«Inacabada», de Ariel Florencia Richards: la muerte del hijo
Todo mapa es una representación del mundo que refleja la visión de quien lo dibuja, y el Mapa de las Lenguas no tiene fronteras ni capitales: trece libros, un año y un territorio común para la literatura de veintiún países que comparten un idioma con tantas voces y lenguas como hablantes. Invitados por LENGUA, los autores de la edición de 2024 exponen su geografía literaria y explican cómo ésta encaja en esta colección panhispánica global que presenta la mejor literatura en español. Aquí, Ariel Florencia Richards escribe sobre «Inacabada».

Ariel Florencia Richards. Crédito: Constanza Miranda.
Mentiría si dijera que escribí Inacabada para reclamar el nombre y el género con que me identifico. Eso ocurrió sólo porque se publicó como novela y se encontró con un público. Pero antes, cuando era sólo un manuscrito que nadie había leído, la escribí porque estaba sola y tenía tiempo. Fue el primer año de la pandemia. Después de ordenar mi biblioteca por colores y descargar Duolingo para aprender francés, entendí que todavía faltaban horas para que se acabara el día. Así que me organicé y diseñé una rutina de escritura.
Me despertaba de madrugada para leer textos del Doctorado en Artes Visuales que estoy cursando. Ensayos de Foucault, Butler y Derridá, autores que me gustan y me cuestan. Cuando todavía no empezaba el día, mi perra me iba a buscar y, con su hocico húmedo, me apartaba la mano del libro. Vivimos frente a una plaza así que el paseo consistía en soltarla para que corriera hasta cansarse mientras yo la miraba. Muchas veces éramos sólo nosotras.
Al volver, había amanecido. Me hacía un café y me sentaba frente al computador a darle forma a un manuscrito que tuvo varias versiones y títulos. Durante el confinamiento, el barrio se volvió irreconocible, como si su tejido espaciotemporal se hubiera espesado. Digo esto porque el territorio de lo doméstico se reconfiguró y para volver a habitarlo tuve que detenerme. Reaprender a observar. Recuerdo que una mañana iba muy apurada a vaciar la cafetera a la cocina y de reojo vi a mi perra, mirándome desde el sillón como preguntándome qué prisa tenía.
Aprendí a desacelerarme imitándola. La Roma me enseñó a echarme al piso y a observar el techo. A hacer absolutamente nada después de comer y a regalonear cada vez que fuera necesario. De esa manera nuestros ritmos se acompasaron. Esto me hizo pensar en la situación contraria: ¿qué pasaría si el encierro forzara a dos personajes que tienen algo pendiente a estar juntos?
Si bien Inacabada surgió de referentes literarios (novelas de Vivian Gornick y poemas de Olga Orozco), hubo también dos películas fundamentales que vi durante la pandemia: Continuer (2018), de Joachim Lafosse, y Juste la fin du monde (2016), de Xavier Dolan. Ambas tratan sobre la difícil relación madre-hijo. En la primera, la mamá no soporta ver a su Samuel llevando una vida violenta y, como último recurso, lo invita a un largo viaje a caballo por Kirguistán. En la segunda, Louis, el talentoso hijo que ha hecho carrera fuera, viaja a su pueblo natal para contarle un a su madre que va a morir.
De la primera rescaté la idea de atravesar un territorio desconocido. De la segunda, el temor que provoca una verdad oculta por mucho tiempo. Estas influencias convergieron en un espacio incómodo que me interesó narrar como metáfora del tránsito de género: la muerte del hijo. Pensé en una habitación ficticia donde dos personajes quedarían involuntariamente confinados. Donde tendrían que aprender al hablar el lenguaje del otro si por fin iban a querer decirse lo que sentían.
Mapa de las Lenguas es una colección panhispánica global que presenta la mejor literatura de veintiún países que comparten el idioma. Pero es, sobre todo, un itinerario de viaje por trece de los libros que el año pasado tuvieron mayor trascendencia en su país de origen y que, a lo largo de 2024, recorrerán el resto del ámbito del español.
Adentrarse en la obra de estas trece voces es transitar un territorio físico, tangible, pero también un espacio moral, intelectual, anímico, político y sociocultural. La lectura de un autor contemporáneo de cualquier país de habla hispana es una ventana a una forma de expresarse y escribir en español, pero también un modo de tomarle la temperatura a las preocupaciones y los anhelos de cada uno de esos lugares.