Capítulo uno
Tu responsabilidad
de hacer marketing
Sí inhalé.
Yanik Silver sopló una nube de humo de marihuana directo a mi cara. Sólo tuve una opción: inhalarla.
Nunca pensé que mi mayor lección en marketing sería durante un juego de billar, coronada con un signo de exclamación de marihuana. Fue una borregueada que duró toda la vida.
Muchas personas consideran a Yanik el padrino del marketing en internet. Ayudó a innovar en el uso del marketing por correo electrónico en sus primeros días, cuando la gente todavía esperaba escuchar la icónica notificación de AOL: “Tienes un correo”. Cuando la gente pensaba que un sitio de internet innovador era el que tenía un GIF animado de “en construcción”, fue pionero en las páginas de venta con imágenes de producto profesionales y botones claros. La habilidad de Yanik en marketing le dio la compañía de sus sueños: Maverick1000. Creó una red global como manifestación del propósito de su vida: apoyar a emprendedores visionarios a hacer crecer sus negocios y a tener un mayor impacto en el mundo.
Yo acababa de lanzar mi primer libro, El empresario del papel higiénico, y caí redondo en la creencia de que “un buen libro se vende solo”. Creía tanto en eso que temía que los ejemplares se terminaran en el primer mes. Después de todo, si lo crees lo creas, ¿no? O como dicen en la película Campo de sueños: “Si lo construyes, vendrán”. Así que junté dinero con amigos, vacié mi cuenta de ahorros titulada “rómpase sólo en caso de emergencia extrema” y pedí 20 mil ejemplares de tapa dura, los cuales estaban en un solo centro de distribución, juntando polvo. El lanzamiento de mi libro fracasó. El primer día vendí cero ejemplares. Zippo. Nada. Zilch. Nadita. ¿Me entiendes? Ni mi madre compró un libro ese día, ouch.
Derrotado, tenía dos opciones: aprender a publicitar de manera efectiva, rápida, o abandonar mi sueño. Pero ¿por dónde empezar? En aquel momento, las estrategias usadas por algunos especialistas en marketing exitosos me daban náuseas. El marketing online en 2005 se había convertido en algo tan común que quienes lo hacían tenían un título: infomarketer. Al menos, así les decían de frente. A sus espaldas, a esos charlatanes se les llamaba con nombres que no repetiré aquí. Sabes de quién estoy hablando. Un tipo que se para frente a un jet privado (que no es suyo) en la pista (a la que se coló), recargado en un Bentley nuevo (que rentó por unas horas) y te promete el mundo. Sus métodos eran asquerosos y falsos en el mejor de los casos… manipuladores y predadores en los peores.
Yanik siempre desarrolló un papel más allá de la táctica del mes y no necesitaba probar que sabía hacer lo suyo con fotos y mensajes falsos. Yanik publicitaba de manera auténtica, genuina, real y por eso busqué su consejo.
Deseaba de manera desesperada que la gente notara mi libro, pero no quería usar esas repugnantes tácticas aduladoras. Así que en vez de eso traté de seguir la checklist de marketing de libros de la forma en que se supone que todos los autores publicitan: enviar un comunicado de prensa, hacer una fiesta de lanzamiento, comenzar un blog, obtener el respaldo de alguien de renombre, pero todos mis esfuerzos fracasaron en generar algo más que un par de ventas.
Al girar mi taco en el billar, compartí mis frustraciones con mi nuevo confidente.
—Bola cinco, tronera de la esquina.
Al moverse a través de la mesa delicadamente, Yanik anunciaba sus tiros y las bolas giraban hacia las troneras siguiendo sus órdenes, todo mientras escuchaba con atención mi historia. Coronó el juego hundiendo la bola ocho de manera tan experta que la bola blanca retrocedió hasta el lugar exacto para el comienzo del siguiente juego. Mientras tanto, yo estaba parado a un lado como una planta en maceta. Una planta en maceta que comparte su historia de lucha, pero una planta a fin de cuentas.
El juego terminó, Yanik me hizo una seña para que tomara mi cerveza y saliera con él para ver las colinas de Maryland. Después de un momento dramático de cine demasiado largo (así lo sentí), preguntó:
—¿Tu libro es mejor que las cosas que venden todos?
—Sí.
—¿Tu libro ayuda más al lector que los de los infomarketers?
—Claro que sí. Es todo lo que sé. Ayudará a los empresarios.
—Si los consumidores compran las cosas de los infomarketers y no las tuyas, ¿qué sucederá?
—Serán estafados, Yanik. Mi libro es mucho mejor que toda esa basura. En verdad creo eso con todo el corazón.
Yanik sonrió, como si por fin le hubiera dado la respuesta que quería y dijo:
—Entonces tienes la maldita responsabilidad de superarlos.
Wow.
Yanik comenzó a hacerse un porro en la mesita de al lado.
—Si la gente está comprando mierda —continuó—, tal vez sea su problema, pero es tu culpa.
A pesar del clima cálido, sentí un escalofrío en la espalda. Estaba en lo correcto. Era mi responsabilidad y si sentía que tenía una alternativa viable a los malos consejos de negocios que había, era mi culpa que la gente no la conociera.
Yanik me dejó sentado con la bomba de verdad que acababa de tirarme mientras terminaba de enrollar su porro. Entonces dijo:
—La gente va a comprar, ése no es el problema. Pero sólo puede comprar lo que sabe que existe. Si tu solución es mejor, debes hacer que la vean.
Después le dio una fumada a su cigarro y sin advertencia sopló el humo directo a mi cara. Fue un momento profundo. Inhalé todo, incluida la nube de marihuana.
Yanik se recargó en su silla y contempló el horizonte.
—Mike, ¿cuál es tu mejor por qué?
—¿Mi mejor por qué? ¿A qué te refieres?
—¿Por qué estás en este planeta? ¿Qué impacto estás destinado a tener en el mundo?
Maldición, hermano. Yo sólo quería vender libros y el senséi Yanik quería hablar del significado de la vida. Pero ¿quién soy yo para cuestionar a un erudito del marketing?
Tal vez una fuerza superior intervino. Tal vez en mi corazón siempre supe la verdad. O tal vez sólo fue la marihuana. Pero luego pronuncié las palabras que he usado desde entonces para definir el propósito de mi vida. Las palabras que me sacan de la cama cada mañana y me guían en los días largos y difíciles. Las palabras que me emocionan antes de cada discurso que doy. Las palabras que me guiaron mientras escribía de manera febril este libro para ti.
—Estoy aquí para erradicar la pobreza empresarial —le dije a Yanik—. Ése es mi mayor por qué.
—Pobreza empresarial —dijo Yanik, como si probara las palabras con la lengua.
Me senté en el borde de la silla.
—Sí, creo que los empresarios cambian el mundo: son innovadores y solucionadores de problemas, pueden resolver algunos de nuestros mayores conflictos, pero la mayoría apenas logra sobrevivir. Si pudiera ayudar a dueños de negocios a salir de la pobreza empresarial, serían libres de hacer esas grandes cosas que el mundo tanto necesita.
Yanik le dio otro golpe a su cigarro y dijo:
—Entonces eso es todo lo que importa. Si tus libros te ayudan a cumplir tu mayor por qué y ayudan a los empresarios, debes encontrar la manera de promoverlos mejor que cualquiera.
Mi llamado a las armas comenzó con una borregueada. La tuya es ahora mismo.
Tu misión de promocionar no sólo se trata de ti. Se trata de algo mucho, mucho mayor. Es sobre ti, tu familia, tu comunidad, nuestro mundo. Si ofreces algo que funciona, debes hacer que todos lo conozcan. Te necesitamos, pero no sabemos que existes. Y tu responsabilidad es arreglar esa parte de no saber que existes. Empieza de inmediato.
Rápido, menciona algo que haces mejor que la competencia. ¿Tus servicios son más completos? ¿Das una mejor experiencia a los clientes? ¿Estás más disponible? ¿Tu producto dura más? ¿Tu servicio hace que el cliente se sienta mejor que con el de la competencia? ¿Entiendes mejor la necesidad de los consumidores? Tal vez hay múltiples áreas donde eres el ganador. Sospecho que pudiste identificar por lo menos una mejor con mucha rapidez. Quizá varias. Así que es bastante cierto. Eres mejor.
