«Benjamin Black está muerto (y vive en España)»
Sus policiales favoritos y su Biblia criminal. La predilección por el detective o por el delincuente. La sombra terrible de la Iglesia en la Irlanda de sus libros. La tentación de escribir sobre un crimen real. Reunido con su amigo y colega Rodrigo Fresán para un diálogo «on-line», John Banville aceptó someterse a un interrogatorio sobre ese lado de sombra de su obra literaria que va ganando cada vez más espacio y celebridad: los policiales firmados como Benjamin Black. Al menos hasta ahora. ¿Murió realmente Benjamin Black? ¿Quién es ese B.W. Black que tomó su lugar? ¿Qué tuvo que ver España en todo eso? Las respuestas a todo esto, a continuación.
Por Rodrigo Fresán
La entrevista más negra: John Banville/Benjamin Black y Rodrigo Fresán charlan a propósito del detective Quirke.
Por RODRIGO FRESÁN
Rodrigo Fresán: Hola, John, ¿cómo estás?
John Banville: Estoy muy bien, contento de verte.
Rodrigo Fresán: Lo mismo digo. Bueno, vamos a empezar con el interrogatorio, vamos a meterte en la sala de interrogatorios para que lo confieses todo. Antes de nada, me gustaría que me pusieses en contexto sobre la situación actual de Benjamin Black, porque estoy confundido. El otro día fui a la librería La Central en Barcelona y me fijé en la contraportada del libro The Secret Guests y vi que estaba firmado por B. W. Black, ya no por Benjamin. ¿Qué ha sucedido?
John Banville: Ya no sé ni quién soy, por Dios, ya no lo sé. Es todo muy confuso, pero en el mundo de la lengua inglesa Benjamin Black está muerto, es un cadáver.
Rodrigo Fresán: ¿Muerte natural?
John Banville: Deja que te cuente. Llegué a un punto en el que, con el fin de escribir el libro que acaba de salir en España, no me acuerdo cómo se llama... Oh, Quirke en San Sebastián, tuve que leer algunos libros previos porque es una secuela, y no soporto leer mis libros, me pone enfermo, por lo que se me ocurrió la idea de escuchar los audiolibros. Entonces me enteré de que algunos los lee Timothy Dalton, gran actor que fue James Bond —un mal James Bond en mi opinión, por cierto, el mercado le hizo un favor, pero bueno—. Pues bien, los escuchaba por la noche porque tengo insomnio, y como estaba a oscuras y él las interpretaba, pude verlas desde la distancia, pude ser objetivo. Y pensé: «¡Bueno! ¡No son malas en absoluto! ¿Por qué tengo este hermano misterioso en mi hombro?». Así que decidí matarlo… Pero ¡es muy conocido en España! Creo que sería mejor matar a Banville y ser Benjamin Black.
Rodrigo Fresán: Así que ahora él es el típico británico que se jubila y viene a vivir a España sus últimos años.
John Banville: ¡Mira! Pues sí, vive en España, está vivo y sano en España.
Rodrigo Fresán: Pero no has jubilado a Quirke. Quiero decir que sí has retirado a Benjamin Black, pero no a Quirke. Lo cual es muy interesante.
John Banville: No, no me puedo quitar de encima a Quirke, creo que va a colgar de mi cuello siempre que yo siga escribiendo. No me gusta mucho, la verdad, no estoy particularmente interesado en él, es un personaje bastante oscuro y no lo conozco mucho, por lo que he tenido que inventar uno nuevo, para que vaya con él, Strafford, quien es un detective en el cuerpo de policía en los años cincuenta, lo que realmente hubiese sido imposible en esa época.
«Paint it Black»
Rodrigo Fresán: Perdona que no te crea mucho cuando dices que no estás interesado en él porque para mí, a la hora de crear novelas… No sé si has leído este extraño thriller que escribió hace muchos años Jules Feiffer, el caricaturista americano, que se titula Ackroyd. Es la historia de un detective que comienza su primer caso y se acerca tanto a la familia que está investigando que permanece con ellos durante veinte años. Se convierte en un miembro de la familia, está completamente interesado en la familia. Y creo que Quirke trabaja un poco así, él mismo es un caso que no puede cerrar y se investiga a sí mismo todo el tiempo, o, bueno, tú le investigas todo el tiempo.
