La importancia de establecer un apego seguro con nuestros hijos
Pequeños preguntones 3 min.

La importancia de establecer un apego seguro con nuestros hijos

¿Eres de los que creen que el apego entre hijos y padres limita la autonomía de los más pequeños porque genera dependencia? Sigue leyendo este post de Adrián Cordellat para desmontar esos mitos y aprender las claves para crear un apego seguro. 

ADRIÁN CORDELLAT

Periodista especializado en infancia y literatura infantil y juvenil 


@acordellat

Según el psicólogo Rafa Guerrero, experto en neuroeducación y educación emocional, el apego seguro se podría definir como un «vínculo especial» que se establece entre un niño o una niña y su madre, padre o cuidador principal, cuyo objetivo último es ofrecer seguridad al pequeño y fomentar a través de él su autonomía.

«Ese primer vínculo condicionará mucho luego los vínculos que establezcamos durante el resto de nuestras vidas, así que es fundamental que le prestemos atención», asegura Guerrero, autor de numerosos libros de divulgación que ahora presenta ¿Me acompañas? (B de Blok), un álbum ilustrado por Mamen Marcén que, a través de las experiencias que vive la pequeña Sira con sus padres, se presenta como un cuento para desarrollar el apego seguro. 

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«Es un cuento dirigido a los niños, pero que también esconde un mensaje para las madres y los padres. Además de la historia de Sira en sí, en cada página derecha hay unas preguntas que ayudan a reflexionar a los niños; mientras que en cada página izquierda hay un recuadro con consejos para las familias sobre las necesidades a cubrir para que sus hijos desarrollen un apego seguro», explica el autor, que se vale del miedo de la protagonista a saltar a la piscina desde el trampolín para repasar diez necesidades afectivas de los niños y las niñas que es importante cubrir para el desarrollo de un apego seguro. A saber: protección, autonomía, equivocación como parte del aprendizaje, presencia, capacidad de sintonizar con su emisora emocional, narrativa ante lo que sucede, sentido de pertenencia, establecimiento de límites, empoderamiento y mirada incondicional.

«Yo siempre he hablado de dieciséis necesidades emocionales que en mi próximo libro de divulgación para adultos voy a ampliar a dieciocho, para complicarlo un poco más», afirma entre risas Rafa Guerrero, que explica que en el álbum ha tenido que elegir diez por las limitaciones de espacio, «lo que no quiere decir que las que se hayan quedado fuera sean menos importantes». 

En Me acompañas, además de la historia de Sira, hay preguntas dirigidas a los niños y consejos para los padres y las madres.

«¿En cuáles de esas necesidades emocionales solemos fallar más por defecto padres y madres?», le preguntamos desde Penguin Kids. El psicólogo lo tiene claro: la mirada incondicional y el sentido de pertenencia. 

«Muchas veces los niños son autómatas: “haz esto”, “pon esto”, “ponte este vestido”, “recoge”, etc. No les damos ninguna autonomía, ni les pedimos ninguna opinión, ni mucho menos la tenemos en cuenta. Los niños tienen que pertenecer. De hecho su autoestima y su confianza en sí mismos viene de ese sentido de pertenencia, así que si los niños son tenidos en cuenta y les hacemos partícipes del grupo, si son importantes, iremos por el buen camino. Y luego los niños necesitan ser vistos. Pensad cuántas veces nos dicen cosas como “mira cómo hago esto, papá”, “mira lo que he dibujado”. Y la de veces que les miramos sin verles mientras tenemos el móvil en la mano, escribimos un whatsapp y casi sin prestarles atención les decimos que sí, que muy bonito, pero que venga que hay que ducharse», argumenta.

Tiene aún más claro el autor de ¿Me acompañas? en cuál de esas necesidades emocionales acostumbramos a errar madres y padres por exceso. No resulta difícil adivinarlo: la protección. «La sobreprotección se lleva la palma con diferencia», admite Guerrero, que considera que son muchas las madres y los padres sobreprotectores, pues se guían por sus propios miedos, de forma que son incapaces de ver la necesidad real que tiene su hijo: «De esta forma no le damos ninguna sensación de control al niño, no fomentamos su autonomía, su autoestima ni su capacidad para enfrentar solo una tarea y cometer errores, que son parte fundamental del aprendizaje».

Sira es la protagonista de ¿Me acompañas?, de Rafa Guerrero

Consecuencias de la falta de apego seguro y consejos para desarrollarlo

Para Rafa Guerrero, que los niños y las niñas desarrollen un apego seguro no solo es importante, sino que es vital. Sin embargo, reconoce que, por unos motivos u otros, solo entre un 50% y un 60% de la población desarrolla este apego seguro. «Si somos capaces como padres de desarrollar un apego seguro con nuestros hijos les estaremos dando unas herramientas, una capacidad de resiliencia, de amortiguación, de inteligencia emocional enormes. No vamos a evitarles el sufrimiento, los conflictos, la muerte, el duelo, pero sí que podemos amortiguar y disminuir el impacto de esas experiencias desagradables al darles herramientas para enfrentarse a ellas», explica el experto, que señala que los adultos que no tuvieron un apego seguro «hoy viven con un sufrimiento muy alto, aunque ellos no sean conscientes de que están sufriendo o de dónde viene ese sufrimiento, pero todo viene de esas relaciones primarias».

Entre los efectos del apego inseguro, además de ese sufrimiento, Guerrero señala la falta de confianza, la falta de seguridad, la autoestima baja, la ansiedad, un déficit importante en el control de sus vidas, la poca capacidad de introspección y de identificar y regular sus emociones. «Hay niveles, claro, pero un apego inseguro es una puerta abierta al sufrimiento, a perderse las cosas bonitas, a no tener herramientas para enfrentar las situaciones traumáticas de la vida», añade. 

¿Me acompañas?, un cuento para trabajar el apego seguro y los vínculos entre padres e hijos desde el respeto, el cariño y los buenos tratos.

Interpelado por consejos básicos para que madres y padres fomenten un apego seguro con sus hijos, el psicólogo no duda en enumerar cuatro aspectos interrelacionados entre sí.

Por un lado, –fundamental–, que madres y padres se formen en un plano cognitivo, que lean, que vayan a conferencias, que se interesen e indaguen en la teoría del apego. Por otro, sobre todo en el caso de aquellos progenitores que tengan dificultades en las relaciones con los adultos, pasar por un proceso de psicoterapia. «Si madres y padres tienen un apego inseguro, eso no se cura siendo conscientes de ello. Hay que buscar a un profesional que nos ayude a vincularnos», sostiene.

En tercer lugar, Guerrero destaca la importancia de empatizar y legitimar las emociones de los niños: «Hay que ponerse en modo avión y sintonizar con cómo se siente tu hijo de dos, cuatro, ocho o catorce años. Eso es ser empático, olvidarnos de nosotros para centrarnos en las emociones de nuestros hijos». Por último, la presencia. «No somos una especie que nos desarrollemos solos: o tenemos un adulto presente o morimos. Y no hablo solo de una presencia física, sino también de una presencial emocional, de conectar con nuestros hijos», concluye. 

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