El primer paso en falso de López Obrador
Antes de ser presidente de México en 2018 por el partido de izquierda Morena, fundado por él mismo, Andrés Manuel López Obrador inició su carrera política dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), un grupo del que años después se despegaría ideológicamente al unirse al movimiento político Frente Democrático Nacional, una coalición de fuerzas políticas mexicanas con inclinaciones de centro izquierda y que un año después se convertiría en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), partido del cual AMLO fue presidente de 1996 hasta 1999 y bajo el cual se convirtió en Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, cargo que ocupó hasta 2005, cuando se lanza por primera vez como candidato a la presidencia del país en una de las elecciones más controversiales en la historia de México. En este fragmento de «La historia secreta. AMLO y el Cártel de Sinaloa» (Grijalbo, 2024), Anabel Hernández, a través de una ardua investigación periodística en la que nos presenta testimonios de gente que figuraba dentro de cárteles mexicanos, deja al descubierto los nexos de la inversión que algunos de los capos más importantes de la época hicieron para apoyar la primera campaña presidencial de López Obrador.
Por Anabel Hernández
Andrés Manuel López Obrador en una imagen de 2023. Crédito: Getty Images.
En la campaña presidencial de 2006 Joaquín Guzmán Loera, el Chapo; Ismael Zambada García, el Mayo; y Arturo Beltrán Leyva, el Barbas, contribuyeron conjuntamente con al menos 25 millones de dólares al candidato de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, según afirmó el jefe de seguridad y amigo cercano de Edgar Valdez Villarreal, la Barbie. (1)
Antes de integrarse al Cártel de Sinaloa, el testigo al que entrevisté trabajaba como jefe de seguridad de la licenciada Maricela Ruiz Massieu en el estado de Guerrero. En el año 2000 un sicario de la organización criminal lo invitó a unirse al cártel. No fue hasta 2001 que conoció a la Barbie, cuando fueron presentados por un sujeto apodado el 28, quien era jefe de plaza en Acapulco. Desde entonces, solo trabajó para Valdez Villarreal y únicamente recibía órdenes de él.
En un principio fue su escolta personal, una suerte de secretario que llevaba sus radios y dispositivos de comunicación. Luego se convirtió en su jefe de seguridad y amigo, trabajando las 24 horas del día con él: «Era como su sombra. Dondequiera que él estuviera, yo estaba», me reveló en la primera sesión de preguntas realizada el 20 de septiembre de 2021. Si alguien conocía la vida personal y criminal de Valdez Villarreal, era precisamente él.
Habían pasado más de 30 sesiones de preguntas y respuestas sobre la temática abordada en el libro Emma y las otras señoras del narco cuando, el 6 de noviembre, de botepronto y de manera casual e inesperada, cambié el tema de la conversación.
—¿Tú sabes si tu jefe, o alguien de la organización, dio dinero a la campaña de López Obrador?
—¿La de López Obrador? —dijo soltando una risotada sorprendido por la pregunta—: en la de 2006, Lic.
Fue espontáneo, directo y específico en la fecha.
—¿Sabes algo?
—¡Sí!
—¿Sí sabes que sí?
—Veinticinco millones de dólares.
—¿Te acuerdas de quién, cómo, cuándo?
—Todos, todos hicieron la cooperacha.
—¿Te acuerdas de cómo entregaron el dinero?
—Lo mandaron y tuvo que ver en eso el Diecinueve —dijo sin titubear refiriéndose a Roberto López Nájera.
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Durante el primer semestre de 2006 Edgar Valdez Villarreal, conocido como la Barbie o el Güero, permaneció la mayor parte del tiempo en Nuevo Vallarta, según recordó su jefe de seguridad. Sin embargo, en algunas ocasiones, él y su círculo más cercano viajaron a la Ciudad de México para reunirse con Arturo Beltrán Leyva en su residencia ubicada en la calle Serranía número 253, en la colonia Jardines del Pedregal de San Ángel, al sur de la Ciudad de México, cerca del centro comercial Perisur.
«Lo del 2006 lo sé porque lo viví, estuve ahí, estuve presente en las pláticas, aparte de lo que me platicó el Güero; estuve en una reunión donde estuvo don Arturo [Beltrán Leyva], el Mochomo, el Güero, hubo un representante del Chapo, y acordaron para la campaña de 2006 apoyar a López Obrador. Todo mundo cooperó obviamente con millones de dólares, estamos hablando de millones de dólares, fue una cantidad de 25 millones de dólares. Obviamente eran para apoyarle en la campaña. El Diecinueve, el Roberto López Nájera, sabe todo este movimiento», explicó más a fondo en una sesión subsecuente.
—Esta cuestión de la campaña sí la supe y se llevó a cabo. Se juntó el dinero, se entregó, se le dijo que lo que ocupara, pero bueno, eso fue lo que se ocupó…
—Entendí que estos 25 millones de dólares eran una colecta entre varios.
