Índice
PORTADA
CRÉDITOS
PORTADILLA
DEDICATORIA
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34
35
36
37
38
39
40
41
42
43
44
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
60
61
62
63
64
65
66
67
68
69
70
71
72
73
74
75
76
77
78
79
80
81
82
83
84
85
86
87
88
89
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
100
101
102
103
104
105
106
107
108
109
Sobre el autor
SOBRE LA ILUSTRADORA
LA HISTORIA DE LOS LIBROJUEGOS
ELIGE TU PROPIA AVENTURA
Para Ramsey y Anson.
Y para Shannon.
1
Martes,primera hora de la tarde,finales de junio. Mientras bajas al laboratorio que tienes en el sótano de la casa de tus padres, suena el teléfono fijo. Entras corriendo y descuelgas.
—Por favor, por fav... —dice una voz muy débil. Luego, la línea se corta con un fuerte clic.
¡Vaya! Eso sí que no te lo esperabas. A ti, que aspiras a detective e investigas fenómenos paranormales, esto te pilla con la guardia baja. Te dejas caer en la silla de trabajo. El caso es que la voz sonaba realmente desesperada.
Mientras se enciende el ordenador, contemplas tu despacho-laboratorio de investigación,donde no ha entrado el calor del día. Te rodean las herramientas de tu oficio: focos activados por infrarrojos, cámaras de alta velocidad y miras nocturnas, entre otras cosas. Dos grandes estanterías recubren las paredes desde el suelo hasta el techo, repletas de títulos no aptos para asustadizos: Asesinato por diversión, Espíritus y espectros y Los cadáveres de mi vida, por citar solo unos cuantos.
Ve al capítulo siguiente e
2
El teléfono vuelve a sonar y ahora ya te has preparado. Descuelgas el auricular antes de que termine el primer tono. Al mismo tiempo, activas los programas de localización de llamadas y grabación de voz de tu portátil y anotas la hora: 14:42.
—¿Diga? —respondes.
—¡Socorro, tiene que ayudarme...!
Ve al capítulo 6 e
3
No puedes negar que tienes miedo, pero el hombre en el suelo necesita ayuda. La única arma que se te ocurre es el cortaplumas que siempre llevas en el bolsillo. Lo sacas y lo blandes de un lado a otro mientras corres hacia delante. Parece que los chimpancés se retiran un poco, pero no dejan de gritar. Justo en el momento en el que llegas hasta él, los monos se van saltando hasta las extrañas ruinas que hay junto a la casa. Se columpian unos segundos por el amasijo de vigas retorcidas y desaparecen.
Vuelves la atención hacia el hombre tendido en el suelo. Se diría que sus respiraciones entrecortadas son prácticamente sollozos.
Ve al capítulo 10 e