Por los países de Colombia

William Ospina

Fragmento

Por los países de Colombia

Prólogo

Feliz quien, como Joachim du Bellay, se basta con un solo poema para entrar en las antologías de todo el mundo. Pero ese poema habla de algo esencial, que acaso otros dijeron antes tan bien como él, pero que él retomó y grabó para siempre en la memoria humana.

Plus me plait le séjour qu’ont bati mes aieuls

Que des palais Romains le front audacieux,

Plus que le marbre dur me plait l’ardoise fine:

Plus mon Loire gaulois, que le Tibre latin,

Plus mon petit Liré, que le mont Palatin,

Et plus que l’air marin la douceur angevine.

(Me place más la morada que construyeron mis abuelos

que el frente audaz de los palacios romanos,

más que el duro mármol me place la delgada pizarra,

más mi Loira de las Galias que el Tíber latino,

más mi pequeño Liré que el monte Palatino,

y más que el aire marino la dulzura de Anjou).

La primera de todas las antologías es la que cada quien lleva de sus versos queridos. Es misteriosa y entrañable y no está sujeta a debate, ni es obligatoria, ni es refutable.

Borges dijo en algún sitio que desconocía totalmente la literatura de Hungría o de Sudán, pero que no dudaba de que en ellas estaría todo el alimento que necesita el espíritu. Suficiente argumento contra los confitados adoradores del canon universal que pretenden legislar desde los viejos centros de la esfera y olvidan que un buen verso de González Martínez vale por uno de Rossetti o de Verlaine. Más vale estar siempre dispuestos a encontrar la belleza que haber decidido de antemano dónde puede estar y dónde no. Homero a veces se duerme, pero Tirteo a veces se despierta.

Mucho le debo a la poesía de mi país, y este libro quiere ser testimonio de esa gratitud, pero el azar y el tiempo no siempre me han permitido abonar a esas deudas. A la célebre estrofa del boliviano Ricardo Jaimes Freyre:

Peregrina paloma imaginaria

que enardeces los últimos amores,

alma de luz, de música y de flores,

peregrina paloma imaginaria

puede equivaler por su música esta de Antonio Llanos:

Te han sentido las fuentes del acento

y el casto pulso musical del río

cuando el relente de oro del estío

vibra en los lirios móviles del viento.

El poema «Olvido», de Rafael Maya, podría honrar cualquier colección de poesía en lengua española:

Al fin me has olvidado. ¡Qué suave y hondo olvido!

Tras el incierto límite de nuestro oscuro ayer,

la estrella que miramos los dos ha descendido

como una dulce lágrima que se rompe al caer.

Y así de tu regazo me alejo, entristecido,

como uno que abandona su campo sin querer,

mirando que tus ojos, como el cristal herido,

prolongan la agonía de un vago atardecer.

Al fin me has olvidado. Recónditas congojas,

en medio del crepúsculo que anubla un vuelo de hojas,

callad para que pueda pasar esta mujer.

Y escucharé más tarde, bajo la noche ciega,

posarse el pie desnudo de la que siempre llega

sobre los rastros de esa que nunca ha de volver.

Lo mismo digo de este soneto de Juan Lozano y Lozano:

Hoy he pensado en nuestro amor, lejana

novia que quise, un tiempo, hasta la muerte;

hoy me ha venido la obsesión de verte

otra vez, en tu idílica ventana.

Se vive de ilusión. Es tan humana

esta ansia nuestra de engañar la suerte;

y mis sueños cifraron en quererte

su miraje, como una caravana.

Y ¡oh enigmas del amor y la conciencia!

Al rodar monocorde de la ausencia

se durmió tu memoria en mi destino.

Y hoy te recuerdo, porque no te quiero,

así como despierta el molinero

al pararse la rueda del molino.

Habría querido hablar de mi gusto por la traducción de la Eneida que hizo Miguel Antonio Caro. Ya no se lee, por supuesto, aunque en una época era la versión oficial de Virgilio en nuestro continente; y están muy lejos esas octavas reales en endecasílabos clamorosos de las traducciones que prefiere nuestra época, y que se esfuerzan por imitar la larga cadencia de los hexámetros latinos. ¡Pero qué hazaña laboriosa y delicada haber construido aquel palacio de versos, haber vestido a Virgilio de hombre de letras renacentista, a la manera de Quevedo o de Ariosto!

También habría querido hablar de mi gusto por Rafael Pombo, cuyo poema «Hora de tinieblas» es poderoso como un trueno, y cuya fábula infantil «El renacuajo paseador», divertimento que no hay colombiano que no conozca, parece (más de un siglo después) que hubiera sido escrito esta mañana.

Se diría que toda selección se hace para deplorar a los que quedaron por fuera. Más grave es que, no por el hecho de haber incluido a un autor, ello signifique que hayamos sido justos con él. El poeta peruano Antonio Cisneros, una de las grandes voces de nuestra poesía contemporánea, me habló del agrado y del asombro que le había causado encontrarse con la obra de Barba Jacob, y recuerdo siempre el momento en que José Emilio Pacheco sostuvo, en la primera Feria del Libro de Bogotá, que Barba Jacob es un poeta mexicano. Habría que decir que también es guatemalteco y hondureño y cubano. Dos ensayos sobre él aparecen en este libro, pero todavía no siento que haya expresado lo que más hondamente necesito decir de él. A lo mejor tendré que escribir un libro, para acompañar la tremenda biografía que hizo Fernando Vallejo. También siento que todo está por decir de León de Greiff, un poeta que no cabe en ninguno de los movimientos que estudian los académicos, en ninguno de los esquemas que barajan los críticos.

Pero no será este prólogo el espacio adecuado para corregir o mejorar el libro. Sólo quiero mencionar finalmente un verso. Es de Diego Fallon, el poeta tolimense que le dio su nombre a uno de los pueblos de la cordillera. Viendo la noche desde las montañas, donde vino su padre irlandés a explorar las minas de oro, sobre la inmensidad del cañón del Gualí, el poeta, en su célebre poema «La luna», dice en algún momento que los Andes, enlutados en la distancia, son para él la tumba donde se encierran

Las cenizas de mundos ya juzgados.

En esas seis palabras parece caber la eternidad.

W. O.

Por los países de Colombia

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos