Sarah Bernstein: «La obediencia puede tener poder en el mundo»
La han seleccionado como una de las mejores escritoras británicas jóvenes. Ha sido finalista del Booker y ganadora del Giller canadiense. Y ahora se estrena en castellano con «Manual para la obediencia» (Random House, febrero de 2025), una novela corta desconcertante por momentos, tan repleta de significados como abierta a interpretaciones y con una protagonista anónima que ni siquiera tuvo nombre para ella mientras escribía.

Sarah Bernstein en Londres, Inglaterra, en el año 2023. Crédito: Getty Images.
En la aldea donde vive, a las afueras de Ullapool, en las Tierras Altas de Escocia, territorio de monstruos legendarios y de gaviotas enormes y amenazantes como pterodáctilos, no hay ni siquiera un café y el cine más cercano es el camión con pantalla que los visita una vez al mes. Allí se mudó Sarah Bernstein tras haber pasado seis años antes en Edimburgo desde que dejó su Montreal natal. Y allí, en su aldea, en el porche de su casa, escribió Manual para la obediencia, su segunda novela y la primera que publica en castellano.
El libro llega precedido de las buenas críticas. El libro y ella, porque ya había sido elegida por Granta como una de las escritoras jóvenes británicas más brillantes de su generación. Manual para la obediencia está galardonado con el premio Giller de literatura canadiense y, además, ha sido finalista del Booker.
La novela, que no tiene nada de manual, por si alguien espera instrucciones precisas, es la historia, en primera persona, de una mujer sin nombre que emigra lejos de su casa, al antiguo hogar de sus ancestros, para cuidar de su hermano. O para obedecerlo... Una premisa tan desconcertante, como una narración abrumadora, repleta de lecturas y simbolismos, y no necesariamente los mismos para todos. Una historia que se desarrolla en un pueblecito, también sin nombre, pero sin gaviotas ni monstruos. O no, al menos, como los que emergen de los lagos escoceses.
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David López Canales: Comencemos por lo que podría ser el final: ¿Qué estás escribiendo ahora?
Sarah Bernstein: Acabo de terminar el borrador de un nuevo libro sobre la política de propiedad de la tierra, que también es una novela sobre una casa encantada. Tengo el primer borrador, nadie lo ha leído todavía...
David López Canales: ¿Y cómo te sientes con él?
Sarah Bernstein: Tengo esa sensación, que me sucede a menudo cuando escribo, que es que a veces me siento bien y otras me despierto en mitad de la noche sudando de vergüenza y terror por haber escrito algo horrible que la gente pueda leer y por lo que me critiquen con razón. Pero entonces recuerdo que nadie lo ha leído todavía, así que aún puedo arreglarlo.
David López Canales: ¿Siempre tienes la misma sensación con tus libros, porque esta es tu tercera novela?
Sarah Bernstein: Creo que he tenido esta sensación con todos los libros, pero también con mi trabajo académico. Me asusto si siento que me estoy aventurando en algo. Pero quizá eso sea bueno.
David López Canales: El problema sería, probablemente, perder esos nervios o ese miedo…
Sarah Bernstein: Creo que sí. Al menos eso es lo que me digo a mí misma para superar este periodo.
David López Canales: Manual para la obediencia se publicó hace dos años y ahora [febrero de 2025] lo hace en castellano. ¿Cómo ha cambiado tu percepción del libro en este tiempo o qué has pensado y descubierto sobre él?
Sarah Bernstein: Creo que lo que me ha quedado claro es que escribo como una forma de pensar mis ideas. Y sólo en el proceso de tener que hablar sobre ella, después de escribir la novela, me he dado cuenta de algunas de las conclusiones a las que había llegado personalmente, sobre algunas de las ideas que estaba explorando: sobre la historia, la transmisión de la historia o el hogar, que habían sido obviamente muy importantes para el libro. Al principio no pensé que fueran las áreas clave, pero a medida que he ido hablando del libro me he percatado de que eso era lo que me interesaba, porque sigo volviendo a ello.