John Banville: Sí, pero no sé qué voy a hacer con él, porque ha vivido una tragedia en España que lo va a herir profundamente, quizás empiece a beber de nuevo, o a lo mejor no, no lo sé… Esta es una de las mejores cosas, como sabes, de escribir ficción, que tienes estos muñecos, estas marionetas con las que juegas. Las sacas de la caja, las pones en tu escritorio, empiezas a hacerlas andar y puedes hacer cualquier cosa con ellas. Uno juega el papel de un dios pequeño para estas criaturas que ha inventado, por lo que quién sabe lo que voy a hacer... haré algo interesante con ellas. Creo que en el próximo libro que escriba sobre Quirke y Strafford colaborarán juntos, pero me parece que voy a hacer que se gusten intensamente, solo para divertirme.
«Los años cincuenta en España e Irlanda fueron unos años muy oscuros. Nosotros tuvimos una dictadura un poco más suave que la española, pero en otros asuntos fue más dura, porque la Iglesia era tan poderosa en Irlanda que quería controlar nuestras vidas y nuestra vida íntima. Creo que en España había más libertad. Recuerdo ir a España a principios de los años sesenta y todavía se veía mucha policía por las calles, pero no era como en Irlanda. Por eso situé los libros en la Irlanda de los años cincuenta, porque era un momento muy interesante».
Rodrigo Fresán: El otro día estaba leyendo una biografía de Ross Macdonald en la que decía que en la siguiente novela que iba a escribir antes de morir, bueno, antes de que tuviese Alzheimer, iba a hacer que Lew Archer se investigase a sí mismo, su pasado, porque era algo a lo que él nunca se había querido enfrentar y finalmente iba a averiguar quién era su padre, etcétera. Lo que realmente me impresionó fue que desde tu primera novela de Quirke, has estado en esa especie de territorio, quiero decir… El clásico detective es más como un médium, pero Quirke es como un fantasma. Es como que se llama a sí mismo y a toda su familia todo el tiempo…
John Banville: Bueno, vamos a ver, eso es lo que hizo en el primer crimen del libro El secreto de Christine. Se encontró con su pasado y con cosas que preferiría no haber sabido. Me gusta eso, me gusta la oscuridad que tiene esto porque, como sabes, los años cincuenta en España e Irlanda fueron unos años muy oscuros. Nosotros tuvimos una dictadura un poco más suave que la española, pero en otros asuntos fue más dura porque la Iglesia era tan poderosa en Irlanda que quería controlar nuestras vidas y nuestra vida íntima. Creo que en España había más libertad. Recuerdo ir a España a principios de los años sesenta y todavía se veía mucha policía por las calles, pero no era como en Irlanda. Por eso situé los libros en la Irlanda de los años cincuenta, porque era un momento muy interesante.
Rodrigo Fresán: Justa esa iba a ser mi próxima pregunta, hablando de lugares y ciudades importantes. Dublín es muy significativa en las novelas de Quirke y en muchos de tus libros y creo que la única vez que has sacado a Quirke de allí fue para ir a Boston, en América, me parece que fue en El secreto de Christine. Entonces ¿por qué San Sebastián? ¿Cuál fue el motivo para traerle aquí?
John Banville: Porque hace muchos años fui a una feria de libros en San Sebastián y me enamoré del sitio. Pensé en dar a Quirke un poco de sol y ofrecerle unas pequeñas vacaciones por un instante... y entonces soltar una gran carga de pena y horror.
Rodrigo Fresán: Y ¿cuál fue el modelo o influencia que elegiste para escribir sobre España sin ser la típica historia del extranjero en la España soleada? Las primeras páginas de Quirke en San Sebastián me han recordado de una manera elegante, positiva y pura a lo mejor de Hemingway en Fiesta. Hay una especie de lentitud llena de tensión por estar en un sitio extraño pero al mismo tiempo ser seducido por este lugar que no conoce muy bien y en el que no sabe qué pedir de beber o comer. ¿Me entiendes?
