«Un pianista de provincias», de Ramiro Sanchiz: el pianista y la zona
Todo mapa es una representación del mundo que refleja la visión de quien lo dibuja, y el Mapa de las Lenguas no tiene fronteras ni capitales: once libros, un año y un territorio común para la literatura de veintiún países que comparten un idioma con tantas voces y lenguas como hablantes. Invitados por LENGUA, los autores de la edición de 2023 exponen su geografía literaria y explican cómo ésta encaja en esta colección panhispánica global que presenta la mejor literatura en español. Aquí, Ramiro Sanchiz escribe sobre «Un pianista de provincias».
Por Ramiro Sanchiz

Ramiro Sanchiz. Crédito: Víctor Raggio.
Uno de los tópicos o figuras recurrentes de la literatura extraña o weird es el de la «zona» o territorio perturbado y a la vez perturbador. En la zona el orden del mundo –tal y como lo creemos comprender– está trastocado, pero esta perturbación se contagia además a los sujetos que la recorren, sean seres vivos u objetos inanimados (de hecho, en las zonas esa distinción entre «vivo» y «no vivo» o entre «artificial» y «natural» es erosionada hasta el desvanecimiento).
El tópico de la zona, además, nos hace pensar de otra manera los espacios que habitamos: una habitación es afectada si hacemos sonar en ella música ambient, y por consiguiente nuestros afectos y nuestra emotividad se ven también cambiados. El efecto de la música ambient puede ser muy bien descrito como la creación de una zona sonora, un territorio diferente y anómalo, siempre extraño en relación al cotidiano y doméstico.
Además de en virtud de mi amor por la literatura weird, a la hora de escribir, reescribir y corregir Un pianista de provincias –es decir, durante la reciente pandemia– me interesó especialmente trabajar con esa noción o tópico de la zona porque el mundo había cambiado: había devenido una zona, un territorio en el que se multiplicaban las incertidumbres –como sucede a los turistas oscuros de Stalker, de Tarkovsky, que deben navegar una zona perturbada y perturbadora en busca de su centro o corazón de tinieblas–, en el que la idea del comando y control humano del mundo se había desvanecido. Un virus –entidad replicadora que vuelve inevitable la pregunta por qué es la vida y cuales son los límites, si los hay, que la separan de lo no-vivo– había cambiado al mundo, acaso para siempre, y todos nuestros afectos, nuestra sensibilidad, incluso nuestra percepción del paso del tiempo, cambió también.
Melancolía futurista
Los personajes de Un pianista de provincias recorren un territorio llamado El Valle –área vastísima que comienza en el norte de Uruguay y sigue hasta la Amazonia atravesando el Gran Chaco y borrando los límites convencionales entre los estados–, que devino zona en algún momento de la década de los dosmiles, cuando fue tomada por la maraña, una entidad no tan distinta a un virus y como éste al límite de nuestro conocimiento y pretensión de distinguir lo vivo de lo inanimado, capaz de digerir el plástico (ese final de una larguísima cadena químico-evolutiva que comienza con el plancton de hace millones de años y pasa por el petróleo y la industria) y de multiplicarse asimilando ecosistemas, mutándolos, perturbándolos. Federico Stahl, el pianista del título, se mueve resignadamente por esa zona haciendo sonar la música y los fantasmas de su vida, en busca de algo que él mismo sabe que ya ha desaparecido para siempre. Pero quien entra a la zona –o al bosque, o quien remonta el río hacia los dominios del capitán Kurtz– ya no sale, porque la zona lo muta, lo vuelve otro. Ese que fue ya no saldrá vivo de ahí: la zona es su futuro inhumano y acaso cruel, pero no por ello menos maravilloso.
Mapa de las Lenguas es una colección panhispánica global que presenta la mejor literatura de veintiún países que comparten el idioma. Pero es, sobre todo, un itinerario de viaje por once de los libros que el año pasado tuvieron mayor trascendencia en su país de origen y que, a lo largo de 2023, recorrerán el resto del ámbito del español.
Adentrarse en la obra de estas once voces es transitar un territorio físico, tangible, pero también un espacio moral, intelectual, anímico, político y sociocultural. La lectura de un autor contemporáneo de cualquier país de habla hispana es una ventana a una forma de expresarse y escribir en español, pero también un modo de tomarle la temperatura a las preocupaciones y los anhelos de cada uno de esos lugares.
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