«Escribo como una forma de pensar mis ideas. Y sólo en el proceso de tener que hablar sobre ella, después de escribir la novela, me he dado cuenta de algunas de las conclusiones a las que había llegado personalmente y que habían sido obviamente muy importantes para el libro».
David López Canales: Después de estos dos años, ¿qué no te han preguntado aún sobre esta novela que te gustaría que te preguntaran?
Sarah Bernstein: Nadie me ha preguntado nunca por su humor. Quizá sea porque en realidad no soy graciosa... o porque la gente rara vez se centra en el humor. Mi intención era que tuviera un poco de humor negro. No sé, tal vez fracasé en el intento. Ese era parte de mi interés como escritora: jugar y tratar de eludir las expectativas que se establecen anteriormente en el texto de manera divertida. Tal vez sea porque vivimos en un mundo tan polarizado en el que todo está situado en los extremos: oscuridad y tristeza, a un lado, y alegría y luz, en el otro lado, y no vemos que esos extremos no existen, que están fusionados. Y el libro es más oscuro que luminoso, pero también es luminoso en su oscuridad. Uno de mis escritores favoritos es Samuel Beckett y sus libros son bastante oscuros. Si piensas en una obra como Final de partida, que es, o tal vez lo es, sobre la bomba atómica y el fin del mundo, sigue siendo, en cierto modo, muy divertida. Así que por eso siempre busco una inyección de humor en medio de unos personajes abandonados.
David López Canales: Da la sensación de que puede ser una lástima hablar de este libro porque es, de alguna manera, darle al lector una especie de manual o de brújula para su lectura, cuando es un libro totalmente abierto a interpretaciones.
Sarah Bernstein: Estoy de acuerdo, creo que aquí es donde a veces me encuentro con un poco de frustración. Trato de no leer reseñas, pero a veces es difícil evitar hacerlo. Algunas críticas se centran en un ángulo particular del libro, se tira de ese hilo y llega a determinar toda la comprensión de alguien del libro. Yo misma trabajo como crítica literaria en una universidad, así que también lo hago y también soy culpable. Pero creo que la literatura es importante precisamente porque no se puede limitar de esa manera. El significado de un texto no puede explicarse en su totalidad, puedes explicar una pequeña parte, puedes fijarte en esa pequeña parte, pero te estás perdiendo el todo. Así que sí, es algo en lo que he estado pensando mucho en relación con la idea de textos que la gente considera difíciles. Y parte de la experiencia con esa dificultad es que no puedes explicarlo todo. Y tienes que quedarte con eso y con el sentimiento que engendra, supongo.

Sarah Bernstein. Crédito: Getty Images.
David López Canales: Este libro lo empezaste tras haber hecho diferentes textos que te diste cuenta de que podían ser un todo. Pero, ¿cuál fue la chispa inicial?
Sarah Bernstein: Probablemente la primera nota de inspiración fue que había ido a una exposición de la pintora portuguesa Paula Rego en Edimburgo. Y tenía una cita en la pared en la que ella dice: «Puedo hacer lo que quiera. Puedo hacer que las mujeres de mis cuadros sean obedientes y asesinas al mismo tiempo». Me encantó esa idea. Al principio no entendía lo que me atrajo de ella. Pero luego, al hablar de ello, es evidente que está la idea de que la obediencia y el asesinato deben ser polos opuestos, ¿no? Porque una es pasiva por naturaleza y la otra es activa. Pero no es así, podrían estar asociadas la una con la otra. Así que empecé a pensar en la obediencia como algo que potencialmente puede tener poder en el mundo, que puede actuar sobre la gente, en lugar de ser algo que significa que se actúa sobre la gente. Creo que eso fue lo que inspiró la escritura inicial.