Y si tu oferta es mejor que las alternativas, no deberías tratar de publicitar para tus prospectos, debes publicitar para ellos. Tienes la responsabilidad de vencer a la competencia, pequeñas y grandes empresas por igual —las compañías sin escrúpulos, las que dan menos, a las que no les importan sus consumidores—. De lo contrario estás dejando que tus clientes sean estafados. Tienes la responsabilidad de tratarlos bien (a ellos y a tus prospectos) mediante el marketing de tu empresa. Si tienes una mejor opción para todos, pero no saben que existe, se ven obligados a conformarse. Ése puede ser su problema, pero es tu responsabilidad arreglarlo.
Los grandes productos necesitan un marketing diferente
Ese día en la casa de Yanik, recordé el propósito de mi vida: erradicar la pobreza empresarial. Muchos dueños de negocios estaban (y todavía están) construyendo compañías para obtener libertad financiera y control en sus vidas, pero estaban (y todavía están) en una crisis constante de dinero y sintiéndose exhaustos. Arreglar esa brecha entre el sueño de libertad y la realidad de la lucha era (y todavía es) el propósito de mi vida. Por eso escribí mi primer libro, este libro y todos los de en medio. El empresario del papel higiénico no era una mejor tarjeta de presentación. No era para captar clientes. No era para volverme rico. Quería ayudar a mis lectores a conseguir un cambio real y duradero. Pero de algún modo estaba perdido.
En retrospectiva, todavía estoy enojado conmigo. Yo sabía. Construir mis primeros dos negocios me enseñó que la única manera de estar frente a la gente que te necesita es por medio del dominio del marketing y eso no tiene nada que ver con dominar un plan de marketing. Cualquier plan sólo es ficción si no puedes atraer la atención de los prospectos en primer lugar.
La simple verdad es que el marketing se da en milisegundos, no en meses. De acuerdo con la revista Time, las páginas de internet promedio retienen la atención de los visitantes por sólo 15 segundos. Instagram reporta que la gente pasa menos de 10 segundos en una publicación. ¿Y qué hay del marketing más cotidiano? Te apuesto que revisas la carpeta de tus correos electrónicos no deseados a una velocidad increíble.
De acuerdo con Interactive Advertising Bureau, un anuncio debe tener la atención de los espectadores por lo menos un segundo para tener una oportunidad de éxito. Si un prospecto se aleja de tu marketing en menos de un segundo, en milisegundos, lo perdiste. Aunque un plan de marketing es una herramienta maravillosa para programar lo que sabes que funciona, tu prioridad número uno es averiguar qué sí funciona en esos momentos de milisegundos.
Prueba esto. Ahora mismo, parpadea tan rápido como puedas. Ese parpadeo que acabas de hacer tomó más de una décima de segundo. El parpadeo promedio dura, escucha esto, 250 milisegundos. Según The Christian Science Monitor, los pensamientos se pueden generar y actuar en menos de 150 milisegundos. En otras palabras, toma más tiempo parpadear que, de manera cognitiva, notar algo y considerar qué hacer con eso. ¿Con qué te quedas? El marketing exitoso sucede en un parpadeo. Tu prospecto parpadea y sigue adelante o (si lo haces bien) se queda. Necesitas ganar el parpadeo.
La clave para el marketing exitoso en milisegundos es simple: sé diferente para que la gente deba notarte. Sé lo suficientemente diferente para que la parte cableada del cerebro humano obligue al prospecto a poner atención y considerar lo que está viendo.
La ironía: aunque usé ideas de marketing innovadoras para vencer a la competencia y hacer crecer mi negocio hasta obtener ganancias de millones, cuando se trató de promocionar mi libro, me alineé con el statu quo. Hice con exactitud lo que garantiza la invisibilidad: anuncié como todos.
Tardé algunas semanas en darme cuenta de por qué había seguido los estándares de la industria: no me consideraba un autor verdadero. Escribí un libro, sí. Pero era sólo un novato y aunque tenía confianza en mi trabajo, no estaba seguro de lo que otros pensarían de él.
Me sentía como si llegara de una ciudad diferente al primer día de secundaria: lleno de inseguridad. ¿Encontraría a mis amigos? ¿Ellos me encontrarían? ¿Me darían la bienvenida? ¿O los bullies me harían calzón chino? Así como el primer día en una nueva escuela, adoptar una postura es un momento frágil cuando se lanza un libro.
La verdad: quería que me notaran sin que me notaran. Quería obtener las recompensas de la atención sin el riesgo de obtener atención. ¿Y si la gente pensaba que estaba ahí afuera, siendo muy tonto, muy de Jersey? Me conformaba con la aburrida comodidad de pasar desapercibido en vez de correr el estremecedor riesgo de no poder ser ignorado.