—Sí, en aquel entonces fue de varios.
—¿Quiénes habrían puesto en esta colecta?
—Además de la Barbie, don Arturo, el Mochomo [Alfredo Beltrán Leyva], el Chapo, el Mayo, el Compadre, el Indio [Gerardo Álvarez], y otras dos personas que no me acuerdo. Él estaba consciente de todo —dijo el jefe de seguridad de Valdez Villarreal refiriéndose a AMLO—: yo escuché una pequeña conversación como en altavoz.
—¿Con el señor del que estamos hablando?
—Sí, sí, sí, el pescado feo —dijo haciendo alusión al apodo con el que se conocía públicamente a López Obrador, el Peje, por pejelagarto, un pescado de agua dulce típico de Tabasco.
Aseguró que esto sucedió a través de personas de confianza tanto de él como de Roberto López Nájera, y mencionó que Valdez Villarreal intercambió algunas palabras breves con AMLO.
—Fue un minuto o dos, no mucho. «Ah, sí, muchas gracias», y el Güero le dijo a él: «Ah, bueno, sí, no se preocupe». Fue algo corto. (2)
—¿Fue un minuto de conversación directa, vía telefónica, entre AMLO y el Güero? —insistí.
—Sí, sí, diciendo que gracias, que le agradecía y aceptaba el apoyo.
Ciudad de México, México. 31 de agosto de 2010. Édgar La Barbie Valdez Villarreal es mostrado a la prensa durante una conferencia en el centro de la policía federal. Valdez, un narcotraficante nacido en Texas y líder del cártel de los Beltrán Leyva, fue capturado el 30 de agosto por las autoridades mexicanas en una zona residencial cerca de la Ciudad de México. Crédito: Getty Images.
«Nos tocó las elecciones en Nuevo Vallarta, estábamos en una casa y él platicaba conmigo. El Güero me decía que estábamos bien, que todo iba mamalón, ¿no? O sea, viento en popa, y que nomás quedara ese señor, pues nadie nos iba a parar y nos íbamos a ir mucho más arriba de lo que estábamos», narró el jefe de escoltas refiriéndose al 2 de julio de 2006 y a las grandes expectativas que el Cártel de Sinaloa tenía sobre el triunfo de AMLO.
Como si fuera una oficina alterna al war room de la casa de campaña de López Obrador, la Barbie y su equipo dieron seguimiento desde temprano a la jornada electoral y pasaban constantes informes a Arturo Beltrán Leyva, quien había sido artífice de la cercanía con quien, todo indicaba, iba a ser el próximo presidente de México.
«Estaban muy contentos. ¡Todos, todos! Incluyendo don Arturo, porque a mí me tocó escuchar cómo hablaban, porque el Güero no ponía en privado el radio, lo ponía en altavoz conmigo, como yo traía los radios, había muchísima confianza, y el señor estaba muy entusiasmado y feliz, incluyendo el Güero. Inclusive ese día de la elección me tocó estar sentado en la sala ahí con el Güero con la computadora abierta mirando las votaciones, cómo íbamos, mirando las noticias».
Para el Cártel de Sinaloa, particularmente para la facción del Barbas, era una especie de partido de futbol donde se sentían parte del equipo del jugador estrella: AMLO. Y como toda porra, vivieron los momentos de la final con emoción.
Las expectativas de que su candidato favorito venciera crecieron esa mañana del 2 de julio con el convincente mensaje de Horacio Duarte, representante de la Coalición por el Bien de Todos, en la sesión del IFE: «En la Coalición Por el Bien de Todos, sabemos que es la hora de la izquierda […] A partir del 1 de diciembre, habremos de transformar nuestro discurso, nuestra combatividad, en acciones y en políticas públicas para beneficio de la gente». Al mismo tiempo, Duarte pedía prudencia: «Llamamos al gobierno federal en turno para que entre el 3 de julio y el 30 de noviembre vivamos una transición de gobierno tersa; una transición de gobierno que le permita a nuestro país mantener calma».
Asimismo, reconocía el trabajo del IFE: «Estamos convencidos que los diversos instrumentos electorales que se han dotado por parte del Instituto Federal Electoral tienen un rango de aceptabilidad que nos permite concluir el día de hoy la jornada electoral con buenos resultados».
Sus palabras finales reflejaban la seguridad de quien se sentía ganador: «Estamos convencidos de que el día de hoy a las 8:00 de la noche, cuando cierre la última casilla de nuestro país, los ciudadanos habrán de estar levantando la V, la V de la victoria, la victoria de los ciudadanos. Es la hora de México, es la hora de los ciudadanos y a eso nos atenemos en la Coalición Por el Bien de Todos». (3)
Después de las 2:00 de la tarde, el presidente del Consejo General del IFE, Luis Carlos Ugalde, comenzó a recibir los primeros resultados parciales de las encuestadoras, que indicaban una contienda cerrada. Para las 5:00 de la tarde ya todos estaban encima de él, presionándolo para que, de cualquier manera, anunciara un ganador antes de que cerraran las casillas a las 8:00 de la noche, incluso si la diferencia fuera mínima y se requiriera absoluta prudencia.