David López Canales: El libro es una narración en primera persona que es prácticamente un monólogo. ¿Cómo fue el proceso de encontrar la voz del personaje?
Sarah Bernstein: Fue un proceso casi de yuxtaposición de lo que había estado escribiendo, poniendo los textos uno al lado del otro y tratando de leer a través de las contradicciones de lo que este personaje era o quién era, lo que quería y lo que decía. Creo que ahora puedo decir, sin temor a equivocarme, que lo que más me interesa como escritora es la voz, y por eso he tendido a utilizar la narración en primera persona. Por supuesto, se puede utilizar la voz en narraciones en tercera persona, pero creo que, por simplicidad, hasta ahora he optado por la primera persona. Realmente escribo según el sonido, la forma en que algo suena, y sigo tirando de ese hilo a ver dónde me lleva. Así que las frases siguen la lógica del sonido, que en cierto modo tampoco está separada de la lógica interna de un personaje.
«Empecé a pensar en la obediencia como algo que potencialmente puede tener poder en el mundo, que puede actuar sobre la gente, en lugar de ser algo que significa que se actúa sobre la gente. Creo que eso fue lo que inspiró la escritura inicial».
David López Canales: Como en tu anterior novela, The coming bad days, que no está publicada en castellano, sitúas la acción en un lugar indeterminado, en un tiempo también casi indeterminado y con unos personajes sin nombre, ni siquiera la protagonista. ¿Por qué?
Sarah Bernstein: Volviendo a la pregunta anterior del tiempo que ha pasado, me ha sorprendido mucho que la gente se interese tanto por la ausencia de nombre del narrador. Creo que fue principalmente porque, como primera persona, cuando narras tu propia corriente de conciencia, no piensas en ti misma en términos de tu nombre. Otras personas dicen tu nombre, pero no lo dices tú misma. Aquí, además, no hay nadie fuera que diga su nombre. Este personaje y el del anterior libro están muy aislados. Así que creo que era, sobre todo, pragmático, pero también sirve como propósito para demostrar que no hay nadie para darle forma a la protagonista fuera de sí misma.
David López Canales: ¿Tenía ella un nombre para ti cuando escribías?
Sarah Bernstein: No, no lo tenía. Sólo me han hecho esta pregunta dos veces. La primera vez la entrevistadora me dijo que era triste para el personaje. Pero no, no tenía nombre.
David López Canales: Hay un dicho célebre español que dice «pueblo chico, infierno grande». Y hay mucho de eso en el libro, que transcurre en un pueblo. Pero al leerlo también se puede hacer otro paralelismo, más allá de ese pueblo o del campo: hoy vivimos en ciudades descomunales, pero cada vez más encerrados en pequeñas burbujas, que serían burbujas pequeñas, infiernos grandes…
Sarah Bernstein: Sí, es cierto, pero creo que lo que pasa en un pueblo es que es más difícil evitar las otras burbujas porque es un espacio reducido. Esto es algo que he aprendido viviendo en un pueblo. Los conflictos permanecen en la superficie porque simplemente no es posible evitar las perspectivas de otras personas como en una ciudad. O evitar enfrentarte a ellas, obviamente, porque incluso en tu burbuja te impregnas de las perspectivas de los demás, pero no necesariamente tienes que comprometerte con ellas. Situar la historia en un pueblo permite que ese contacto se produzca con mucha mayor facilidad.

Sarah Bernstein. Crédito: Getty Images.
David López Canales: Cuando te dieron el premio Giller, el jurado dijo que era un libro inesperado y con un poderoso efecto hipnótico. Se me ocurren otros adjetivos, como inquietante o desconcertante. Pero, ¿cuáles le pondrías tú?
Sarah Bernstein: No lo sé... supongo que pensé que quería que fuera un poco evasivo. Y algo que pudiera evocar un sentimiento en un lector, fuera el que fuese, más que darle ninguna lección moral, que es algo que no me interesa en absoluto. Así que supongo que diría sugerente, en lugar de prescriptiva, y tal vez divertida.
