Selva Almada: No es un río
Todo mapa es una representación del mundo que refleja la visión de quien lo dibuja, y el Mapa de las Lenguas no tiene fronteras ni capitales: trece libros, un año y un territorio común para la literatura de veintiún países que comparten un idioma con tantas voces y lenguas como hablantes. Invitados por LENGUA, los autores de esta edición exponen su geografía literaria. Selva Almada es la primera con su novela «No es un río».
Por Selva Almada

Selva Almada. Crédito: Grillo Valdez.
Nací en Argentina, en una provincia que tiene el nombre encantador de Entre Ríos. Un pedazo de tierra abrazada por los ríos Paraná y Uruguay. Sin embargo, el sitio exacto donde me parió mi madre quedaba lejos de los ríos. A veces pienso que, por eso, culpa de eso, no soy poeta sino narradora.
A los diecisiete años conocí el río Paraná que, en guaraní, quiere decir «el padre de todos los ríos». El impacto que esa gran masa de agua oscura provocó en mí es tan grande que no puedo salir de mi asombro cada vez que me acerco a alguno de sus tramos. Cuando muera quiero que arrojen mis restos a sus aguas. A veces fantaseo con tatuarme en las muñecas los dos versos de Juan L. Ortíz que dicen: «me atravesaba un río / me atravesaba un río».
Un domingo en un asado alguien contó que había pescado una raya gigante en el río Paraná. Él y un grupo de amigos. En los asados siempre me quedo cerca de los hombres, lejos de la cocina donde las mujeres preparan las ensaladas y hablan de sus hijes. No hablo con ellos, tampoco me interesa. Pero escucho. O hablo muy poco, a veces pregunto algo. Esa vez, por ejemplo, pregunté cómo se pesca una raya. El de la anécdota contó que estuvieron varias horas tironeando al animal con los anzuelos, despegándolo del fondo del río, al que se pega como una ventosa. Y que, cuando por fin lograron remontarlo, alguien, desde arriba, le pegó un tiro. Toda la escena me pareció violenta. ¿Por qué, además, alguien llevaría una pistola a una excursión de pesca? Toda la escena me resultó violenta y tremendamente atractiva: con los elementos necesarios para ser el gran comienzo de un relato. No pude dejar de pensar en eso toda la semana. ¿Quiénes estaban en ese bote? ¿Qué los unía? ¿Por qué uno de ellos tenía una pistola?
Así comencé a escribirla, en el año 2013. Por curiosidad, como escribo casi todo lo que escribo. La terminé el verano pasado, a fines de febrero de 2020.
Durante siete años No es un río me hablaba en la cabeza y de vez en cuando yo iba a la página y escribía el dictado. De vez en cuando me llamaba y yo iba a la página y sacaba palabras, oraciones, escenas enteras. Escribir para recortar. Leer el borrador en voz alta para darme cuenta cuando algo no estaba sonando bien.
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En siete años pasaron muchas cosas: escribí y publiqué otros dos libros, por ejemplo. Pero el universo de No es un río siempre estaba allí, esperando, callado, con la paciencia de los pescadores. Con el paso de los años y las reescrituras la novela se fue volviendo cada vez más silenciosa al tiempo que cada vez más sonora, si es que puede ocurrir algo así.
En los períodos en que no escribía, leía a los poetas de mi tierra. En los períodos en que escribía los sentía a todos ellos zumbando alrededor mío, un enjambre de versos por los que habla el río. Siete años para escribir una novela apenas más larga que un poema.
Este año, en un mundo que está cerrando sus fronteras, asomarnos a otros territorios a través de la palabra cobra más relevancia que nunca. Mapa de las Lenguas es una colección panhispánica global que presenta la mejor literatura de 21 países que comparten el idioma. Pero es, sobre todo, un itinerario de viaje por 13 de los libros que el año pasado tuvieron mayor trascendencia en su país de origen y que, a lo largo del 2021, recorrerán el resto del ámbito del español.
Adentrarse en la obra de estas 13 voces es transitar un territorio físico, tangible, pero también un espacio moral, intelectual, anímico, político y sociocultural. La lectura de un autor contemporáneo de cualquier país de habla hispana es una ventana a una forma de expresarse y escribir en español, pero también un modo de tomarle la temperatura a las preocupaciones y los anhelos de cada uno de esos lugares.