Las enseñanzas de Indra Devi

David Lifar

Fragmento

1. El Yoga, un camino de vida

Según una antigua leyenda de la India, los dioses se reunieron para discutir qué se podía hacer para que los hombres se acercaran más a la divinidad. Y fue el dios Shiva quien dijo: Enseñémosles el Yoga.

Se ha hablado mucho de lo que es el Yoga y en los últimos tiempos ha comenzado a gozar de una popularidad incrementada, tal vez por el abatimiento y el cansancio que vive el hombre contemporáneo. Miles de personas aquejadas por el trabajo son víctimas de la fatiga y la tensión; los trastornos físicos, mentales y emocionales no son sino la consecuencia del agotamiento que no tiene tregua en las complicadas vidas que llevamos. Pero son muchos los charlatanes inescrupulosos que han abusado de esta doctrina, tergiversando sus preceptos más elementales con el fin de engañar al público desprevenido para sacar algún provecho de él. El Yoga nada tiene de moderno ni de revolucionario; se trata del método más antiguo, o uno de los más antiguos.

El Yoga no es una religión ni un credo confesional y no tiene templos, ceremonias ni dogmas. Las posturas del Yoga, los ejercicios de respiración, el relajamiento buscado nada tienen que ver con ninguna creencia, ni tan siquiera con su origen, en la India. Tampoco tienen que ver con la adivinación, ni con la quiromancia, ni con el espiritismo, ni con nada que se les parezca ni remotamente. El Yoga es tan real y práctico como usted o yo, y sus objetivos están enraizados en la vida misma. La prueba está en que el Yoga es una disciplina practicada por gentes de todas partes del mundo. Es un método, un camino para el perfeccionamiento humano, que comienza con el cuerpo, pasando por la mente, hasta llegar al espíritu. Asimismo, el yogui no es un sacerdote ni un oráculo, sino un hombre que lucha para alcanzar la iluminación espiritual; puede ser hindú, budista, cristiano, judío, mahometano, o puede asimismo no profesar religión alguna.

“Desgraciadamente, como el Yoga se ha abierto para todo el mundo, la gente comienza a inventar cosas que llaman Yoga: Yoga artístico, Yoga moderno… ¿Qué es Yoga moderno? Puede decir Yoga aplicado al mundo moderno, esto sí… Pero el Yoga moderno no existe. El Yoga es Yoga clásico, siempre.”

INDRA DEVI

Nadie sabe exactamente cuándo se empezó a practicar el Yoga, pero se calcula que esta disciplina tiene aproximadamente 10.000 años de existencia. El primer testimonio escrito nos viene de Patañjali, 200 años antes de Cristo, que magistralmente ordenó y sistematizó todos esos conocimientos en forma escrita en sus Yoga-Sutras. Los sutras son como las cuentas de un rosario, y cada sutra se relaciona con el siguiente, como parte de un hilo conductor.

La palabra Yoga proviene de la raíz sánscrita yuj, que significa unión, vínculo y reintegración. El nombre se refiere al objetivo del Yoga, que es realizar la unión entre el cuerpo y el espíritu, entre el hombre —lo finito—, y el espíritu —lo infinito, entre la conciencia individual y la Conciencia Cósmica o Dios, Luz o Verdad—.

En la antigua India, los yoguis primitivos conformaban un grupo de místicos y científicos, interesados en la unión del cuerpo mortal y el espíritu inmortal, para lo cual buscaban un método que pudiese aplicarse durante la vida del hombre sobre esta tierra. Durante muchos años, estudiaron los efectos de diferentes posturas, ejercicios, formas de respirar y dietas en los cuerpos humanos. También se remitieron a la naturaleza, donde observaron cómo se movían y respiraban los animales, cómo se adaptaban a los cambios de clima y de ambiente. Pero no lograron descubrir la mejor forma en unos pocos años, sino que llevó siglos descubrir las maneras de respirar, de concentrarse, de meditar, de relajarse y de realizar determinadas posturas y ejercicios mentales y físicos, combinados con una dieta adecuada, que lograrían esa unión. Los yoguis descubrieron que ciertos procesos biológicos pueden ser dirigidos a voluntad para mantener la salud, el vigor y la juventud. Los resultados de sus hallazgos fueron llamados “Ciencia del Yoga”, y han persistido a través de los siglos, sobreviviendo intactos a pesar de guerras, invasiones, epidemias y catástrofes que han asolado la India.