Por fin hizo clic. Sentado en la terraza de Yanik, me di cuenta de que nuestro miedo a sobresalir es la principal razón por la que batallamos para hacernos notar. La gente pierde el juego de marketing porque sigue las reglas, reglas que ni siquiera existen.
Cuando Yanik acomodó mis pensamientos, regresé a la única estrategia que funciona de manera constante: hacer marketing diferente.
Pensé en algunos de los infomarketers auténticos que no caían en la categoría de charlatanes. ¿El común denominador? Al final, los buenos en el espacio de información destacaron por ser diferentes.
Jeff Walker, por ejemplo, publicitó sólo un producto, Product Launch Formula (PLF), durante más de una década y contando. Se convirtió en la autoridad de la industria al hacer lo que los demás no. Sin mansiones escenificadas, Jeff creó videos de su hogar en la montaña en Colorado, el mismo que ha tenido desde hace más de 20 años. No de un Bentley rentado. En vez de eso, continuó utilizando su camioneta usada Ford F-350, 1997, porque la ama. Cuando la competencia zigzagueó con apariencias, Jeff lo hizo con realidad. Diferenciarse no es hacer más de lo que ellos hacen. Diferenciarse es hacer más de ti.
En mi interior, sabía que mi libro ayudaría a otros más que las alternativas, pero ¿y eso qué? Ser mejor no importa hasta que te das a conocer. Y no te darás a conocer a menos que seas diferente. Maldito sea el calzón chino.
Escucha: tienes algo genial. Está hecho de tu imaginación, tus noches en vela, tu sudor y tu determinación. Esta cosa es importante. Es la cosa. Sabes que a la gente (la gente correcta) le encantará esta cosa. La necesita. El problema es que ya la hiciste y, a pesar de lo que prometen las películas, nadie llega. Tal vez ni siquiera tu mamá. Y pocos vendrán, hasta que te vuelvas diferente.
Quizá ya invertiste en estrategias de marketing que los supuestos expertos dijeron que todos deben hacer para competir. Tal vez compraste cursos de redacción publicitaria. Quizá contrataste redactores creativos. Tal vez mandaste a esos redactores a los mismos cursos que tomaste. Hiciste todo eso y más… y ahora sólo tienes una pequeña cuenta bancaria para mostrar.
No te alcanza para anunciarte como los grandes. Y no deberías (sólo digo). Pero necesitas vender tus cosas de alguna manera, ¿verdad? Así que compras publicidad barata en medios, anuncios en Amazon, en Google, Facebook y con una compañía que lleva todos los anuncios de todas las plataformas. Y el ciclo continúa. Tomas otro curso para aprender cómo usar la publicidad de manera más efectiva. Pruebas con correo directo. Tutoriales de YouTube. Promociones de vacaciones. Y cuando eso todavía no funciona, te entregas a una ilusión desesperada: “Si tan sólo pudiera tener un anuncio en el Super Bowl, todo cambiaría”.
A pesar de tus esfuerzos y esperanzas, no logras alcanzar los suficientes prospectos para conseguir tus metas. Y ahí estás, sentado sobre tu gran cosa, preguntándote si alguna vez llegarás a suficientes personas que la adoren, necesiten y celebren (la gente que la comprará). Ellos salen perdiendo y tú pierdes todo.
Por desgracia, esta lucha se justifica de muchas maneras autocríticas. “No sé cómo vender.” “Tal vez esta cosa no es tan buena como pensé.” “Quizá las otras cosas son mejores.” “A lo mejor, ni siquiera vale la pena anunciar esto que inventé.” “Tal vez es una basura.”
Mentira.
El problema no es cosa tuya. Sé que no lo es. Después de todo estás aquí. Estás leyendo este libro tratando de publicitar lo que tienes. Lo que tienes es genial. Es necesario. El problema no está en lo que ofreces. Tampoco la falta de intentos. Diablos, estás poniendo el corazón en tu negocio, haciendo todo lo posible por esparcir la palabra. Estás haciendo lo que piensas que funciona. Y ése es el problema.
Sé que parece confuso. Me explico: estás aplicando el marketing que funciona para todos los demás y ésa es la manera infalible para que ese marketing no funcione para ti. Si le copias a la competencia, estás haciendo algo que te garantiza invisibilidad. Debes vencer el miedo de ser juzgado, salir de la caja y diferenciarte.
