donde por primera vez en la historia de la novela la mujer debe luchar para pedir al amor una segunda oportunidad.
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No lo vemos en la pantalla, pero hay pruebas de que Maeve conoce el viaje de Marlow a través del río Congo. En el texto que le lleva a ganar el concurso de redacción (aunque ella esconda su identidad bajo la enunciación titubeante de Adam Groff), la joven lectora cita directamente a Joseph Conrad: «Vivimos como soñamos, solos». La frase se esconde entre las páginas casi proféticas de El corazón de las tinieblas, una novela que desciende a los infiernos del colonialismo y nos hace reflexionar sobre el imperialismo y nuestra capacidad para hacer el mal.
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Una recopilación de relatos en los que Jhumpa Lahiri explora las relaciones humanas de una forma tan lúcida como conmovedora. La escritora —de cuna británica, ascendencia bengalí y crianza estadounidense— nos pasea con delicadeza por una amplia galería de personajes empujados a lidiar con momentos clave de sus relaciones para encontrarse a sí mismos en un mundo fragmentado y contradictorio.
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¡Cómo no iba a estar entre la lista de la alumna más reivindicativa del instituto! Todos deberíamos ser feministas es el ensayo por excelencia de la voz más inspiradora de los últimos tiempos. ¿Qué significa ser feminista en el siglo XXI? Es la respuesta que la pensadora y escritora nigeriana intentaba responder en aquel célebre TEDx Talk que derivó en un libro obligatorio del feminismo actual. Partiendo de la base de que la lucha por la igualdad no es solo cosa de mujeres, Chimamanda interpela a la sociedad en su conjunto con un estilo directo y carismático para construir un futuro más justo. «Hoy me gustaría pedir que empecemos a soñar con un plan para un mundo distinto. Un mundo más justo. Un mundo de hombres y mujeres más felices y más honestos consigo mismos».
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Mary Wollstonecraft sentó con este texto los principios de la emancipación femenina, en un momento en el que ni siquiera el término feminismo existía aún. Con el poder revolucionario de su pluma, la autora se propuso abordar la inclusión de la mujer en los principios universales de la Ilustración, reclamando una igualdad real y atacando la idea asentada y defendida de la feminidad manipulable, dócil y meramente decorativa. Escrito en 1792, cuando la defensa de los derechos humanos había llevado la revolución a América y Francia, Vindicación de los derechos de la mujer constituye uno de los pilares esenciales de la teoría feminista.