Pese a su antigüedad, los métodos del Yoga no han sido superados por ningún otro tipo de práctica, ni siquiera por aquellos propuestos en los tiempos modernos. Y muchos de los ejercicios y de las dietas que se practican hoy en las clases de gimnasia del mundo entero ya habían sido conocidos por estos yoguis milenarios. El problema es que en muchos casos son desvirtuados por no ir acompañados de una respiración apropiada y una actitud mental adecuada.

Nuestra maestra Mataji Indra Devi comenzó a enseñar el Yoga en el año 1939, y con esta disciplina nos transmitió también toda su sabiduría y amor. El Yoga la ayudó a dejar de ser una mujer enfermiza, nerviosa y desdichada para convertirse en un ser humano fuerte y saludable tanto física como mentalmente.

Mataji nos revela que el Yoga es un arte y ciencia de vida, y un método para el desarrollo físico, mental y espiritual del hombre. Como señalamos, Yoga quiere decir unión: unión de materia y espíritu, de macrocosmos y microcosmos y, si se quiere, del hombre con Dios. El Yoga cambia nuestra vida de una manera sorprendente porque por medio de una serie de disciplinas físicas y mentales podemos aprender a mantenernos saludables, alertas, receptivos y mejorar nuestra percepción del mundo para sentirnos internamente armonizados, mejorar nuestra calidad de vida y lograr un equilibrio espiritual. Todos los demás métodos, por más buenos que sean, no son tan completos como el Yoga, porque éste no se concentra en un punto solo —sea el ejercicio, la dieta, la relajación o la meditación—, sino que es la síntesis de todo esto. Abarca todos los aspectos y las fases del crecimiento y del desarrollo humano, tanto físicos como mentales y espirituales, para que finalmente vivamos una existencia plena, rebosante de salud y juventud.

Un medio para armonizarnos

—Mataji, ¿qué resaltaría usted del Yoga?

—Con la práctica del Yoga se logra autoconfianza, lo que no quiere decir arrogancia, y la posibilidad de vivir con mucha alegría. El Yoga es un sendero hacia la libertad y nos ayuda a liberarnos del miedo y a dar no sólo para recibir sino por el mero hecho de dar. Además, el que da siempre recibe.

La ciencia del Yoga tiene una parte dedicada exclusivamente al cuidado del cuerpo humano y de todas sus funciones, desde la respiración hasta la función excretora. Pero sus prácticas son distintas de las otras disciplinas de educación de la salud, porque los objetivos del Yoga son acabar con las causas reales de la mala salud, determinadas principalmente por una oxigenación deficiente, una mala alimentación, el ejercicio inadecuado y la eliminación defectuosa de los productos de desecho que envenenan nuestro organismo. En ese sentido, los ejercicios de Yoga pueden contribuir a curar enfermedades al eliminar las impurezas y las obstrucciones del cuerpo, para que la naturaleza pueda realizar el trabajo curativo que corresponde.

Pero más allá de la parte física, el Yoga desarrolla nuestras capacidades mentales, así como también facilita la mayor agudeza de nuestros sentidos y la expansión de nuestro horizonte intelectual mediante la respiración rítmica, la concentración y el fomento de nuestra actividad glandular. Y finalmente, gracias a la meditación, el Yoga capacita al hombre para acercarse más y más al desarrollo de su naturaleza espiritual.