John Banville: Sí, siempre he odiado libros como los extranjeros de D.H. Lawrence o Hemingway. Ese tipo de libros en los que los personajes expatriados viven en un sitio y conocen el pequeño bar al que los turistas no van y todo el resto de lugares a los que ir... Eso me vuelve loco, lo odio. Recuerdo cuando escribí El libro de las pruebas, cuyo inicio estaba situado en España, y yo estaba haciendo una de las últimas entrevistas con Alberto Moravia, él ya lo había leído, y dijo: «¿Sabes? Así es como vivimos allí, éramos tan cool…». Simplemente lo odio, odio eso. Yo nunca he sentido que conociese ningún sitio, quiero decir que yo no vivo así en Dublín, soy un extraño aquí, por lo que ¿cómo puedo pretender saber algo sobre San Sebastián? Me gusta ser un forastero. Recuerdo tener una conversación con el maravilloso poeta irlandés Derek Mahon. Él era de Irlanda del Norte, se había movido por el sur de Irlanda y por Londres, y me dijo: «¿Sabes? No me siento en casa en ningún sitio», y yo le dije: «No te tienes que sentir en casa nunca. Te tienes que sentir como un forastero». Somos como babosas sin un caparazón, así es como debería ser. Por eso somos tan sensibles y cualquier cosa que nos cae encima nos crea un gran dolor.
«Recuerdo tener una conversación con el maravilloso poeta irlandés Derek Mahon. Él era de Irlanda del Norte, se había movido por el sur de Irlanda y por Londres, y me dijo: "¿Sabes? No me siento en casa en ningún sitio", y yo le dije: "No te tienes que sentir en casa nunca. Te tienes que sentir como un forastero". Somos como babosas sin un caparazón, así es como debería ser».
Rodrigo Fresán: Eso es. El otro tema que sigue apareciendo en los libros de Quirke es el pensamiento religioso. La Iglesia es como una fuerza oscura parecida al ojo demoniaco en El Señor de los Anillos. Lo ve todo y es el maestro de marionetas que juega con todos los personajes. Pero al mismo tiempo has explicado que tuviste una infancia y una adolescencia perfectas siendo estudiante en un colegio de curas. ¿Cuál es el atractivo de incluir la religión en el territorio del thriller o de la novela de crímenes?
John Banville: Es muy difícil comunicar cuán dura y poderosa era la Iglesia en esa época. Ellos controlaban nuestras vidas totalmente, pero en ese momento no lo sabíamos. Yo pasé la infancia en casa porque fui afortunado, y creo que mi madre era pagana. Ella creía que era católica, pero en realidad era pagana. A ella no le gustaban Dios o Cristo, los santos eran su gente. No era una hija cristiana, sino que idolatraba a los dioses paganos y a mí eso me parecía bien, pero ¿sabes qué? Estoy muy agradecido a la Iglesia y el daño que hicieron porque me dieron una maravillosa base para mis libros. Probablemente lo he dicho antes, pero recuerdo que cuando fui a Europa del Este en los años ochenta miré a mi alrededor y pensé: «¡Oh, Dios mío! ¡Estoy en casa! Esto es Irlanda». Y es cierto, ellos tuvieron el partido comunista que controló sus vidas y nosotros tuvimos la Iglesia. Hay una historia inglesa que dice que el comunismo y el catolicismo son dos caras de la misma moneda, y es absolutamente cierto. Me sentí «en casa» tanto en Europa del Este como en Irlanda. Ambos sitios eran horribles.
Rodrigo Fresán: Entonces de alguna manera crees que la historia de Jesucristo, además de ser la mejor historia jamás contada, ¿también puede ser el mejor thriller jamás contado? ¿Quién le mató? ¿Por qué? ¿Dónde está ahora? ¿Va a volver como Terry Lennox o no?
John Banville: Sí, y ¿fue Judas el chivo expiatorio? ¿Lo hizo de verdad?
Rodrigo Fresán: Bueno, a lo mejor era como Terry Lennox o April Latimer… Está vivo y viviendo en...
John Banville: Sí, ese es un buen libro para escribir…
«Es muy difícil comunicar cuán dura y poderosa era la Iglesia en los años cincuenta. Cuando fui a Europa del Este en los años ochenta, miré a mi alrededor y pensé: "¡Oh, Dios mío! ¡Estoy en casa! Esto es Irlanda". Y es cierto, ellos tuvieron el partido comunista que controló sus vidas y nosotros tuvimos la Iglesia».

Fotomontaje de Max Rompo.