Tras el cierre de las casillas, los medios de comunicación estaban autorizados a divulgar los resultados. Sin embargo, por prudencia, las dos principales televisoras, Televisión Azteca y Televisa, decidieron no hacerlo debido a la escasa diferencia entre dos candidatos, AMLO y Calderón.
Fue entonces cuando la encuestadora Covarrubias y Asociados, contratada para realizar la encuesta de salida por el equipo de López Obrador, anunció un ganador: afirmó que el candidato de la coalición Por el Bien de Todos estaba 2.4 puntos por encima. (4)
Marzo de 2023. Andrés Manuel López Obrador, por entonces presidente de México, durante una conferencia de prensa en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en la Ciudad de México. Crédito: Getty Images.
«Se dieron las 8:00 de la noche y luego sale el primer resultado, dio la victoria a este señor que está ahorita en el poder [AMLO]. ¡No, pues…! Nos abrazamos con el Güero, agarrando curva, a carcajadas, y todo. Me dijo: "Márcale al señor"», relató el testigo.
—¡Señor, ganamos! —dijo la Barbie por radio a Arturo Beltrán Leyva
—¡Sí! —celebró el capo, feliz.
«Realizados todos, ¿no? Porque… ¡Imagínese, tener en la bolsa la presidencia de la República! ¡No cualquiera! Ya estábamos, ya se había invertido, en diversas reuniones se platicaba de eso. ¡Todos estábamos felices y haciendo planes!», recordó vívidamente el jefe de seguridad de la Barbie.
«Vamos a estar bien y vamos a acomodarnos en nuestras plazas, y vamos a extendernos», proyectaba Valdez Villarreal confiado en su prometedor futuro.
***
Aunque el equipo de campaña de Felipe Calderón también hizo pronunciamientos públicos de que había ganado la elección, y aunque según el jefe de seguridad de la Barbie, el Chapo había hecho contribuciones a su campaña, debido a esa extraña simpatía por parte de Valdez Villarreal y Beltrán Leyva, preferían creer en los mensajes del equipo de López Obrador. Esto se debía a que ellos no tenían contacto directo con el candidato del pan, pero sí con AMLO, y confiaban en que esto daría más ventajas a su facción dentro del cártel que a las otras.
Pasadas las 11:00 de la noche, el tabasqueño aseguró que había ganado la presidencia: «Quiero informar al pueblo de México que, de acuerdo a nuestros datos, ganamos la presidencia de la República. Tenemos información de conteos rápidos en donde estamos, cuando menos, 500 mil votos arriba».
A veces la Barbie bajaba desde el primer nivel de la residencia donde estaba descansando y le preguntaba a su jefe de seguridad: «¿Qué onda? ¿Cómo vamos?». «Se sentaba conmigo, muy contento, muy contentos estábamos todos. Le marcaba al señor, a don Arturo».
—¡Señor, vamos arriba! ¡Y vamos ganando!
—¡Qué bueno, mijo! «¡Ya sabe! Todos felices, todo era felicidad». En realidad AMLO había dado información falsa. La información que él tenía por parte de la encuestadora Covarrubias y Asociados era justo al revés, los 500 mil votos estaban a favor de Calderón y no de él. (5)
(1) La autora entrevistó al T2 en al menos 30 ocasiones, desde septiembre hasta noviembre de 2021, como parte de la investigación para Emma y las otras señoras del narco, así como para la investigación paralela que estaba realizando sobre el financiamiento del Cártel de Sinaloa a la campaña de AMLO en 2006. Se hace referencia a él en el capítulo 6, «Caballo de Troya». Por metodología, para comprobar que el testigo no incurriera en contradicciones ni cambiara su versión, se le entrevistó sobre el tema del financiamiento a AMLO mediante un método de preguntas aleatorias, insertadas en temáticas diversas. La autora conserva la grabación de dichas entrevistas. Se mantendrá el nombre del T2 en reserva porque le preocupa su seguridad. El T2 ha sido testigo colaborador de la pgr y ha estado detenido por pertenecer al Cártel de Sinaloa; actualmente está cumpliendo su condena. Las entrevistas tuvieron lugar antes de que la autora obtuviera el documento «Operation Polanco» y detalles más específicos sobre la historia. Los hechos narrados por el testigo previamente se concatenan con lo investigado y corroborado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, complementándolos.
(2) Lo dicho por el jefe de seguridad de Edgar Valdez Villarreal durante la entrevista que le hizo la autora en noviembre de 2021 concuerda con la investigación llevada a cabo por el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
(3) Cf. Luis Carlos Ugalde, Así lo viví, México, Grijalbo, 2008
(4) Idem.
(5) Idem.
Siete voces contra la impunidad