David López Canales: También mencionaron que se podía ver en él cierta reminiscencia de Samuel Beckett. ¿Cómo te hace sentir eso, siendo un escritor al que admiras tanto? ¿Es algo bueno o piensas: vaya, le estoy copiando y me han descubierto?
Sarah Bernstein: Estoy muy contenta de reconocer a los escritores que me han influido. En cierto sentido, los libros están hechos de otros libros tanto como de la vida, ¿no? Para los escritores, estudias tu oficio leyendo y parte de eso se te mete dentro. Creo que, obviamente, no estoy ni cerca de Samuel Beckett, pero no deja de ser un buen cumplido.
David López Canales: Fuiste seleccionada como una de las mejores escritoras jóvenes británicas. ¿Qué destacarías tú, como escritora pero también como profesora, de esa generación a la que perteneces?
Sarah Bernstein: Para mí una de las cosas más interesante de la nueva generación es la manera en que se escribe historia según la experiencia, según se vive y siente en el cuerpo, más allá de algo objetivo que parece enfrentado a la vida normal que sucede en paralelo.
«Para mí una de las cosas más interesante de la nueva generación de escritoras británicas es la manera en que se escribe historia según la experiencia, según se vive y siente en el cuerpo, más allá de algo objetivo que parece enfrentado a la vida normal que sucede en paralelo».
David López Canales: Ahora impartes clases de literatura en universidades escocesas y también das talleres de escritura creativa. Pero antes fuiste también alumna de ese tipo de talleres. ¿Qué te hubiera gustado que te dijeran en ellos que nunca te dijeron?
Sarah Bernstein: ¿Qué no me contaron? No lo sé... Pero creo que lo más útil de esos talleres fue que hasta el momento en que asistí a ellos siempre había escrito, por así decirlo, intuitivamente. Obviamente esa intuición estaba formada por todo lo que había leído hasta ese momento, pero no me había enfrentado a eso. Y creo que con el tiempo, aunque lentamente, aprendí que la escritura no es sólo algo que sale a raudales, que es lo que siempre me había pasado y lo que todavía me pasa en cierto sentido. Ahora tengo una idea más clara de lo que estoy haciendo cuando lo hago. Ahora soy capaz de hacer una reflexión sobre el proceso, reconociendo lo que estoy haciendo y que hay una voz distinta que tienes que crear, que no puede ser siempre la misma y que las historias pueden estructurarse de diferentes maneras.
David López Canales: Siempre se pregunta a los escritores qué están leyendo o cuáles son sus recomendaciones, pero ¿qué has escuchado, visitado o visto recientemente que te haya gustado especialmente?
Sarah Bernstein: Yo soy una gran fan de Sharon Van Etten, que es una cantante de música rock americana, o de indie rock. Y también de Fiona Apple, porque me gustan mucho sus canciones y los ritmos sincopados de su música. Pero hace poco también empecé a escuchar muchos conciertos para violonchelo de Benjamin Britten para escribir, porque me resulta difícil hacerlo cuando hay letra en la música. Así que últimamente he estado buscando para escuchar música ligeramente melancólica.
David López Canales: ¿Cuál sería la banda sonora de Manual para la obediencia si alguien decidiese adaptar la novela al cine?
Sarah Bernstein: Uf... Depende de quién dirija la película... Si fuera Sofia Coppola, sería como un tipo de música rock contemporánea, como lo hizo con María Antonieta, tipo Sharon Van Etten. Cuando comencé a escribir este libro estaba realmente obsesionada con la película Armonías de Werckmeister, de Béla Tár, que está basada en el libro de László Krásnó-Horkai, aunque aún no lo he leído, y debería hacerlo. Hay una canción hermosa, Valuska, un tema de piano muy lento, que probablemente sea la canción más triste del mundo. Siento que aproveché mucho de esa película para el libro.
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