En el Yoga, la relajación se considera como un arte, la respiración como una ciencia y el control mental del cuerpo como un medio para armonizar el cuerpo, la mente y el espíritu. Los movimientos, algunos de los cuales están ideados imitando las posturas de distintos animales, son siempre lentos, suaves, plásticos, relajados, conscientes, y exigen una permanente y activa participación mental. Todo el trabajo es una dialéctica entre tensión y relajación. Es importante estimular, elastizar, tonificar, tomar conciencia de miembros, músculos superficiales y profundos, articulaciones, columna y, del mismo modo, ir logrando una paulatina y progresiva descontracción, un aflojamiento y una relajación completos. Con el Yoga, se movilizan energías bloqueadas y se estimulan o relajan centros energéticos que de otra manera serían inabordables. De este modo, no se busca solamente generar energía sino aumentarla y formar una reserva natural para usarla en el momento adecuado.

Mataji y Iana con niños

¿Hay una edad para comenzar y una edad para terminar la práctica de Yoga? Normalmente, no debe comenzar a practicarse Yoga antes de los seis años. En la India dicen que hasta la edad de seis años, un niño todavía está conectado con el mundo de donde vino, el mundo de la fantasía, y que hay que dejarlo seguir en ese mundo, y no obligarlo a tomar ningún conocimiento sistematizado; todo se debe aprender jugando. De otra manera, estos niños crecerán con el cerebro limitado, y estarán muy bien para tomar órdenes, pero no serán creativos ni tendrán iniciativa porque ya estarán condicionados de antemano.

Se recomienda enseñar Yoga recién después de los siete años. La práctica de esta disciplina en los chicos es muy beneficiosa. Primero porque mejora su respiración y capacidad pulmonar; segundo, aumenta su concentración; tercero, mejora el carácter y los hace más sociables, y cuarto, empiezan a transmitir afecto de manera mucho más espontánea y natural.

En cuanto a la edad límite para aprender a hacer Yoga, no existe. Mataji ha tenido alumnos que comenzaron a los 90 años. “Yo no quiero decir que la mejor edad para empezar Yoga sean los 90 años, pero lo que quiero decir es que no hay edad para el Yoga.”

La práctica de Yoga puede continuarse durante toda la vida. Mataji dice: “Si usted está tomando clases de Yoga, tiene que practicar además en su casa, así el Yoga entrará poco a poco en su vida”.

“Una señora me preguntó: ‘Además de la respiración completa, ¿qué otro consejo puede darnos a aquellas personas que practicamos el canto, ya que estamos siempre un poco rígidas y preocupadas?’

”Y mi respuesta: ‘¿Para el canto? Practique Yoga y el relajamiento total. Al comienzo de su clase y antes de cualquier movimiento, acuéstese para que todo lo que trajo de la calle —el miedo, las preocupaciones, la tristeza— se disipe. Olvídese de este pesado cargamento, relájese y luego comience su práctica de Yoga. Además, debe realizar la respiración completa. La mayoría de la gente solamente usa un tercio de sus pulmones, ¿por qué no usarlos completamente?’”

INDRA DEVI

Relajación

El Yoga es de gran valor no sólo para los artistas dedicados a una misión creadora, sino que ayuda a los hombres de negocios, a los deportistas, a los oradores públicos, a las modelos, a las amas de casa, a los alumnos y a los que imparten la enseñanza, a los empleados de las oficinas, de las fábricas y de los establecimientos comerciales, ya tengan que trabajar sentados frente a una mesa, o estar de pie. En conclusión, las posturas del Yoga y los ejercicios de respiración y relajamiento pueden ser practicados por cualquiera que desee mejorar su estado físico o mental, sin necesidad de haber penetrado en las etapas más avanzadas de esta disciplina.

En una clase de Yoga, todos los alumnos deben hacer Yoga juntos. El instructor va dando las indicaciones de acuerdo al nivel de flexibilidad que tenga cada cuerpo y a su capacidad de concentración —porque hay alumnos que tienen una estructura más rígida que otros que son más flexibles, y cada uno debe trabajar a su ritmo—, pero no hay división por niveles. La diferencia entre un alumno principiante y uno avanzado es, por un lado, el tiempo en que permanece en las posturas, y por el otro, la capacidad de concentrarse en lo que sucede en su interior. Además, el Yoga es unidad, lo cual significa que todas las personas tienen cabida en este arte. No es una unión parcial con determinadas personas, sino la unión con todos, porque Dios no hace diferencias. Si bien es cierto que el Yoga nació en el ámbito hindú, su naturaleza misma lo llevó a extenderse por todos los puntos del planeta.