Rodrigo Fresán: Sí, y hablando de esto, hiciste un brillante homenaje a Raymond Chandler con el libro La rubia de ojos negros, donde cerraste el caso y finalizaste la historia de la amistad, entre comillas, de Philip Marlow y Terry Lennox, y de alguna forma creo que hiciste otra especie de Terry Lennox con April Latimer, ¿no? La idea de que desapareciese, que todo el mundo pensara que estaba muerta y después reapareciese como un fantasma…
John Banville: Sí, mi editora, mi adorada editora, María Fasce, quería que siguiera con el libro un poco más y que continuase la acción con April y Phoebe, pero podría haber terminado ahí... Cuando escriba mi siguiente libro quizá hago algo, April a lo mejor vuelve de España… Por supuesto les estoy desvelando la trama mientras hablamos, aunque luego nadie lo recordará. Pero sí… Por cierto, mi libro de Marlowe está siendo adaptado a película, ¿te lo había contado?
Rodrigo Fresán: No, no lo sabía…
John Banville: Liam Neeson va a hacer el papel de Marlowe, va a ser dirigida por Neil Jordan…
Rodrigo Fresán: ¿Cuándo va a pasar esto?
John Banville: Debería empezar a grabarse en octubre.
Rodrigo Fresán: ¿Has escrito el guion?
John Banville: No, no lo he escrito yo. El guion está hecho por William Monahan, un guionista muy conocido en Hollywood. El guion es muy bueno. Es muy divertido porque el libro está escrito por un irlandés; va a ser dirigido por Neil Jordan, quien también es irlandés; Marlowe va a ser interpretado por otro irlandés, Liam Neeson; el guionista es un irlandés americano… ¡Por lo que es una producción irlandesa! Y creo, por cierto, que va a ser grabada en Barcelona.
Rodrigo Fresán: ¿De verdad?
John Banville: Sí, porque Barcelona se parece más a Los Ángeles de los años cincuenta de lo que lo parece Los Ángeles.
Rodrigo Fresán: ¿Eso crees?
John Banville: Eso es lo que ellos creen. Estoy seguro de que es más una cuestión de dinero.
Rodrigo Fresán: Sí, sí, va a ser interesante. Creo que Liam Neeson es una buena elección porque es un poco Robert Mitchum y al mismo tiempo es sensato.
John Banville: Sí, la verdad es que llevamos intentando hacer esto unos quince años, o, bueno, al menos mucho tiempo, y creo que Liam será perfecto. Tiene toda esa tristeza que destila Marlowe, quiero decir, yo siempre veo a Marlowe como un personaje infinitamente triste porque ¿qué es lo que tiene? Una casa alquilada, un tablero de ajedrez, una pistola… y eso es todo. Eso es todo lo que tiene. Su sexualidad es un poco cuestionable porque creo que la única persona a la que ha querido es Terry Lennox...
Rodrigo Fresán: Bueno, de hecho yo siempre he creído que la extensa despedida de Marlowe y Lennox en El largo adiós, de Raymond Chandler, o la de Ned Beaumont y Paul Madvig en La llave de cristal, de Dashiell Hammett, son prácticamente reescrituras de El gran Gatsby, que es otra novela de amistad en la que nada está claro entre los dos personajes principales, en el sentido de «estoy enamorado de ti». ¿Me entiendes?
John Banville: Sí, recuerdo que me comentaste este tema sobre estos dos libros y yo nunca había pensado en ello, pero sí fue una especie de revelación que El largo adiós es una reescritura de Gatsby… Pero, bueno, muchas novelas americanas escritas después de Gatsby son reescrituras de Gatsby, y eso es parte de la novela americana, la buena novela americana y europea.
Rodrigo Fresán: ¿Perdón?
John Banville: La novela americana desde la perspectiva de Europa, me refiero, es una europeización de la gran novela americana.
Rodrigo Fresán: Es cierto, es cierto. Tú has estado a cargo del personaje del detective en muchos libros, pero al mismo tiempo has estado a cargo del criminal en muchísimos libros. Por ejemplo, con Freddie Montgomery, quien es el otro lado de la moneda. Me contaste que volvería en una especie de libro donde ibas a unir el universo de Freddie con el de Los infinitos, pero ¿qué es lo que trae de vuelta este personaje?
John Banville: Sí, Freddie sale de la cárcel y se introduce en el mundo de Los infinitos. Y la primera frase que dice el libro es: «Sí, él ha completado su sentencia, pero ¿significa eso que no tiene nada más que decir? Desde luego que no, ni de lejos».
Rodrigo Fresán: ¡Me gusta mucho la idea de que la palabra sentence (frase/sentencia) se encuentre en la primera frase de la novela! ¡Es fabuloso!
