Índice
Portadilla
Índice
Dedicatoria
Prólogo
Capítulo 1. La estrategia de todo lo contrario
Capítulo 2. Lista de propósitos para el campamento
Capítulo 3. Los preparativos
Capítulo 4. El día de la partida
Capítulo 5. La llegada al campamento
Capítulo 6. Las mofetas
Capítulo 7. Los monitores
Capítulo 8. La comida* del campamento
Capítulo 9. Las reglas del juego
Capítulo 10. Las tiendas de campaña
Capítulo 11. Amanece que no es poco
Capítulo 12. Aprender jugando
Capítulo 13. Bajar al pueblo
Capítulo 14. El mundo zombi
Capítulo 15. Las actividades acuáticas*
Capítulo 16. La Comunidad del Anillo
Capítulo 17. Las excursiones
Capítulo 18. Descanso y regreso
Capítulo 19. April Fools’ Day
Capítulo 20. El amigo secreto
Capítulo 21. The winner is
Capítulo 22. El último día
Capítulo 23. La despedida
Minidiccionario de supervivencia
Mis dedicatorias
Las dedicatorias de los demás
Agradecimientos
Sobre la autora
Créditos
Grupo Santillana
Para Elena. Seguro que si te lo propones
consigues hacer cosas maravillosas porque
eres excepcional
Para Anna. Sara sabe que para nacer
necesitó dos madres, y tú eres una de ellas.
Cuando tienes doce años, la vida puede ser bastante penosa.
Tus padres toman todas las decisiones importantes sin consultarte y, muchas veces, te obligan a hacer cosas absurdas: besar a cualquiera que te ponen delante, jugar con los hijos de sus amigos, llevarte bien con tus hermanas, obedecer a alguien solo por ser un adulto (incluso a monitoras del comedor)... Pero el colmo es que ni siquiera te dejan elegir qué hacer en ¡¡¡tus vacaciones!!!
Este verano el destino me tenía guardada una sorpresa muy especial. El sueño de cualquiera... ¿Ir a la playa y atiborrarme de helados? ¿Horas ilimitadas en Internet? ¿Maratones de tele y consola en el sofá? Nooo.
Pero espera, empezaré por el principio...
Hay días en los que es mejor no levantarte de la cama. Aunque como no sueles saberlo (y tu madre va a obligarte de todas formas), te levantas.
Aquella mañana parecía una mañana normal: un aburrimiento. Hacía calor y me estaba quedando sobada por culpa del pedazo de bocadillo de chorizo que me había zampado en el recreo y, principalmente, por culpa de mi hermana Sofía, que es una enana de dos años y medio.
Estaba ya dormida cuando sonó el timbre. «¡¡¡Aaahhh!!!», chillé. ¡Qué susto! Emilio, mi profesor, me miró con mala cara. Él controla todo lo que hago. Soy tan «afortunada» que me siento en la primera fila porque dice que prefiere «tenerme cerca» (y no, no creo que sea porque me tiene mogollón de cariño).
-Un momento -gritó cuando ya salíamos disparados hacia la puerta-, tengo que daros un sobre.
Suelen ser un tostón y dicen cosas que no nos interesan o que cualquier persona normal conoce (horarios, reuniones, una plaga de piojos...), aunque nunca se sabe...
En este anunciaban un campamento de inglés: Happy English. Por lo visto, el colegio había llegado a un acuerdo con una asociación para montar uno (esto lo copio tal cual de la hoja):
¡Madre mía! ¿Has entendido algo? Seguro que lo han escrito con el Diccionario de Palabras Raras de la Real Academia Española al lado. Tranquilo, lo traduzco:
¿A que se entiende mejor? Evidente.
No voy a negar que es una buena idea ir con tus amigos, pero... ¿¿qué pasa con tus enemigos??, ¿vas a tener que aguantarlos las veinticuatro horas del día?