Mataji está convencida de que la aplicación correcta de los métodos del Yoga contribuirá a mejorar la raza humana. Esta certeza está basada tanto en la tradición de esta milenaria filosofía, como en su experiencia personal y la de sus miles de alumnos. Durante sus largos años como discípula y maestra de Yoga ha visto una y otra vez enfermedades y desarreglos de la mente y del cuerpo curados por el Yoga, y a muchas personas que han cambiado sus vidas y encontrado la felicidad.

¿Por qué los yoguis dedicaban tanta atención al cuidado del cuerpo cuando su objetivo principal era la unión espiritual con el Supremo? La respuesta es que el cuerpo para ellos y para todos aquellos que practicamos Yoga es el vehículo por el cual nos unimos con Dios. El cuerpo es el templo del Espíritu Vivo, y como tal, debe ser elevado a su máxima perfección a través de los cuidados externos e internos, manteniéndolo limpio, sano y bello. Pero nosotros permitimos que nuestro cuerpo se endurezca, envejezca y termine por enfermarse llevando una vida agitada y nutriéndonos con cualquier tipo de alimentos, que no daríamos ni a nuestros animales.

El yogui cuida su cuerpo porque es el único instrumento a través del cual puede expresar su espiritualidad. Podría decirse que la práctica del Yoga ayuda al “médico”, al “psiquiatra” y al “sacerdote” que llevamos dentro nuestro a mantenernos en perfecto estado físico, mental y espiritual.

Los beneficios del Yoga

Fíjese en la siguiente situación: Un individuo está en la estación de tren y ve que dos personas están riéndose; queda intrigado, y se pregunta: ¿de qué se estarán riendo? ¿qué chiste estarán contando? ¡Cómo me gustaría participar de ese momento! Es como una alegría contagiosa. Me tocó, me predispuso de una determinada manera.

En cambio, estoy en la misma estación y veo que dos personas empiezan a discutir acaloradamente. Sus palabras son agresivas y sus rostros se crispan en tensión. Automáticamente reacciono. Al ver violencia, mi cuerpo, mi mente se ven afectados por esa situación. Me acuerdo de otras situaciones en las cuales me vi envuelto en una discusión o fui víctima de agresiones verbales.

¿Qué quiere decir esto? Si la alegría o la rabia de personas a las cuales no conocemos nos afectan física y psicológicamente, cuánto más nos van a afectar situaciones en las cuales estamos directamente involucrados: producirán en nosotros cambios poderosos. Pero a través del Yoga aprendemos a procesar toda esa información que entra y que de alguna manera nos altera para restablecer el equilibrio a nivel físico, mental, emocional, psicológico y espiritual.

Las posturas de Yoga afectan nuestro cuerpo y tienen además propiedades curativas, preventivas y recuperativas. Las tensiones neuromusculares rara vez se deben a enfermedades de los nervios y de los músculos: son más bien reacciones del cuerpo a las impresiones de la mente y se originan en pensamientos conscientes e inconscientes, dictados, en su mayor parte, por el miedo. De este modo, la tensión corporal es consecuencia de las preocupaciones emocionales, un círculo vicioso que resulta difícil de quebrar.

El Yoga propone la búsqueda de una solución en el propio individuo. Poco a poco, no en una semana sino en varios meses, ayuda a tomar las cosas con otra filosofía, a no preocuparse por nada, a decir “Que se haga Su voluntad”. Y es tan fácil vivir sin preocupaciones, haciendo el propio trabajo lo mejor posible y dejando el resto a Dios.