John Banville: Y también tengo la última frase, aquí están las últimas palabras, que dicen: «Un final, un final infinito, punto y final». Porque este es mi último libro así, ya no voy a escribir ningún otro libro largo como este.
Rodrigo Fresán: He escuchado salir esas palabras de tu boca muchas veces.
John Banville: No, no, no. Escribiré muchos libros, muchas críticas y muchas más cosas, pero este tipo de libro… es el último, no tengo nada más que decir de esa forma. Es más, este libro es casi como todos mis libros anteriores comprimidos en uno solo. Es un sumario, es una despedida.
Rodrigo Fresán: ¿Ah, sí? ¿Está ya terminado?
John Banville: Más o menos, lo terminaré en un par de meses. Me está volviendo loco, es el libro o yo, uno de nosotros se tiene que ir.
«Todo el mundo dice: "Oh, el detective es como el novelista...". Pero no. El asesino es como el novelista. Un hombre con secretos, con cosas que cubrir, un hombre forzado a entregarse a sí mismo... Un hombre que tiene que arrastrar sus propios secretos, sus pequeños trapos sucios... Eso es lo que hace el novelista. El detective trata de limpiar los asuntos y el asesino intenta absolverse a sí mismo».
Rodrigo Fresán: ¿Y qué es más interesante para ti? ¿El criminal o el detective? Como fuerza narrativa.
John Banville: Oh, el criminal por supuesto…
Rodrigo Fresán: ¿Por qué? Elabora tu respuesta, por favor.
John Banville: Creo que todo el mundo dice: «Oh, el detective es como el novelista…». Pero no. Es el asesino el que es como el novelista. Un hombre con secretos, con cosas que cubrir, un hombre forzado a entregarse a sí mismo... Un hombre que tiene que arrastrar sus propios secretos, sus pequeños trapos sucips… Eso es lo que hace el novelista. El detective trata de limpiar los asuntos y el asesino intenta absolverse a sí mismo.
Rodrigo Fresán: Sí, pero al mismo tiempo creo que Quirke también tiene muchos esqueletos en el armario. Quiero decir, él no es el criminal, pero casi.
John Banville: Está muy cerca de ser un criminal... ¡me acabas de dar una idea!
Rodrigo Fresán: ¿Es tentador convertirlo en un criminal?
John Banville: ¡A lo mejor! Quizá pueda serlo en el siguiente libro. ¡Gracias, Rodrigo! ¡Está en camino! Esto es genial.
Rodrigo Fresán: De nada.
John Banville: ¿No sería magnífico? Y entonces lo tendría que cubrir... Es muy interesante.
Rodrigo Fresán: Puedo imaginarlo fácilmente teniendo que matar a alguien para proteger a su hija.
John Banville: Sí, está muy bien porque muchos no nos damos cuenta de lo difícil que es matar a otro ser vivo. Yo no creo que haya matado en mi vida… Bueno, he matado a dos animales, a una rata y recientemente a un gato porque supe que tenía un tumor. Es muy muy difícil matar a un ser vivo. A los gatos lo correcto es matarles golpeándoles en la cabeza. Este me miró y sabía lo que le estaba haciendo y no me perdonó. El gato fue enviado hacia mí y tú puedes pensar que fui compasivo, pero yo no lo pienso. Es muy complicado, pero Quirke siempre está rodeado de muerte, ha tratado con la muerte toda su vida, bueno, toda su vida profesional. Es patólogo. Él sabe que la muerte es la muerte, y el cuerpo no es un secreto, es un pedazo de arcilla. Por ello creo que fácilmente podría matar a alguien, es muy interesante.
Rodrigo Fresán: Nos estamos acercando al final. Quería preguntarte: para ti, ¿cuál es el mejor thriller que has leído? Me refiero a cuál es tu biblia criminal o de thriller. Ese que dices: «Me hubiese encantado haberlo escrito».
John Banville: La fuite de Monsieur Monde, de Georges Simenon. Creo que es casi perfecto. La verdad es que no es un thriller, pero creo que es casi perfecto. También me gusta cómo comienzan los libros de Maigret. La mayoría de ellos empiezan bien, pero luego el argumento evoluciona de forma absurda. Pero creo que La fuite de Monsieur Monde es muy muy bueno.
Rodrigo Fresán: ¿Has leído alguna vez El último beso, de James Crumley?