Mira, la razón principal por la que el marketing falla es porque se alinea con lo que funciona en tu industria. Los dueños de negocios siguen haciendo lo que otros dueños hacen y eso significa que todos intentan superarse unos a otros utilizando los mismos métodos, sólo que mejores. Pero cuando todos usan los mismos métodos, nadie sobresale. Una mejor versión de la misma estrategia todavía es invisible. Cuando tu marketing es como el de tu competencia, pierdes en milisegundos. El prospecto ve una versión de algo que consideró indigno de su atención en el pasado, ahora repetido por ti. Un parpadeo y sigue adelante.
¿Por qué gravitamos hacia los llamados métodos de marketing comprobados? En el centro de eso está el miedo a sobresalir. Queremos vernos tan bien como todos los demás, así que actuamos como todos ellos. No queremos parecer como si no supiéramos lo que hacemos. Creemos que todos estos negocios establecidos lo hacen de esta manera, así que sólo tiene sentido hacerlo de la misma forma. Equiparamos supervivencia con conformidad.
El problema es que, si nos enfocamos en encajar, ¿cómo nos van a encontrar nuestros prospectos?
Imagina que estás en una habitación con 500 personas usando un traje gris idéntico. Uno de estos 500 es tu alma gemela. ¿Qué tan fácil es encontrar a tu pareja perfecta en un mar gris? Difícil. Casi imposible.
Ahora imagina que hay alguien usando un traje rojo. Esa persona llamó tu atención, en milisegundos. Así que en vez de ir una por una entrevistando a las otras 500 personas durante las siguientes ocho horas, es más fácil comenzar con la persona del traje rojo. Y diablos, tal vez hasta te convences de que es la persona para ti sólo porque sobresalió de inmediato. Este ejemplo es para un alma gemela. Un alma gemela de mierda. Y la idea de atravesar un mar de trajes grises durante horas y horas sigue siendo agotadora. Así que imagina la poca energía que invertirán tus prospectos para buscarte en tu traje gris de invisibilidad. ¿Qué oportunidad tienes de ser notado, aunque seas su alma gemela?
La mayoría de los negocios no viste de rojo cuando el código de vestimenta es gris. Más bien tratan de ser una mejor opción de gris: un gris más oscuro, más claro, más gris… Incluso si en verdad fueran mejores, ¿cómo alguien lo sabría? Todos visten del mismo color.
Hacer el mismo marketing que todos los demás una y otra vez pero mejor te dejará superfrustrado. No hay duda de por qué muchos negocios piensan que el marketing es una pérdida de tiempo y dinero. ¿Quién sería bueno para montar ese carrusel? No importa dónde te sientes, sólo son caballos pintados en tubos, yendo en círculos, sin ir a ningún lado.
Haz lo necesario para recordar esto el resto de tu vida. Escríbelo, ponlo en el espejo de tu baño, tatúatelo en una nalga. Por amor de Dios, sólo no lo olvides:
Lo mejor no es mejor. Lo diferente es mejor.
Lo diferente es cuando destacas en un instante, en el milisegundo de marketing. Llegar de rojo cuando la gente espera gris. Manejar una vieja Ford F-350 cuando todos los demás presumen su Bentley convertible (rentado). Te diferencias cuando te haces notar de manera innegable, cuando te presentas fuera del contexto que la gente espera.
Desde mi epifanía de marketing he dado discursos a cientos de miles de empresarios. Uso estos eventos para compartir lo que sé. Pero la joya oculta es que también los uso como una oportunidad de señalar los peligros del statu quo. Hago esto a través de encuestas en vivo y ésta en particular es mi favorita.
“Formen parejas y compartan su manera más efectiva de atraer clientes potenciales”, les digo. Después de un par de minutos, saco mi rotafolio y marcadores. “Todos levanten la mano. Sigan así hasta que escuchen su idea de generación de clientes.”
Como en la ronda final de Wheel of Fortune, cuando Pat Sajak le otorga al concursante cinco letras populares antes de que pueda agregar otras en un intento de resolver la frase, anoto los tres grandes trucos en el pizarrón: recomendaciones de boca en boca, recomendación del cliente y sitio de internet. Se baja cerca del 95% de las manos. Le pido a la gente que todavía tiene la mano arriba que grite su estrategia única. Marketing de contenidos es una común, cuando la añado, bajan la mayoría de las manos que quedaban. La gente grita algunas ideas más, como anuncios pagados o ferias comerciales. Para la sexta o séptima idea, se acaban todas.