Cada una de las posturas de Yoga afecta una parte específica de nuestro cuerpo y principalmente nuestro sistema endocrino. El aumento del caudal sanguíneo y de la energía nerviosa mejora y enaltece las actividades funcionales de las glándulas. Muchas personas tienen problemas físicos, y el Yoga puede sanarlos por medio de la postura adecuada; la obesidad, los dolores de cabeza, el estreñimiento, el insomnio, el pánico, los desarreglos menstruales, los problemas de postura y de columna, la timidez, pueden ser tratados por medio de posturas del Yoga con tan buen éxito como la tensión nerviosa, el estrés, el miedo, la depresión, las alergias, el retraso mental y hasta la locura.

Hay una posibilidad de cambiar su vida y es la práctica del Yoga; pero todo el Yoga: las Ásanas, la respiración, el relajamiento físico y mental, la meditación y la concentración.

LA ANSIEDAD

Dice un refrán sánscrito: “La ansiedad es la fiebre de la vida”. Esas palabras explican claramente la situación actual de la humanidad. Es muy cierto que nuestra vida es febril, pero podemos hacer algo para contrarrestar ese mal, antes de que sea demasiado tarde. En lugar de adoptar una actitud orgullosa y hacer de cuenta que el problema no existe, ¿no es mejor buscar la ayuda de aquellos que durante siglos han sabido combatir ese mal y que a la vez han ayudado a tantos hombres y mujeres a lograrlo?

Desde tiempos inmemoriales, los yoguis y ascetas de la India han practicado la relajación del cuerpo y de la mente. Para ellos, es imposible alcanzar la meta de la iluminación suprema con el cuerpo rígido y la mente confusa. Por eso han aprendido a disciplinar el cuerpo y adiestrar la mente para estar al servicio de lo Absoluto.

—Un día llegué a la Fundación minutos antes de que comenzara una clase y el edificio seguía cerrado. Me di cuenta de que la secretaria no había llegado y yo me había olvidado las llaves en casa. Una mujer estaba esperando en la vereda para entrar y cuando se dio cuenta de la situación, me preguntó con asombro:

—¿Cómo es posible que se haya olvidado la llave? —Y empezó inmediatamente a manifestar su disgusto, generando una gran cantidad de energía negativa que yo comencé a sentir dentro de mí.

Y entonces, mirándola a los ojos, le dije:

—Señora, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿Que empiece cinco minutos tarde la clase? Mirando objetivamente, ¿cree usted que este “problema” merezca semejante preocupación?

Y le expliqué que a través del Yoga uno desarrolla una profunda calma que ayuda a sobrellevar las pequeñas y grandes contrariedades de la vida.

Esa mañana, me tomé un taxi tranquilamente, volví a casa a buscar la llave, y con la misma actitud relajada regresé a la Fundación.

Uno tiene que empezar a manejar los estados emocionales y no dejar que las personas que están a nuestro alrededor nos contagien con su ansiedad. En la medida en que uno caiga en un estado de nervios, la mente se debilita y la salud se deteriora. Mataji siempre nos lo recuerda: “Usted hace las cosas lo mejor que puede, y por lo demás, que se haga Su voluntad.”

Y el Bhagavad-Gita, uno de los libros sagrados de la India, nos dice: “Asimismo, si piensas que este Alma nace o muere constantemente, entonces, oh Devoto mío, no tengas piedad de él” (II, 26).

“Pues la muerte es cierta para lo que es nacido y el nacimiento es cierto para lo que está muerto. Te ruego no quieras afligirte por lo que es inevitable” (II, 27).

Los estados de tensión nos pueden jugar innumerables malas pasadas; desde la pérdida de objetos y el olvido de citas, hasta un estado de permanente bullicio mental y el menoscabo de la salud y el vigor. Sobrevienen entonces la neurastenia, los trastornos cardíacos, las jaquecas y los desarreglos intestinales y glandulares. A menudo las enfermedades del cuerpo y de la mente se deben a la intranquilidad del pensamiento, por lo que hace falta tratarlas desde el estado mental del individuo.