John Banville: No, voy a tomar nota.
Rodrigo Fresán: Es otra novela tipo Gatsby. Creo que es el tercero de sus libros…
John Banville: ¿Cómo se llama?
Rodrigo Fresán: El último beso, de James Crumley. C-R-U-M-L-E-Y.
John Banville: Lo buscaré.
Rodrigo Fresán: Es muy bueno. ¿Y cuál es el peor para ti? Perdón, ibas a decir algo, puedes contestar a esto después.
John Banville: Bueno, creo que los de Agatha Christie son los peores porque… A ver, ella es un genio, lo es, pero…
Rodrigo Fresán: Pero de alguna manera sabemos que con Pecado más o menos te mezclas con Agatha Christie con la idea del cadáver en la biblioteca y…
John Banville: Es un paralelismo, sí. Mira, yo siento una gran admiración por ella, pero creo que sus libros son muy malos por el sencillo motivo de que son imposibles, nadie es tan inteligente. Los asesinos son gente muy sencilla y estúpida. La única manera en la que esos libros podrían suceder sería si ocurriesen por accidente. Y también creo que los personajes son muy vanidosos, quieren hacerse notar, porque ellos no soportan haber llevado a cabo esa maravillosa acción y que nadie sepa al respecto. Hubo un caso de asesinato aquí hace muchos años y al asesino le encantaba el protagonismo y todavía… Hay un documental al respecto en Netflix o Sky llamado Murder at the Cottage (Sophie: un asesinato en Cork). Todo el mundo sabe quién lo hizo, pero nunca han atrapado al asesino.
Rodrigo Fresán: Acabas de mencionar un documental y tengo curiosidad. ¿Te has sentido alguna vez tentado de escribir un libro sobre un crimen real? De alguna manera, Freddie Montgomery viene de un criminal real, pero me refiero a un crimen completamente real, y si fuese así: ¿cuál es el crimen que te gustaría investigar o retratar o incluso resolver?
John Banville: Vi algo magnífico en televisión llamado Un falsificador entre mormones. ¿Lo has visto? Completamente brillante. No sería posible para mí hacerlo porque, como sabes, cuando escribes e incluso cuando escribes sobre algo que ha pasado en tu vida al final se vuelve ficción. No nos podemos remitir solo a los hechos. Pero no me importaría escribir algo sobre esos hermanos que mataron a sus padres… ¿Cómo se llamaban? Los hermanos Menéndez…
Rodrigo Fresán: Sí, mataron a sus padres.
John Banville: ¿Eran uno o dos hermanos?
Rodrigo Fresán: Eran dos hermanos.
John Banville: Sí, completamente fascinante, porque son psicópatas puros. Son la esencia de un psicópata puro. Lo último que voy a decir es que el asesinato en el que basé El libro de las pruebas, de 1989… El asesino cumplió una sentencia de veinticinco años en la cárcel. Es el prisionero que más años ha cumplido condena en prisión en la historia irlandesa. Salió hace diez años y solía venir a mis lecturas cuando todavía había lecturas. Y en cualquier evento público él estaba ahí, en la parte de atrás, mirándome. Y lo más raro es, Rodrigo, que nosotros nos parecemos mucho. Podríamos ser hermanos.
Rodrigo Fresán: Ese es un buen giro final.
John Banville: Cuando fue arrestado, llevaba un bonito traje de lino, pajarita, anteojos... Y yo tengo una foto mía en la plaza de San Marcos, en Venecia, de más o menos la misma fecha… Pajarita, anteojos, el pelo… exactamente igual que él. Así que a lo mejor me reúno con él para que escribamos un libro.
Rodrigo Fresán: ¡Ese sería el último libro perfecto para ti!
John Banville: Lo sé, pero un amigo mío conoció al gobernador de la cárcel en la que cumplió sentencia y el gobernador dijo: «¿Le querrías en tu vida? Entonces era violento y ya no lo es, ahora es muy aburrido». Y pensé: «Puedo manejar la violencia, pero no el aburrimiento».
Rodrigo Fresán: Eso es fantástico y creo que es una buena historia para finalizar esta conversación con la idea de que si creas un criminal interesante de uno que no lo es… Creo que has tenido éxito en la vida.
John Banville: Ha estado muy bien hablar contigo, Rodrigo, espero que nos podamos ver pronto. Adiós.
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