Buñuel y Remedios Varo

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El 8 de octubre se cumple medio siglo de la muerte de la pintora Remedios Varo, figura fundamental en la historia de la plástica mexicana. Para recordar a la artista, la crítica de arte Raquel Tibol, una de las voces más autorizadas en el tema, comparte con los lectores de La Jornada un testimonio acerca de la autora de una vasta, compleja y deslumbrante obra. La segunda parte se publicará el domingo próximo (PUBLICADO EN LA JORNADA EL 29 DE SEPTIEMBRE DE 2013 http://www.jornada.unam.mx/2013/09/29/opinion/a03a1cul y http://www.jornada.unam.mx/2013/10/06/cultura/a03a1cul)

Remedios Varo pertenece a la generación que vivió de manera consciente y fue marcada por la primera y la Segunda Guerra Mundial. Llegó a México en 1942 en compañía de Benjamin Péret, a quien había conocido en 1936 en España, cuando él decidió ir personalmente a expresar su solidaridad a los anarquistas concentrados en el frente de Aragón y tratar de unirse a las Brigadas Internacionales.

Cuando comenzaron a vivir juntos en 1937, ella tenía 29 años de edad y llevaba cuatro separada de su marido, el pintor Gerardo Lizárraga, condiscípulo suyo en la Academia de San Fernando de Madrid, con quien se había casado en 1930. Su unión con Péret, hombre de extrema izquierda, demuestra que no compartía la filiación política de su hermano Luis, menor que ella y su adorado compañero de juegos infantiles, quien militaba en las filas del franquismo. Su hermano mayor, Rodrigo, era republicano, fue encarcelado por los falangistas y debió exiliarse en Venezuela para poder ejercer su profesión de médico.

¿Habrá sido Remedios la gacela perdida en un cine de los bulevares, la que tenía en la mirada picaflores que huían por los espejos, a quien Péret declara su amor en el poema ¡Hola!, publicado en Je sublime justamente en 1936?

En 1937 Remedios y Péret llegan a París pensando tramitar su pronta salida hacia México, alentados por los planes que desde 1936 venía elaborando en tal sentido André Breton, quien sí logró partir a fines de 1937. El 9 de junio de 1938 Péret le escribe angustiado la siguiente carta a Breton:

Mi querido André: Recibí ayer tu tarjeta postal. Desde hace casi seis semanas estoy esperando los papeles que necesito para partir. Fraysse me ha prometido arreglar las cosas en el Quai d’Orsay, de conseguir un pasaporte a Remedios y de obtener después nuestras visas diplomáticas. El Quau d’Orsay nos ha hecho dar vueltas de semana en semana para finalmente negar toda posibilidad alegando que yo deseo ir allá por razones políticas y que mi pasado en este terreno no le permite confiar en mí, etc. Ya puedes imaginarlo. Además también han negado el pasaporte a Remedios y ahora me encuentro con el dinero del viaje asegurado y en la imposibilidad de partir a causa de este pasaporte y por la imposibilidad en que estoy de sacar trescientos dólares para depositar en la aduana mexicana. Telegrafié a Lupe (a quien escribo al mismo tiempo que a ti) y quien probablemente te ha hablado de esos telegramas.

Testimonio de aquel difí

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