Los hombres y las mujeres de la gran ciudad viven sometidos a presiones cada vez peores y no cuentan con los medios para contrarrestar tales embates. Por ello, envejecen prematuramente, tienen trastornos nerviosos, o simplemente están cansados y ya no se sienten motivados para vivir. Sus rostros están tensos, de mal humor, y sus movimientos son bruscos y rápidos. Su nerviosismo se advierte en la manera de manejar, que es agresiva y violenta.

EL ESTRÉS

La principal causa de envejecimiento prematuro es el estrés, que ocasiona grandes estragos en nuestro cuerpo y nuestra mente. Según la medicina psicosomática hay un centenar de dolencias que pueden ser atribuidas a un estado de depresión o ansiedad. Ellas incluyen el asma, los cálculos biliares, las dolencias cardíacas, la gripe, entre otras. Por eso es fundamental alcanzar un estado de paz mental; no sólo nos mantiene físicamente saludables sino también hermosos. La relajación permite que el cuerpo esté en equilibrio, lo que se trasluce en la mirada, la piel y la armonía de todo el cuerpo. Una persona que está tensa, y es violenta e impulsiva, por más hermosa que sea, no dejará que los otros perciban sus verdaderos encantos. Mientras que otra que no tiene facciones tan perfectas, si tiene una mente clara y un espíritu tranquilo será muy llamativa para los demás. Ser hermosa de verdad supone ser hermosa por dentro y por fuera.

“Muchas veces le pregunto a la gente, por qué está deprimida, y no saben qué responderme. No han tenido ninguna desgracia, no hay un gran motivo para que se sientan tan desanimados. ¿Saben cuál es la causa de su depresión? La falta de oxígeno o Prana, que es la fuerza vital, en el cerebro. Nosotros fabricamos Prana en nuestro cuerpo, pero como no respiramos bien, nuestros órganos reciben una insuficiente cantidad de esta energía, y por eso vienen las depresiones. Para esto es muy útil la Parada de cabeza o la Media parada de cabeza.”

INDRA DEVI

Parada de cabeza (Shirshasana)

“Cuando le pregunto a la gente cuál es la causa de su estrés, no saben... El estrés nace de las preocupaciones, de no saber cómo manejar las circunstancias en las que uno se encuentra. ¿En qué puede ayudar a una persona que sufre estrés el hacer Yoga? El Yoga puede, poco a poco, no en una semana, sino en varios meses, ayudar a tomar las cosas con tranquilidad y a vivir sin preocupaciones... Y es tan fácil vivir sin preocupaciones, tan simple la solución...”

Uno puede seguir la actitud de la piedra o del agua. Muchas veces nos encontramos ante una persona que tiene una actitud de piedra, es decir inamovible, y reflejamos esa misma disposición, adoptamos la rigidez de una piedra. ¿Y qué pasa cuando dos piedras se encuentran? Se sacan chispas, se rompen y se deshacen.

En lugar de ello, deberíamos adoptar la actitud del agua. El agua es flexible y se amolda a la vasija en la que se encuentra, la que se desgasta con tiempo, paciencia y perseverancia. Si se encuentra en ambientes muy fríos, se solidifica pero no pierde su esencia; apenas encuentra el calor, vuelve a ser agua. Si se encuentra en temperaturas muy calurosas, se evapora, para volver a transformarse en agua cuando encuentra el frío. En cambio la roca, una vez que se rompe, se desintegra.

Nosotros tomamos muchas veces la actitud de la roca y somos duros e inflexibles, pagando un precio muy caro por ello. El agua, en cambio, se va renovando de acuerdo a los obstáculos que se presentan en su camino hacia el mar.

LA TENSIÓN

La mayoría de la gente que comienza a practicar el Yoga lo hace porque sufre de tensión muscular y quiere aprender a relajarse. Toda tensión es una forma de reacción externa a actitudes internas que se manifiestan a través del sistema nervioso central. Existen varias clases de tensiones: físicas, mentales y neuromusculares. La tensión física es causada, por lo general, por la contracción sostenida de los músculos debido al trabajo o a los deportes. Si esta tensión persiste, se vuelve tensión neuromuscular. A su vez, cuando el cuerpo está físicamente tensionado, también la mente se ve afectada, y viceversa: la tensión mental puede asimismo originarse en el pensamiento y repercutir en el cuerpo, que se vuelve rígido.