Una sala llena de cientos, a veces miles de personas de negocios, todas compitiendo entre ellas en algún nivel y tienen las mismas seis ideas. Las mismas seis maneras de superar al otro, los mismos trajes grises.
Con esa pequeña demostración dejan claro que todos hacen marketing de la misma manera. Todos contestan las mismas preguntas usando el mismo lenguaje, todos siguen los mismos mejores modelos de marketing y estrategias, pero de alguna forma se creen diferentes a los demás. Incluso ver un mar de manos caer en el boca a boca o contenido no les indica que todos son iguales para el mundo de los prospectos. Porque, aunque todos hacen marketing de manera idéntica, sienten que son mejores haciéndolo, que sobresalen.
O peor, se enorgullecen del hecho de que obtienen a la mayoría de sus prospectos por recomendaciones de sus clientes. Todos dicen: “No tenemos que preocuparnos por hacer marketing, las recomendaciones de boca en boca son nuestra fuente principal”. La estrategia de la boca insípida no es una estrategia en absoluto. Es poner tus esfuerzos de marketing en las manos de tus clientes para que lo hagan por ti, a su antojo.
Esperar que los clientes te recomienden no es marketing. El boca en boca es una fuente de oportunidad maravillosa cuando sucede, pero fortuita. Las palabras clave son cuando pasa. Si un gran porcentaje de tus nuevos negocios viene de recomendaciones y de boca en boca, no estás haciendo marketing. Cruzas los dedos esperando que los clientes hagan marketing por ti. No tienes el control del crecimiento de tu compañía, tus clientes lo tienen. El boca en boca debería ser el glaseado, no el pastel.
Hacer marketing de la misma manera que todos los demás es ruido blanco. La única forma de controlar el flujo de clientes potenciales, acelerarlo o, si quieres, reducirlo, es haciendo marketing diferente del de tu competencia. ¡Sé diferente! Ése es el pastel.
Max Durovic estaba aburrido. Muy aburrido. Como parte de su trabajo para una tienda de alimentos preparados en California, tenía que pararse afuera sosteniendo un cartel de un sándwich durante horas. ¿Y si no sólo lo sostenía? ¿Y si lo giraba? Seguro, un cartel girando era mucho más entretenido para él que estar quieto. Así que lo giró en su dedo. Y con eso, Max encontró un marketing diferente.
Ese verano, Max inventó el giro de letreros, que consiste en hacer acrobacias con letreros en forma de flecha para publicitar empresas. Dice que es “tanto un performance artístico como publicidad exterior”. ¿Has visto a un tipo haciendo malabares con letreros? Llama tu atención, ¿no? Ves letreros todo el tiempo. Su gran volumen los hace invisibles. El cerebro humano es eficiente para ignorar lo intrascendente. Pero con unos pocos polvos mágicos diferentes, una vuelta y un giro, ahora ves algo que, de otra manera, tu mente habría ignorado.
En 2002, Max fundó AArrow Inc., que ha crecido a más de 30 oficinas en 10 países, registrando miles de acróbatas de letreros. Incluso tienen una competencia anual en Las Vegas. Lo diferente, hecho de manera correcta, crece.
La primera experiencia de un cliente contigo, su primera impresión de ti, es tu marketing. Si es igual que cualquier otro, tu prospecto sólo asumirá que eres igual a cualquier otro negocio en la industria, que eres otro letrero que ignorar. Diferente es hacer marketing de una manera en la que nadie más lo hace. Es poco común, inesperado y no se puede ignorar.
Haz marketing de manera diferente. Tan distinto que tus clientes ideales no puedan dejar de verte en el mar de ruido blanco de las seis principales estrategias de marketing que usa la competencia. ¡Éste es tu llamado a las armas, maldición!
Debes publicitar de forma diferente, porque el mundo necesita descubrirte. Escucha, has navegado este loco viaje llamado vida para llegar a este momento. Tal vez estás haciendo esto como un empresario solitario cargando con todo tú solo. O quizá eres el niño nuevo que se sienta en algún lugar al fondo de la industria. No importa tu situación, el statu quo, qué tan bueno seas, el marketing que pasa d