Lo terrible de todo tipo de tensiones es que terminan formando entre ellas un círculo vicioso: la tensión mental es el resultado de la tensión física, en tanto que la tensión corporal es a su vez consecuencia de preocupaciones o apremios emocionales. En cuanto se cierra este círculo, resulta muy difícil de quebrar. Así, por ejemplo, cuando la tiroides está excesivamente activa o agotada por la vida demasiado intensa que lleva el individuo, produce a su vez un estado físico que origina desarreglos emocionales. Estas alteraciones acentúan aun más la tensión muscular. Y cuando sucede esto, se producen bloqueos a nivel energético: la circulación sanguínea y el Prana no funcionan como deberían y se producen dolores de estómago, falta de aire, dolor de cabeza y malestares generales.

La gente se dedica a probar infinidad de técnicas y recetas para conseguir relajarse, pero no consigue liberarse de la terrible tensión que sufre. Y la verdad es que no hay píldora ni aparato que pueda ser eficaz durante mucho tiempo, cuando el problema consiste en liberar la mente de preocupaciones y el organismo de tensión. El Yoga y las técnicas de relajación buscan descubrir los focos de tensión que hay en nuestro cuerpo y diluirlos, pues a través de las posturas no sólo logran agilidad y fortaleza muscular sino descanso mental.

Todos los días habría que dedicarle aunque sea diez minutos a la relajación para distender la musculatura que se ha ido endureciendo ante cada una de las circunstancias a las que estamos expuestos. Actualmente, hasta los niños se tensionan, y sobre todo como consecuencia de estar rodeados por adultos tensionados.

Por eso os digo: No os inquietéis por vuestra vida, por lo que habéis de comer o de beber, ni por vuestro cuerpo, por lo que habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad cómo las aves del cielo no siembran, ni siegan, ni encierran en graneros, y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? ¿Quién de vosotros con sus preocupaciones puede añadir a su estatura un solo codo? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Aprended de los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan ni hilan. Pues yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana es arrojada al fuego, Dios así la viste, ¿no hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No os preocupéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, qué beberemos o qué vestiremos? …Buscad, pues, primero el reino y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura. No os inquietéis, pues, por el mañana; porque el día de mañana ya tendrá sus propias inquietudes; a cada día bástele su afán. (Mateo 6, 25-34)

“Siempre les digo a todos que, en la medida de lo posible, se compren una hamaca paraguaya o del tipo jaula de mimbre, y la instalen en su casa. Una señora que siguió mi sugerencia, me comentó una vez: ‘Desde que tenemos la hamaca todo cambió en casa, pues ahora al llegar de la calle, nos quitamos los zapatos, cambiamos la ropa, y nos tiramos un rato en la hamaca, disfrutando de su ritmo suave y relajante; en mi hogar se vive una armonía y una paz diferentes’. Todos pueden experimentar los beneficios de este ingenioso modo de tranquilizarse y comprobar sus resultados positivos”.

INDRA DEVI

EL RELAJAMIENTO

Con frecuencia sucede que cuanto más se quiere relajar una persona, más se tensiona, como el que quiere dormirse a toda costa y no lo consigue justamente por estar tan empeñado en lograrlo. La relajación no es simplemente ausencia de tensión sino la búsqueda activa de un estado de armonía y de paz que, por lo tanto, implica un esfuerzo.

Existen tres tipos de relajación. En primer lugar, existe la relajación del cuerpo en la que se descansan todos los músculos; luego la relajación de la mente, durante la cual se libera a ésta de toda preocupación; y por último, la relajación neuromuscular, es decir, la relajación de la mente y del cuerpo combinados. En la práctica del Yoga se busca ir más allá, a un relajamiento que abarque, además del cuerpo y la mente, el espíritu.

Es importante saber que existen técnicas para la relajación en las

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